45. Sunagakure no Sato

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Después de meses de silencio por parte del cuervo, T/N comienza a sentirse inquieta, como si estuviera atrapada en un enigma sin resolver. Las noches se vuelven más largas, plagadas de pensamientos sobre el misterioso encuentro con Itachi y la ausencia del ave mensajera que lo acompañaba.

Un día,  T/N visita a Naruto, su amigo más cercano. A pesar de la alegría de reunirse, la conversación se torna sombría cuando Naruto saca a colación el tema de su muerte fingida.

—T/N-chan, sé que no es fácil hablar de esto, pero necesito saber qué pasó esa vez. Pensé que...

T/N, sintiendo el peso de la mentira que ha tenido que mantener, se ve obligada a desviar las preguntas de Naruto.

—Lo siento, Naruto-kun. Es algo que no puedo explicar... por ahora.

Más tarde, mientras se dirige hacia la oficina de Tsunade para recibir su próxima misión, T/N se topa con Jiraiya, el legendario Sannin.

—¡T/N! ¿Qué tal si entrenamos juntos hoy? Necesitas afilar esas habilidades si quieres superar a tu sensei aquí.

—Viejo pervertido, por favor... tengo asuntos importantes que atender hoy.

Al entrar en la oficina de Tsunade, T/N se encuentra con la mirada seria de su líder, quien le encomienda una tarea de vital importancia.

—T/N, necesito que te encargues de esta misión personalmente. Confío en tus habilidades para llevarla a cabo con éxito.

—Entendido, Tsunade-sama. Haré todo lo posible para no defraudarla.

Mientras se aleja de la oficina, el viento sopla suavemente, llevando consigo un aura de misterio y anticipación. T/N se promete a sí misma que algún día descubrirá la verdad detrás de los enigmas que la rodean, sin importar los obstáculos que se interpongan en su camino.

T/N se sumergió en una atmósfera de anticipación y preparación mientras se preparaba meticulosamente para su próxima misión. Cada herramienta ninja era inspeccionada con precisión quirúrgica, cada provisión era seleccionada con cuidado y cada detalle era considerado con atención obsesiva. El peso de la responsabilidad se cernía sobre sus hombros, recordándole la importancia de su tarea y el peligro que enfrentaría en las tierras desconocidas de Sunagakure.

El día de partida llegó y T/N se despidió con un abrazo apretado de Kenta, agradecida por su apoyo constante y sus palabras de aliento. El corazón de T/N latía con emoción y nerviosismo mientras se alejaba de su hogar, adentrándose en lo desconocido con determinación y valentía.

El viaje hacia Sunagakure fue una prueba de resistencia bajo el abrasador sol del desierto. El calor sofocante y la monotonía de la interminable extensión de arena desafiaban su fortaleza física y mental. Cada paso era una lucha contra el agotamiento y la sed, pero T/N se aferraba a su determinación, recordando el propósito de su misión y la importancia de su éxito.

Después de horas de viaje agotador, las murallas de Sunagakure se alzaron en el horizonte, un oasis de esperanza en medio del desierto implacable. El corazón de T/N se aceleró con la emoción al ver su destino tan cerca, impulsándola a acelerar el paso hacia la aldea que representaba su próxima prueba y su próxima aventura.

Al llegar a Sunagakure, el alivio fue instantáneo al encontrar un oasis de agua fresca y revitalizante. Cada sorbo era un bálsamo para su cuerpo sediento, rejuveneciéndola y preparándola para los desafíos que enfrentaría en la aldea. Con cada respiración, absorbía la atmósfera única de Sunagakure, lista para sumergirse en su misión con determinación y coraje.

T/N buscó entre las estrechas calles de Sunagakure una modesta posada donde pasaría su tiempo en la aldea del desierto. Al final, encontró una pequeña y acogedora posada que parecía ofrecer un refugio tranquilo del ardiente sol y el bullicio de la ciudad.

Al obtener la llave de su habitación, T/N ascendió por las estrechas escaleras de madera hasta llegar al piso superior. La habitación era sencilla pero confortable, con una cama limpia y una pequeña mesa junto a la ventana que ofrecía una vista panorámica del paisaje desértico.

