2 Capítulo 14

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Galand y Melascula caminaban tranquilamente mientras seguían a Ban, Elaine y Jerico. Los dos demonios esperaban a que el poder de Ban se agotara completamente para recuperar su fuerza. No esperaron mucho tiempo pues casi al instante sintieron un cambio en ellos.

Galand fue el primero en probar y golpeó el suelo con toda su fuerza.

Galand: ¡Sí! Mi fuerza volvió.

Melascula: Ahora sus movimientos deben ser muy lentos. Tu fuerza fue demasiado para él.

Galand: Deberíamos castigarlo por habernos desafiado. Melascula, ¿conoces su ubicación?

Melascula: Puedo sentir el rastro de su poder mágico.

Galand: ¡Estupendo! Tengo muchas ganas de jugar.

Jerico caminaba con Ban y Elaine sobre su espalda. Iban a paso lento, pero firme. La chica se animaba a sí misma para seguir, cada vez se sentía más cansada, pero eso no iba a detenerla. Nada iba a detenerla, o eso creía hasta que tropezó con una raíz suelta y cayó junto con ellos dos. El hada soltó una pequeña queja preocupando a Jerico.

Jerico: ¿Estás bien?

Elaine: Perdóname -murmuró llorando-. Te traté muy mal y te dije cosas horribles. Creía que Ban era el único humano amable, lo siento.

Jerico: No soy tan amable como crees.

Un impacto los hizo rebotar. Jerico giró para saber de qué se trataba y vio una gran bola de tierra y piedra acercándose a ellos rebotando sobre el suelo. Jerico corrió para evitar la gran bola que después de unos cuantos rebotes impactó delante de ellos y se alejó.

Galand: ¿Les di? -Estaban en una montaña jugando algo parecido al golf.

Melascula: No. -Hacía las bolas de tierra y piedra destruyendo una montaña.

Galand: Creo que mandaré una curva. -Usando su arma como palo de golf, golpeó la bola con fuerza mandándola en dirección de sus víctimas.

Mientras Jerico intentaba descubrir qué había sido aquello que casi los aplasta.

Jerico: ¡Esos monstruos juegan con nosotros! -Vio otra bola por los cielos. Se detuvo al ver qué volvería a caer frente a ellos, pero cuando vio que la bola regresaría entró en pánico.

Sabía que de ninguna forma podría esquivar una bola tan grande, así que tomó la decisión que le pareció la mejor. Lanzó a Ban y a Elaine quedándose ella en el camino de la bola. Sacó su espada y se preparó para recibir el impacto.

Ban: ¡Jerico!

La bola impactó con ella y su espada. Jerico fue capaz de detenerla, después de tambalear un poco destruyó la bola sintiéndose orgullosa de ella misma. Segundos después cayó el suelo.

Ban: ¿Estás bien?

Jerico: Sí, vámonos.

Ban: No, tienes que dejarnos.

Jerico: Ajá -los cargó sobre su espalda.

Ban: Vienen por nosotros, vete.

Jerico: Eso tengo planeado hacer, pero ustedes vendrán conmigo.

Elaine: Huye, Jerico -pidió llorando.

Jerico: Tal vez ustedes se hayan dado por vencidos, pero yo no. -Siguió caminando.

Galand y Melascula observaban a sus víctimas.

Melascula: Fue un golpe increíble, pero aún están vivos.

Galand: Tendré que hacer mi tercer intento. -Golpeó otra bola.

Los tres fugitivos estaban cerca de un acantilado caminando cuando otra bola impactó en la tierra y los hizo saltar directo al acantilado. Cuando Jerico creyó que ese sería el fin, Elaine usó su poder creando un tornado para amortiguar la caída.

Nanatsu no taizai: La guardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora