T/N se encontraba arrodillada sobre la tierra húmeda de la Costa de Olas Rompientes, jadeando mientras intentaba estabilizar su chakra. La batalla había sido intensa, desgarradora emocionalmente. Aún sentía en su corazón el eco de la voz de su padre, Hizashi, y las miradas finales de aquellos que habían sido sellados, tanto enemigos como viejos aliados. Pero no había tiempo para el descanso, ni para el duelo.
Mientras cerraba los ojos por un momento, sintió esa familiar y desagradable sensación en su hombro: la babosa de Tsunade estaba de vuelta. Un ligero estremecimiento recorrió su cuerpo, pero lo contuvo.
—T/N-san —la voz de la babosa resonó con urgencia—. Se ha detectado otra batalla en el País de las Aguas Termales. Se necesitan refuerzos de inmediato.
T/N respiró hondo, preparándose mentalmente para lo que venía. Apenas había terminado una batalla y ya debía lanzarse a otra. El peso de la guerra era incesante, pero no podía fallar. Se levantó, concentrando su chakra una vez más, preparándose para utilizar su técnica de teletransportación. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de partir, una perturbación masiva sacudió el campo de batalla. El aire cambió, cargado con una energía oscura y densa, que hizo que los pelos de la nuca de T/N se erizaran.
Un estruendo terrible resonó a lo lejos, y cuando T/N levantó la vista, lo vio. Tobi, el misterioso líder de Akatsuki, había llegado al campo de batalla. Su presencia era abrumadora, como si la propia atmósfera se volviera más pesada con su sola aparición. Pero lo que realmente causó que T/N sintiera una punzada de terror fue la gigantesca figura que lo acompañaba.
La colosal estatua se alzó imponente frente a la costa, su mera aparición generando ondas de choque que levantaban escombros y sacudían el mar. Los shinobis que aún estaban recuperándose de la anterior batalla comenzaron a retroceder con temor, y el caos se extendió rápidamente. El sonido de los gritos y el choque de armas volvieron a llenar el aire.
T/N observó con horror cómo la Gedo Mazo comenzaba a moverse. Con cada paso, el suelo temblaba, y con cada golpe de sus enormes manos, decenas de ninjas de la Alianza eran lanzados por los aires como simples muñecos de trapo. La masacre era inmediata y despiadada.
T/N se lanzó al combate sin dudarlo, su cuerpo moviéndose por pura adrenalina. Usó su Byakugan para escanear la situación, pero lo que vio la dejó aún más angustiada. La Gedo Mazo no estaba sola. Tobi, desde su posición, controlaba la estatua con un solo gesto de su mano, mientras cientos de clones de Zetsu Blanco que habían sobrevivido a la batalla anterior se lanzaban nuevamente al ataque, sus movimientos rápidos y letales.
—¡Debemos detenerlo! —gritó Darui, quien aún estaba en pie tras la primera batalla, aunque visiblemente agotado—. ¡No podemos permitir que esa cosa avance más!
T/N asintió, pero su corazón palpitaba con desesperación. Habían logrado sellar a los enemigos resucitados, pero ahora se enfrentaban a un poder mucho mayor. La estatua avanzaba, y con cada paso, más vidas se perdían. No había tiempo.
A su alrededor, las filas de la Alianza Shinobi comenzaron a desmoronarse. Los ninjas, agotados por la primera batalla, apenas podían resistir la brutal ofensiva de la Gedo Mazo y los nuevos ataques de los Zetsu Blancos. T/N observó con horror cómo el número de bajas aumentaba exponencialmente. Los gritos de sus compañeros caían uno a uno, mientras el suelo se teñía de sangre.
De repente, la estatua abrió su enorme boca y comenzó a absorber el chakra de los ninjas que se encontraban cerca. Aquellos que no lograban escapar a tiempo se derrumbaban al instante, vacíos, como si sus almas hubieran sido arrancadas de sus cuerpos.
—¡Retrocedan! —gritó T/N, intentando advertir a sus compañeros—. ¡No se acerquen a la estatua!
Pero su advertencia llegó demasiado tarde para muchos. Vio a varios de sus compañeros shinobi caer sin vida al suelo, sus cuerpos despojados de toda energía vital. La situación era desesperada.
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• Trozo de Luna • [Itachi Uchiha]
Fanfiction"Tu destino ha sido elegido en el momento que llegaste a nosotros" T/N, con sus ojos, piel y cabello blancos como la misma luna, es la encarnación terrenal de su resplandor. Su belleza evoca tanto la tranquilidad de la luna como su poderío, pero tam...