Dejó su mochila en un rincón y se sentó en el borde de la cama, suspirando de alivio por el momento de tranquilidad. Sin embargo, su mente estaba ocupada con pensamientos prácticos sobre su estadía en Sunagakure. Sabía que debía ser cautelosa con sus gastos, ya que traía consigo una cantidad limitada de dinero y desconocía cuánto tiempo pasaría en la aldea.

T/N reflexionó sobre las opciones que tenía para ahorrar dinero durante su estancia, considerando cuidadosamente cada compra y evitando gastos innecesarios. Se prometió a sí misma ser frugal y responsable, consciente de la importancia de administrar sus recursos de manera inteligente mientras llevaba a cabo su misión en la tierra del viento y la arena.

Después de un breve descanso, T/N decidió que no podía permitirse perder más tiempo y se dispuso a iniciar su investigación. Durante una semana completa, exploró cada rincón de Sunagakure en busca de pistas sobre la presencia de Akatsuki. Recorrió las calles polvorientas, habló con los lugareños y examinó cada pista potencial que encontró.

Sin embargo, a medida que pasaban los días, la frustración de T/N crecía. A pesar de todos sus esfuerzos, no lograba encontrar ninguna pista sólida que la llevara hasta los miembros de Akatsuki. Incluso después de preguntar discretamente a algunos lugareños y explorar cada callejón y rincón de la aldea, todo parecía en vano.

Cada noche, al regresar a su modesta posada, T/N se sentía desalentada por la falta de progreso en su misión. Se preguntaba si había pasado por alto alguna pista importante o si los miembros de Akatsuki eran más astutos de lo que había imaginado.

A pesar de su frustración, T/N se negaba a darse por vencida. Sabía que no podía permitirse rendirse, no cuando la seguridad de su aldea estaba en juego. Decidió redoblar sus esfuerzos y continuar con su investigación, con la esperanza de que pronto encontraría la pista que necesitaba para llevar a cabo su misión con éxito.

Un día, T/N decidió aventurarse por las áridas afueras de la aldea, enfrentándose al abrasador sol y a la interminable extensión de arena. Aunque el calor era insoportable y la visibilidad reducida por la constante ondulación del aire caliente, no podía darse el lujo de rendirse en su búsqueda de pistas sobre Akatsuki.

Fue entonces cuando, en medio del desolado paisaje, avistó dos misteriosas siluetas acechando alrededor de las paredes exteriores de la aldea. Con cautela, se ocultó, utilizando su habilidad con el Byakugan para observar su movimiento con detalle.

Con precisión, pudo distinguir a las dos figuras, envueltas en capas idénticas a las que había visto usar a Itachi y Kisame, confirmándose así que eran miembros de Akatsuki. Uno de ellos destacaba por su larga cabellera rubia, recogida en una alta cola de caballo, mientras que el otro tenía una apariencia inusual, casi como la de un muñeco, y una estatura más baja.

Permaneció inmóvil, esperando pacientemente mientras evaluaba la situación y planeaba estrategias en caso de que intentaran llevar a cabo algún acto sospechoso. Sin embargo, para su frustración, las siluetas desaparecieron sin realizar ningún movimiento, dejándola con más interrogantes que respuestas.

Después de ese encuentro frustrante, T/N se negó a abandonar su búsqueda tan fácilmente. Decidió quedarse en Sunagakure por una semana más, esperando pacientemente y vigilando de cerca cualquier movimiento sospechoso por parte de los individuos que había avistado.

Sin embargo, a pesar de su persistencia, no logró obtener ninguna pista adicional sobre los planes de Akatsuki. Después de una semana de espera infructuosa, T/N tomó la difícil decisión de regresar a Konoha, sabiendo que debía informar a Tsunade sobre lo que había descubierto, aunque fuera poco.

Con determinación renovada, emprendió el viaje de regreso a su aldea, llevando consigo la sensación de haber cumplido su deber, pero también la frustración de no haber obtenido las respuestas que tanto ansiaba.

• Trozo de Luna • [Itachi Uchiha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora