104. Nyūtai

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Después de recibir toda la información de Tsunade, T/N sabía que debía hacer algo importante antes de integrarse completamente en la guerra. Cada decisión, cada segundo contaba en ese momento, pero su prioridad era proteger a quienes amaba. Así que, tomando una profunda respiración, pidió permiso para salir de la aldea por un tiempo. Tsunade, aunque un tanto sorprendida, comprendía que T/N tenía sus razones. Con un simple asentimiento, dio su aprobación.

—Volveré lo antes posible y me uniré a la batalla —le prometió T/N con determinación en la mirada.

Tsunade confiaba plenamente en ella.

Tan pronto como abandonó la oficina de la Hokage, T/N se teletransportó a su casa. Una vez allí, sin perder tiempo, se dirigió hacia Kenta, quien la recibió con una expresión interrogante.

—Tenemos que irnos —le dijo con firmeza—. Hay un lugar donde tú y el bebé estarán a salvo. Prepara lo necesario.

Kenta, aunque desconcertado, no dudó en obedecer. Sabía que cuando T/N hablaba de esa manera, había razones de peso. Rápidamente comenzó a empacar lo esencial: comida, pequeños cambios de ropa y algunas armas ninja. Mientras tanto, T/N se encargaba de alistar lo necesario para el bebé. Sabía que el lugar al que se dirigían estaba alejado, pero también estaba seguro de que allí estarían fuera del peligro inminente.

Todo estaba listo y ambos se disponían a salir de la casa cuando, justo en la puerta, se encontraron con Emi. La joven estaba visiblemente sorprendida al ver a Kenta con sus pertenencias listas.

—¿Te vas? —preguntó Emi con una mezcla de confusión y preocupación en su voz.

Kenta, sin decir una palabra, la abrazó con fuerza. La situación era evidente, y Emi, con lágrimas en los ojos, comprendió que algo grave estaba ocurriendo. Se separó de Kenta lo suficiente para mirarlo a los ojos.

—Por favor, cuídate —le suplicó, con voz temblorosa.

—Lo haré, te lo prometo —respondió él con suavidad, antes de besarla.

T/N, que observaba la escena en silencio mientras sostenía al bebé, sintió cómo el calor subía a sus mejillas. La situación la había tomado completamente por sorpresa. Aunque respetaba ese momento íntimo, tosió ligeramente para recordarles su presencia, mientras intentaba disimular su incomodidad. Ambos se separaron, y después de un último abrazo emotivo, Kenta y T/N dejaron atrás a Emi, emprendiendo su camino.

Sujeta del hombro de Kenta, T/N cerró los ojos y en un instante se teletransportaron fuera de los límites de Konoha, hacia los frondosos bosques que rodeaban la aldea. Saltando de árbol en árbol con una agilidad impresionante, T/N utilizaba su teletransportación de vez en cuando para avanzar más rápido, aunque prefirió ahorrar energías por si ocurría algún contratiempo en el camino. El viento golpeaba suavemente sus rostros mientras avanzaban, pero la preocupación en sus corazones hacía el viaje más pesado.

Después de varias horas de desplazarse por el bosque, finalmente llegaron a su destino: una solitaria aldea, abandonada hacía mucho tiempo. Era el lugar de nacimiento de Kenta, un pueblo que alguna vez había estado lleno de vida, pero que ahora estaba desierto y en silencio. Ambos lo miraban con nostalgia, recuerdos de tiempos más tranquilos y felices invadiendo sus pensamientos.

—Aquí estaremos a salvo —dijo T/N mientras abría la puerta de una de las casas empolvadas. Con un rápido movimiento de su mano, utilizó su habilidad de viento para despejar el polvo acumulado con una potente ráfaga.

Kenta, con el bebé en brazos, observaba en silencio mientras T/N terminaba de limpiar la casa. Después de instalarse y asegurarse de que todo estaba en orden, se sentaron a comer, tratando de relajarse por un momento. Sin embargo, la tranquilidad no duraría mucho.

Mientras comían, T/N sintió de repente una presencia extraña. Algo no andaba bien. Dejó su plato a un lado y miró a Kenta, quien también parecía haber notado algo.

—¿Lo escuchaste? —preguntó T/N en voz baja, su mirada fija en el vacío.

Antes de que Kenta pudiera responder, una sensación viscosa y fría en su hombro hizo que T/N casi saltara de su asiento. Al girar la cabeza, vio una pequeña babosa sobre su hombro, la misma que le causó un repentino escalofrío.

—¡Ugh! —soltó un chillido ahogado, sintiendo el asco recorrer su cuerpo.

Era una de las babosas de Tsunade, una informante enviada para mantener a T/N al tanto de los últimos acontecimientos en la guerra. A pesar de su aversión a las criaturas viscosas, T/N escuchó con atención mientras la babosa comenzaba a hablar, entregando un mensaje detallado sobre las recientes batallas.

La voz de la babosa informó sobre los choques en el País de las Aguas Termales, donde la División de Ataque Sorpresa y el Escuadrón de Reconocimiento se habían enfrentado al escuadrón de Deidara, Sasori, y otros revividos por el Edo Tensei. La batalla había sido feroz, pero finalmente la alianza había logrado capturar a Deidara y liberar las almas de Shin y Sasori, quienes encontraron la paz tras ser derrotados. Sin embargo, Anko Mitarashi había sido capturada, y el dolor por la pérdida de Muta Aburame se sentía en todo el equipo.

Las noticias seguían llegando, y cada palabra de la babosa aumentaba la tensión en la habitación. Las batallas no cesaban; en otro punto del campo de batalla, en la frontera entre el País Helado y el País del Rayo, la Segunda División estaba librando otra guerra agotadora contra el ejército de Zetsus blancos, que parecían no tener fin.

T/N apenas podía procesar toda la información. Sabía que su tiempo de descanso era limitado. Tenía que integrarse pronto en la guerra, pero antes de eso, debía asegurarse de que Kenta y el bebé estuvieran completamente seguros.

Kenta, al ver la preocupación en los ojos de T/N, colocó suavemente su mano sobre la de ella.

—Estaremos bien aquí. Haz lo que tengas que hacer.

T/N asintió, agradecida por la comprensión de Kenta, aunque la preocupación seguía pesando en su corazón. Sabía que la guerra no sería fácil, pero su misión era clara: proteger a su familia y a sus amigos, a cualquier costo.

Con una última mirada a Kenta y al bebé, T/N se levantó, dispuesta a regresar al campo de batalla lo antes posible. La guerra esperaba, y no había tiempo que perder.

• Trozo de Luna • [Itachi Uchiha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora