Capítulo 16

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Los secretos son algo que no existen en Meliodas y en mí, o al menos no es algo que dure mucho tiempo. Tarde o temprano nos enteramos de lo que el otro oculta.

Pero eso no quiere decir que hablemos de todo lo que nos pasa.

Ya todos volvimos a la taberna y Meliodas tuvo la fantástica idea de presentar formalmente a Gowther, bueno, de hacerlo a 107.

Meliodas: Vamos, Gowther, saluda.

Gowther: Hola. —Miró a Hawk—. ¿Por qué tienen animales aquí?

Hawk: ¿A quién llamas animal?

Se pusieron a discutir. Después de eso decidimos comer. Ban preparó la comida mientras 107 servía todo. Yo solo me dediqué a beber mientras intentaba olvidar todo lo que pasó durante el día.

Esa fue la segunda vez que golpeo a Meliodas.

Saqué mi espada y la clavé en mi pierna izquierda. Los dos perdimos el equilibrio y caímos en la zona de entrenamiento. Meliodas se levantó y sentí un gran dolor en mi brazo derecho. Con las pocas fuerzas que me quedaban en el brazo saqué la espada de mi pierna y la encajé en su brazo izquierdo.

King: ¿De dónde sacas la ropa?

Ban: La compré en el pueblo.

________: Mejor dicho, la robaste en el pueblo. —Me levanté de la mesa. Si sigo así pueden sospechar de que algo me pasa.

Ban: ¿Siempre debes pensar mal de mí?

________: Sí.

Hawk: ¡Quiero comida! —se abalanzó a la comida, pero yo lo detuve.

Diane: Hawk, eso es muy impropio.

Elizabeth: Sentarse así también es impropio, Diane.

Rodé los ojos y volteé a ver a Meliodas que se despedía de Caín.

Meliodas: ¿Seguro que no quieres quedarte?

Caín: Sí, debo ir a hacer otras cosas. —Me miró—. Oye, Meliodas..., no pude evitar notarlo en tu hermana y si a ella le pasa también a ti. ¿Acaso ven en la princesa el reflejo de Liz?

Sabía que en la cara de ambos teníamos la misma expresión: neutra.

Caín: Olvídalo. Nos vemos.

Con su manos se despidió de mí y yo hice lo mismo. Los dos nos quedamos viendo como aquel viejo se alejaba y cuando lo perdimos de vista nos miramos mutuamente. Finalmente miramos solo el cielo.

Elizabeth: Soy Elizabeth, la tercer princesa del reino, es un placer conocerlo. Estoy trabajando junto al señor Meliodas y los demás para detener a los caballeros sagrados, ¿podría también brindarnos su ayuda?

Gowther: No.

—¡No! —preguntaron todos sorprendidos.

Ese es Gowther.

Gowther: No debería ser una presentación, ya nos conocíamos desde antes.

Me siento decepcionada.

Elizabeth: ¿Entonces ya conocía al señor Meliodas?

Meliodas: Exactamente. —Por fin dejó de lamentarse.

________: Lamentablemente —murmuré.

Meliodas: ¿Qué dices entonces, Gowther?

Gowther: El rey me nombró uno de los Siete pecados capitales, no tengo razones para negarme a una petición de su hija.

Nanatsu no taizai: La guardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora