123. Gainen

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Habían pasado ya dos años desde que T/N e Itachi se marcharon de Konoha, disfrutando de la paz y el aislamiento en su pequeña cabaña en el bosque. Sin embargo, ambos sentían que ya era momento de regresar a casa, a la aldea que tanto los había extrañado. Habían pospuesto el retorno varias veces debido a los bebés y los cuidados que requerían, pero finalmente, el día había llegado.

Tras varias horas de viaje, la silueta de Konoha apareció en el horizonte. El sol de la tarde bañaba las murallas de la aldea con un cálido resplandor, dándole la bienvenida a la familia Uchiha. Mientras caminaban hacia la entrada, los aldeanos comenzaron a notar su presencia, y poco a poco se formaron pequeños grupos de personas que los miraban con sorpresa y alegría.

Algunos los saludaban con entusiasmo, recordando la legendaria historia de Itachi y la misteriosa, pero querida, T/N. No podían evitar notar cómo habían cambiado en esos dos años. Itachi, como siempre, mantenía una expresión tranquila y reservada, pero ahora llevaba a Daiki tomado de la mano, quien con apenas dos años ya había crecido considerablemente. El pequeño tenía la misma mirada de su madre, y aunque era aún muy joven, caminaba con una actitud tranquila pero observadora, aferrado con confianza a su papá.

T/N caminaba a su lado, luciendo radiante. En sus brazos llevaba al pequeño Kiyoshi, que, con menos de un año de vida, mantenía la misma serenidad con la que había nacido. Apenas se movía en los brazos de su madre, y su mirada tranquila y profunda parecía reflejar la naturaleza de su padre. Pero lo que más sorprendía a los aldeanos no era solo ver a Itachi y T/N de vuelta, acompañados por sus dos hijos, sino el abultado vientre de T/N, claramente mostrando que estaba esperando un nuevo bebé.

Los murmullos se extendían por las calles de Konoha mientras algunos aldeanos comentaban entre sí, maravillados ante la nueva vida que los Uchiha habían construido. La familia seguía caminando con calma hacia la aldea, sintiéndose cada vez más cerca de su hogar.

—Mira, ¿esos son Itachi y T/N? —preguntaba una anciana emocionada—. ¡Y tienen niños!

—¡Y parece que viene otro en camino! —respondió un joven sorprendido, señalando el vientre de T/N.

Las sonrisas cálidas y los saludos amistosos no se hicieron esperar. Algunos se acercaban tímidamente, ofreciendo flores o dulces para los niños, mientras que otros, simplemente, se quedaban admirando la escena.

—Es increíble, ¿no? —dijo un aldeano a su compañero—. Después de todo lo que pasaron, han encontrado paz. Parece que finalmente están en casa.

T/N no podía evitar sonreír ante la cálida recepción de su pueblo. Su mano libre acariciaba suavemente su vientre, sintiendo las leves pataditas. Aunque habían disfrutado de la tranquilidad fuera de la aldea, había algo reconfortante en regresar a Konoha, rodeados de caras conocidas y amables.

—Estamos en casa —murmuró T/N, mirando a Itachi con una sonrisa cómplice.

Itachi le devolvió la mirada, una leve curva en sus labios, rara pero sincera. No necesitaban palabras para comunicarse; ambos sabían lo que significaba este momento. Habían regresado a Konoha no solo como ninjas, sino como una familia, una familia que seguía creciendo y fortaleciendo los lazos que habían construido a lo largo de los años.

 Habían regresado a Konoha no solo como ninjas, sino como una familia, una familia que seguía creciendo y fortaleciendo los lazos que habían construido a lo largo de los años

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Mientras caminaban tranquilamente por las calles de Konoha, T/N e Itachi avanzaban hacia el Distrito Hyūga, el lugar donde Neji y Tenten ahora vivían. A medida que se acercaban, fueron recibidos con el habitual respeto que caracterizaba a los miembros del clan Hyūga, pero también con una calidez y asombro genuinos.

Los sirvientes los guiaron con cortesía hacia el patio principal de la casa, donde se encontraban Neji y Tenten, compartiendo un momento íntimo de tranquilidad bajo la sombra de un árbol. Al ver a sus amigos acercarse, Tenten fue la primera en reaccionar, sus ojos se llenaron de emoción. Se levantó rápidamente y corrió a abrazar a T/N con cuidado, no queriendo lastimar a los bebés, pero incapaz de contener su alegría.

—¡T/N-chan! —exclamó con una risa ahogada por la emoción—. ¡Es tan bueno verte!

T/N le devolvió el abrazo con igual entusiasmo, mientras los bebés recibían una lluvia de mimos y elogios por parte de Tenten, quien no pudo evitar acariciar las pequeñas manos de Kiyoshi y comentar lo grande que se veía Daiki.

Neji, manteniendo su característica calma, se acercó a Itachi con una sonrisa apenas perceptible, pero sincera. Lo saludó con un apretón de manos firme, como muestra de respeto y de la amistad que habían forjado a lo largo del tiempo. Era una muestra sutil, pero valiosa, del lazo que compartían.

—Es bueno verlos de nuevo —dijo Neji, con una ligera inclinación de cabeza.

Itachi asintió con su típica expresión serena, sosteniendo a Daiki con una mano y devolviendo el saludo con la otra. Los cuatro se sentaron en el patio, bajo la suave brisa de la tarde, disfrutando de una conversación tranquila que parecía eliminar el tiempo que habían pasado separados.

En un momento, T/N y Tenten decidieron alejarse del grupo para charlar a solas. Se dirigieron a una parte más apartada del jardín, entre los árboles de cerezos en flor. El ambiente se sentía íntimo, perfecto para la confesión que Tenten llevaba guardando dentro de sí.

—T/N-chan... —comenzó Tenten con cierta timidez, algo inusual en ella—. Hay algo que quiero decirte.

T/N la miró con curiosidad, inclinando la cabeza hacia un lado mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en su rostro.

—¿Qué pasa?—preguntó con dulzura, como si ya intuyera que algo importante estaba por venir.

Tenten tomó aire, parecía nerviosa, pero luego lo soltó todo de una vez.

—Estoy embarazada —confesó, con una mezcla de emoción y alivio.

Los ojos de T/N se iluminaron al instante, su expresión cambió a una de pura felicidad. Se lanzó a abrazar a Tenten con cuidado, pero con todo el amor que podía expresar en ese momento.

—¡Tenten! ¡Eso es increíble!—exclamó, sin poder contener su alegría—. ¡Sabes lo mucho que esto significa! ¡Me hace tan feliz saberlo!

Tenten, contagiada por la emoción de su amiga, rió suavemente, aunque con lágrimas en los ojos. Para ella, este embarazo no solo significaba el inicio de una nueva etapa en su vida, sino también un milagro, ya que antes había tenido dificultades para concebir. Gracias al chakra sanador de T/N, su cuerpo había logrado recuperarse, y ahora, finalmente, iba a ser madre.

—Sí... —susurró Tenten, su mano descansando sobre su abdomen todavía plano—. Pensé que nunca podría, pero gracias a ti...

No terminó la frase, pero el mensaje estaba claro, y ambas sabían lo que esas palabras implicaban.

T/N tomó las manos de Tenten y las sostuvo con suavidad.

—¿Neji ya lo sabe?—preguntó con curiosidad.

Tenten negó con la cabeza, sonriendo con picardía.

—Aún no se lo he dicho. Quiero que sea una sorpresa.

Ambas compartieron una sonrisa, emocionadas por el futuro que aguardaba. T/N no podía esperar a ver la reacción de Neji cuando se enterara, y tampoco podía evitar sentirse profundamente agradecida por estar de vuelta en Konoha, rodeada de las personas que más quería.

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