84. Wakai

49 4 0
                                    

T/N caminó con paso sereno por las calles de Konoha, inmersa en sus pensamientos mientras el bullicio de la aldea se desvanecía a su alrededor. La brisa ligera acariciaba su rostro y el cálido sol de la tarde iluminaba su camino. Sabía exactamente a dónde quería ir y el peso en su corazón parecía guiarla sin esfuerzo.

Finalmente, llegó al cementerio, un lugar de silencio y reflexión. La tristeza y la melancolía la envolvieron al ver la serie de lápidas, cada una una memoria del pasado. Se dirigió directamente a la tumba de Asuma Sarutobi, un hombre que había sido fundamental en su vida. Ante la lápida, se arrodilló y colocó una flor fresca sobre la piedra, donde el nombre de Asuma estaba grabado con elegancia.

—Hola, Asuma-san —comenzó con voz suave, pero cargada de emoción—. Ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos. Solo quería decirte que he hecho todo lo posible para cuidar de Kurenai y de su hijo. He intentado estar ahí para ellos, como tú hubieras querido. Prometo que seguiré velando por ellos, y que su bienestar siempre será una prioridad para mí.

La voz de T/N se quebró ligeramente, pero su determinación no flaqueó. Tras una breve pausa, se levantó y tomó una respiración profunda. Sabía que aún había otra tumba que debía visitar, una que podría levantar sospechas si alguien la veía allí. Decidió, sin embargo, ignorar las posibles consecuencias y seguir adelante.

Se dirigió a la tumba de Hizashi Hyūga, que estaba un poco más alejada y menos visible. La lápida tenía inscrito el nombre de su padre, con una elegancia que contrastaba con el dolor que sentía en su pecho. T/N se arrodilló con cuidado, sus manos temblorosas al tocar la fría piedra. La soledad del lugar y el suave murmullo del viento enredado en sus cabellos creaban un ambiente íntimo.

—Hola, Otō-san —dijo, con una voz que reflejaba tristeza y anhelo—. Han pasado tantos años desde que te fuiste. He vivido muchas cosas desde entonces. Me casé, aunque no puedo decirte con quién. Hay veces que siento que no he podido mostrarte quién soy realmente. Me duele profundamente no haber estado cerca de Neji como prometí. Lo siento, Otō-san. No he cumplido mi promesa de cuidar de él, y eso me duele más de lo que puedes imaginar.

Su voz se extinguió en el silencio que la rodeaba. El viento acariciaba su rostro y el tiempo parecía detenerse mientras T/N permanecía allí, su cabello moviéndose con la brisa. Finalmente, se quedó en silencio, los ojos fijándose en el nombre inscrito en la piedra. Fue un momento de introspección profunda, en el que el dolor y el arrepentimiento se mezclaban con un sentido de paz.

De repente, un sonido familiar interrumpió el silencio. T/N giró lentamente, sintiendo una mezcla de sorpresa y cautela. Detrás de ella estaba Hiashi Hyūga, el cabeza del clan. Su presencia era imponente, pero su rostro mostraba signos de envejecimiento y preocupación. T/N se levantó del suelo con movimientos deliberados, tratando de mantener la compostura, aunque sabía que era inútil con el Byakugan de Hiashi.

—Hiashi-sama —dijo, su voz llena de una mezcla de respeto y tensión.

Hiashi la miró con una expresión que reflejaba una mezcla de alivio y tristeza.

—Pensé que no volvería a verte —comentó, su voz suave pero cargada de emoción.

T/N se mantuvo en silencio, sus ojos encontrándose con los de su tío. Finalmente, Hiashi rompió el silencio, explicando que había estado al tanto del regreso de T/N a la aldea, pero que no había podido contactarla debido a órdenes del Tercer Hokage y la Quinta Hokage.

—Lo sabía —dijo T/N, sus ojos fijos en él—. No me sorprende. La política siempre ha estado por encima de lo personal.

Hiashi asintió y, sin previo aviso, extendió sus brazos y rodeó a T/N con un abrazo sorprendentemente cálido. La calidez de su abrazo era inesperada y reconfortante, y T/N se quedó momentáneamente paralizada, sintiendo una oleada de emociones. Hiashi habló con voz baja, casi temblorosa.

—Lo siento, T/N. Siento mucho todo lo que ha pasado. He intentado cuidar de Neji lo mejor posible, y me disculpé con él también.

El abrazo de Hiashi hizo que T/N soltara un suspiro de alivio, el peso emocional que había llevado durante tanto tiempo pareciendo desvanecerse en ese momento. Lentamente, colocó su cabeza en el hombro de su tío, devolviendo el abrazo con ternura.

—Gracias, Hiashi-sama. Aprecio mucho tus palabras y tu esfuerzo con Neji. También espero poder reunirme pronto con él y revelarle quién soy realmente.

Hiashi asintió, su expresión mostrando un atisbo de alivio y esperanza. La conversación se volvió más relajada cuando T/N rompió el silencio.

—¿Qué ha cambiado en el clan? ¿Qué sigue igual? —preguntó, con genuina curiosidad.

Hiashi comenzó a explicar los cambios y desarrollos dentro del clan Hyūga, proporcionando a T/N una visión detallada de la evolución de la familia. La tarde transcurrió entre intercambios de información y recuerdos compartidos, creando un puente entre el pasado y el presente.

Cuando llegó el momento de despedirse, T/N hizo una reverencia respetuosa ante la tumba de Hizashi, agradeciendo en silencio. Hiashi hizo lo mismo, y ambos se dieron cuenta de que algunos ANBU estaban atentos a sus movimientos. Era evidente que debían partir antes de que la situación se complicara más.

Con una última mirada hacia el cementerio, T/N y Hiashi se retiraron, conscientes de que aunque el camino hacia la reconciliación aún tenía obstáculos, habían dado un paso importante hacia la sanación y el entendimiento.

• Trozo de Luna • [Itachi Uchiha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora