Rencor de Edinburgh parte 1

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En mi anterior cumpleaños mi mamá me regaló esto, pero no había tenido interés en escribir nada hasta hoy. Quiero escribir mi primera gran aventura.

Mi nombre es ________ y soy la hija de la consejera de Liones y del líder del clan de las diosas, soy la prima del príncipe Tristán y la sobrina de la reina Elizabeth y del rey Meliodas.

Por fin habíamos llegado a Edinburgh, el lugar donde estaba la persona que Tristán perseguía. Había muchos más pedazos de metal que nos habían atacado en el bosque y que habían secuestrado a las hadas y gigantes.

Necesitábamos un plan. En teoría era yo quién debía de hacerlo, pero... No podía mandarle a Tristán, no quería que volviera a pasar lo de la otra vez.

¿Tenía un plan? Sí.

¿Era bueno? Eso esperaba.

¿Se me daba bien ser estratega? Hacía años había dejado de entrenar para eso así que supongo que la respuesta es no (en ese punto exacto de la historia).

En fin, dio igual si tenía un plan o no. Tristán, como el niño impulsivo que es al igual que mi tío (según mi mamá), se lanzó al ataque usando el poder de las diosas.

El hada misteriosa, malhumorada y grosera que no dejaba de darme una sensación rara me miró y yo simplemente me encogí de hombros. No era mi culpa que Tristán hiciera lo que hacía.

¡Yo no fui quien le dijo que fuera a pelear sin un plan!

-¡Comienza a ayudarlo!

Una bola de magia se dirigía a mi primo, haría contraataque, lo sabía, solo debía chasquear en el momento exacto.

El problema: No sabíamos sincronizarnos.

________: ¡Espera!

Tristán: ¡No hay tiempo!

________: ¡No voy a alcanzar!

Tristán: ¡Ahora!

Impactó el ataqué. Chasqueé mis dedos. No funcionó. Lo había hecho un segundo tarde.

No había estropeado nada, pero tampoco había ayudado. Simplemente no había hecho nada.

Decidí ir a pelear al frente junto con él. Sería mejor y más útil que si intentara darle las instrucciones de mi plan, decirle qué hacer, pelear y potenciarlo al mismo tiempo.

El combate cuerpo a cuerpo había comenzado. Y los tres lo estábamos haciendo muy bien, pero debíamos encontrar una forma más eficiente para acabar con ellos.

¿Usar el poder demoníaco? Sería una buena solución. Lamentablemente no podíamos. Está bien, confesaré, todo era culpa de Tristán.

En fin, ¿usar el poder de las diosas? Menos peligroso y sería efectivo. Quería creer que así sería.

Pero tenía miedo. ¿Y si pasaba lo mismo?

Tristán: Si yo estoy peleando, tú puedes hacer el intento.

________: Eres muy optimista.

Tristán: Solo no debemos usar nuestro otro poder.

________: Está bien. Allá vamos. No lances pequeños ataques, concentra todos en uno grande. A la cuenta de tres lo soltarás, ¿entendido?

Tristán: De acuerdo.

Apuntó hacia los pedazos de metal. El hada estaba ahí también, pero confiaba en que se quitaría.

________: Uno.

-¡Ay, no!

Tristán: Dos.

Nanatsu no taizai: La guardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora