Extra 3

99 11 1
                                    

Elizabeth no era la única diosa que odiaba (la que más odiaba claramente sí), había muchas más, siendo sincera, solo a Mael no lo odiaba. En fin, había una diosa que si no fuera por el vínculo sentimental hubiese odiado más que a Elizabeth, incluso la odiaba más que a Ludociel.

Lo patético es que la odiaba porque estaba celosa.

Llegamos a Istar, una tierra de druidas. Los druidas adoran a las diosas, ugh.

Y sentía un poder detestable.

Un niño se acercó corriendo a nosotros cuando pasamos unos pilares que nos trajeron a esta tierra. Me sorprende que Meliodas y yo hayamos pasado como si nada siendo demonios.

—¡Perdón por la demora!

Meliodas: ¿Eres Theo?

El niño frunció el ceño.

Theo: ¿Quiénes son ustedes?

Meliodas: Somos caballeros sagrados de Liones, venimos en representación de Hendrikson porque se enfermó y prácticamente nos suplicó que viniéramos. Soy el capitán de los Siete pecados capitales, Meliodas. Aún faltan algunos miembros, pero podemos encargarnos sin problemas.

________: ¿Por qué hiciste una presentación tan larga?

Meliodas: No podemos simplemente llegar a un lugar donde no nos invitaron propiamente, debemos dar las explicaciones debidas.

________: ¿A descendientes de las diosas?

Meliodas: ¿En serio eso es lo que te molesta?

________: Es que todos ellos son tan… odiosos.

Meliodas: Cualquier persona para ti es odiosa.

________: Claro que no, King no es odioso.

Meliodas: Porque son iguales.

________: Tú sí eres odioso.

Theo: No creo que a las jefas les guste que estén aquí.

________: ¿Cuántas jefas son?

Theo: Dos.

________: Pues ya seremos tres a las que no nos guste que estemos aquí.

King: Deberíamos hablar con ellas.

Ban: Menos vamos a tomar alcohol.

________: No puedo creer que vaya a decir esto, pero… apoyo a Ban.

King: ¿Qué?

Ban: ¿En serio?

Merlín: Guardiana, no deberías dejarte llevar por tu antiguo odio.

Reí.

________: Mi odio es tan reciente que está intacto.

Theo: Esperen aquí, iré hablar con ellas.

King: Gracias, pequeño, toma unos dulces.

Los ojos le brillaron al niño y nos miró por unos segundos.

Theo: Pueden seguirme, pero mantengan la distancia para que pueda hablar con ellas. Pero primero dejen sus armas y armaduras —Se fue corriendo.

________: ¿Acabas de comprar a un niño con dulces?

King: Los niños aman los dulces.

Meliodas: Andando.

Nos quitamos las armaduras y dejamos las armas a un lado con excepción del fragmento del ataúd que logramos convencerlos al mostrarles la hoja rora. Caminamos observando cada parte del lugar. Todo tan… natural.

Nanatsu no taizai: La guardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora