3 Capítulo 18

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Antes de la partida de los Siete pecados capitales y de todo el drama que provocó el que la maldición de Elizabeth se activara, hubo un suceso que alteró a todo el reino. Margaret se fue en busca de su amado junto con Dreyfus y Hendrikson.

En los pocos días que llevaban de viaje, se habían estado enfrentando a innumerables demonios, tanto fuertes como débiles. Incluso en ese momento se estaban enfrentando a demonios naranjas y blancos de bajo rango que habían atacado en una montaña contra dos jóvenes que estaban en una cita.

Después de que los derrotaron (en su mayoría por Dreyfus y Hendrikson) comenzaron a curar sus heridas. La princesa tenía una en el brazo.

Hendrikson: No es necesario que se exceda, princesa —dijo mientras la curaba con su poder de druida—. ¿Ya no le duele?

Margaret : No. Muchas gracias.

Para Hendrikson fue imposible no ver la tristeza y frustración en el rostro de la princesa. Y la culpa lo invadió de nuevo. Él había sido responsable de su sufrimiento durante los últimos 10 años.

Dreyfus: ¡Par de insensatos! ¡¿Se dan cuenta de que Britannia está infestada de demonios?! ¡¿Cómo pueden venir a una cita a escondidas?!

—¿No vino a una cita también, señor?

Dreyfus: ¡¿Con quién según ustedes?!

Hendrikson: Calma, Dreyfus —intervino—. Estamos en la búsqueda de un caballero sagrado que fue secuestrado por una hechicera, ¿han visto algo que pueda ayudarnos?

—¿Un caballero sagrado y una hechicera? No, lo siento.

Dreyfus: ¡Espero que ahora tengan más…!

Hendrikson: Muchas gracias. Tengan cuidado cuando regresen a casa.

—Sí y muchas gracias, señor. —Se fue junto a su novia.

Margaret se quedó mirando mientras la tristeza la invadía. Desearía que Gilthunder estuviese con ella haciendo ese viaje.

—¡Qué hermosa alma! —Escuchó a lo lejos.

Ella volteó pensando que se trataba de Gilthunder, pero no. No era nada.

Dreyfus: ¿Está bien, princesa?

Margaret: Sí, solo… Fue el viento, no es nada.

Siguieron con su camino hasta que se encontraron con una división.

Hendrikson: Me parece que a la derecha hay una aldea.

Dreyfus: Vayamos allá entonces, para pasar la noche.

Pero Margaret se fue hacia la izquierda. Ambos hombres la siguieron sin entender muy bien lo que pasaba. Después de un tiempo se detuvieron para descansar.

Dreyfus: ¡Miren! Cacé una liebre.

Hendrikson: Está molesta, lo entiendo. Debe ser desagradable viajar con los responsables de que Gil y usted…

Margaret: ¡Claro que estoy furiosa!

Dreyfus: ¡Yo soy el mayor…!

Margaret: Soy una inútil que no puede hacer nada más esperar a que ustedes la protejan. Incluso ahora que Gil está siendo humillado por Viviann, no puedo hacer nada. De verdad, estoy agradecida con ustedes, yo sola no habría podido viajar. —Les brindó una sonrisa—. Por cierto, aún no entiendo porque no quisieron descansar en la aldea.

Dreyfus: Pero si yo dije que fuéramos hacia allá.

Margaret: No, me dijiste que fuera a la izquierda.

Nanatsu no taizai: La guardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora