2 Capítulo 23

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Fingir que nada ha cambiado después de cada muerte no es tan difícil, el cambio que hay en nosotros es tan pequeño que ni siquiera lo notamos nosotros mismos.

O así fue hasta ésta vez.

"Meliodas, Meliodas". El nombre de mi hermano entre llantos era lo único que escuchaba. 107 llamando una y otra vez a Meliodas solo aumentaba mis ganas de matar a alguien, las ganas que tenía de matarla a ella.

El vínculo no me lo permitía.

Siempre me parecerá irónico que un vínculo demoníaco la proteja.

Ese viejo debe de estar retorciéndose al ver cómo después de lo que nos hizo, los siete corazones de Meliodas latían como locos al tener a 107 tan cerca.

Decidí salir también. Espero que con el aire dándonos a los dos, esta maldita necesidad se quite de una vez. La presencia de 107 ayuda a Meliodas, pero a mí no. Necesito aire.

Elizabeth: Tal vez no me crea —dijo una vez que puso los pies de nuevo en tierra (más bien en el lomo de la madre de Hawk)—, pero pude verlo a usted hace 16 años y también a su hermana.

Me detuve de golpe.

"________: ¿Nos vio? ¿Cómo?"

"Meliodas: ¿Aún puedes decir los números seguidos?"

"________: Llevo desde que desperté pensando en lo detestable que es 107, creo que no debemos preocuparnos".

Elizabeth: Ahora entiendo… La razón de que siempre que lo veo mi corazón se llena de ternura y nostalgia.

________: 105, 106, 107… —murmuré mientras iba en los últimos escalones.

Elizabeth: Usted siempre me ha estado cuidando. Muchas gracias, Meliodas.

"Meliodas". ¿Dónde quedó el "señor"? ¿Por qué le dice ahora por su nombre?

"________: ¿Podrías evitarme notar tu felicidad?"

¿Por qué en medio de esa felicidad aún están esas ganas de matar a alguien?

Por fin llegué a fuera. Miré alrededor. Confirmo por tercera vez que todo se fue a la mierda.

Elizabeth: ¿Ya se siente mejor?

Meliodas: Si te refieres a mis corazones, no debes preocuparte —hinchó su pecho—, todos están bien y latiendo con fuerza.

Yo diría que demasiada fuerza.

Elizabeth: ¿Seguro? —Meliodas tomó su mano.

Meliodas: ¿Quieres sentirlos? —puso la mano de 107 sobre su piel.

Estaba lista para detener esto, pero me detuve al ver qué 107 no había tenido la reacción habitual. No había gritado, no se había alarmado, no había hecho un escándalo. La 107 de la mente de Meliodas y mía había hecho más alboroto que la verdadera.

Y no tenía idea si esto era buena o mala señal.

________: ¿Comenzaron una relación y no me di cuenta? Esto solamente comienza a pasar cuando formalizan (de nuevo).

Meliodas: Debo de admitir que también me siento un poco sorprendido. ¿No hay nadie que podamos matar?

________: Hay alguien, pero no creo que quieras.

Enojo. La ola de enojo que sentí de él y que exteriormente disimuló muy bien fue lo siguiente que sentí después de mi comentario. Hace más de 3000 años que no sentía esta satisfacción por haber provocado esta ola de enojo. Ni siquiera había logrado provocarla en este tiempo que ha pasado.

Nanatsu no taizai: La guardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora