94. Fuzai

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Tras unas horas de viaje, Sasuke dejó a T/N a pocos kilómetros de Konoha. Se despidieron en silencio, ambos conscientes de la profundidad del momento que compartían. Sasuke se giró y desapareció entre las sombras de los árboles, mientras T/N, con Daiki en brazos, continuó su camino hacia la aldea.

No se molestó en ocultar su identidad, siguiendo el consejo de Toneri de mostrarse tal como era. Mientras avanzaba, recordaba sus palabras, y había decidido enfrentar lo que fuera, sin esconderse.

El cielo comenzaba a iluminarse por los primeros rayos del sol, marcando el amanecer. Cuando la entrada de Konoha finalmente apareció en la distancia, T/N sintió un extraño presentimiento. Algo no estaba bien. La aldea que se extendía ante ella parecía diferente, más desgastada, como si hubiera atravesado un reciente desastre. Las estructuras tenían un aspecto de reconstrucción; se veían andamios y materiales de construcción esparcidos. Mientras se acercaba, vio a los aldeanos con rostros cansados y ojerosos, muchos de ellos organizando lo que quedaba del caos.

"¿Qué demonios había pasado?" pensó T/N, su corazón acelerándose.

Siguió caminando entre las calles de Konoha, sintiendo las miradas de los aldeanos fijas en ella. Algunas personas la observaban con curiosidad, otras con asombro, como si no pudieran creer lo que estaban viendo. T/N mantenía una expresión calmada, aunque su mente estaba llena de preguntas. El bebé en sus brazos permanecía acurrucado, ajeno al mundo que lo rodeaba.

Finalmente, su vista se dirigió hacia la torre Hokage, que también mostraba signos de haber sido reparada. No podía dejar de preguntarse qué había sucedido durante su ausencia. Con paso decidido, se dirigió hacia la torre, sintiendo el peso de las miradas sobre su espalda mientras caminaba entre los escombros y las calles aún en proceso de limpieza.

Cuando llegó a la torre, notó cómo la fachada había cambiado. Todo parecía más nuevo, más reciente, como si un gran desastre hubiera sacudido los cimientos de la aldea. Sin dudarlo, subió los escalones hasta llegar a la oficina de Tsunade. Tocó suavemente la puerta y, tras unos segundos, escuchó una voz desde dentro que le daba permiso para entrar.

T/N abrió la puerta con cuidado y entró en la oficina. Al instante, vio a Tsunade concentrada en una montaña de documentos, su rostro tenso y cansado. A su lado, Shizune trabajaba también, ayudándola a organizar el caos administrativo.

—¿Qué necesitas? —preguntó Tsunade sin apartar la vista de los papeles, claramente sobrecargada de trabajo.

Pero cuando T/N habló, su voz familiar resonó en la habitación. Al escucharla, Tsunade levantó la cabeza bruscamente, sus ojos abriéndose de par en par al ver quién estaba frente a ella.

—T/N... —murmuró, sorprendida, mientras se levantaba de su silla rápidamente, casi tirando los documentos que tenía frente a ella.

La sorpresa en su rostro se intensificó cuando notó el pequeño bulto que T/N sostenía en sus brazos. Tsunade dio un paso hacia adelante, intentando procesar lo que estaba viendo.

—¿Es eso...? —preguntó, su voz llena de asombro, mientras sus ojos recorrían tanto el rostro de T/N como el del bebé.

Shizune también se acercó, mirando a T/N y al pequeño con una mezcla de confusión y sorpresa. T/N, manteniendo su expresión tranquila, respiró hondo antes de responder, sabiendo que tendría que contarle a Tsunade todo lo que había pasado desde que dejó la aldea.

—Tsunade-sama... —comenzó T/N, con la voz más suave de lo habitual—. He vuelto. Y quiero que conozcas a Daiki... mi hijo. El hijo de Itachi.

Tsunade quedó inmóvil por un momento al ver al bebé en brazos de T/N. Sus ojos se suavizaron cuando T/N mencionó el nombre de su hijo.

• Trozo de Luna • [Itachi Uchiha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora