114. Nagareboshi

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En el corazón del campo de batalla, mientras las colas del Jūbi rasgaban el aire y la devastación se extendía, el caos alcanzó su clímax. Los Hyūga, Naruto en Modo Sabio, y los esfuerzos combinados de los shinobis apenas lograban contener la furia de las estacas y ataques devastadores del Jūbi. La tierra temblaba bajo sus pies, el aire se llenaba de gritos y el estruendo de los ataques se mezclaba con la desesperación de aquellos que luchaban por sobrevivir.

T/N, completamente inmersa en la batalla, sintió que su corazón latía a mil por hora. La constante lucha, el agotamiento por el uso excesivo de su chakra en las técnicas médicas y defensivas, y la presión de proteger a todos los que la rodeaban comenzaban a pesarle. Sin embargo, cuando vio a su hermano Neji correr hacia Naruto y Hinata para protegerlos, un pánico frío la envolvió.

—¡Neji! —gritó con todas sus fuerzas.

Sabía que la situación era crítica. El ataque del Jūbi estaba a punto de alcanzar a Neji, y por un breve instante, sintió que todo a su alrededor se movía en cámara lenta. No podía dejar que eso sucediera. Sin pensar en su propio bienestar, T/N canalizó lo poco que le quedaba de chakra y utilizó su habilidad de teletransportación, apareciendo justo detrás de su hermano.

El agotamiento la golpeó como una pared. Su cuerpo se tambaleaba, su visión se oscurecía por momentos, y su mente comenzaba a nublarse. Sabía que había excedido sus límites. Mientras sentía que el mundo se desmoronaba a su alrededor, vio los rostros preocupados de los shinobis cercanos y luego, entre ellos, la mirada desesperada de Itachi, quien se acercaba a toda velocidad, su rostro reflejando el horror de ver a T/N tan cerca de la muerte.

"No... no puedo fallar ahora", pensó con desesperación, sus labios temblando mientras su cuerpo luchaba por mantenerse en pie.

Los gritos de los shinobis resonaban a su alrededor, pero de pronto, el mundo pareció detenerse. El impacto que esperaba nunca llegó. Temblorosa, T/N abrió los ojos lentamente, esperando lo peor. Miró a Itachi, cuyo rostro estaba pálido, su expresión reflejaba una mezcla de horror y alivio. Su mirada, sin embargo, no estaba enfocada en ella, sino en algo detrás.

T/N se giró lentamente, el miedo y el desconcierto atrapando su respiración en su garganta. Allí, detrás de Itachi, el cuerpo de Kenta yacía en el suelo, el impacto que debía haberla alcanzado a ella lo había atravesado a él. La sangre manchaba el suelo, y su piel ya comenzaba a perder color.

El shock la paralizó, su mente se negaba a procesar lo que veía. Se arrodilló frente a Kenta, su cuerpo moviéndose automáticamente, mientras su corazón comenzaba a romperse en mil pedazos.

—Kenta... no... —susurró, su voz apenas un hilo de sonido.

Mientras las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos, T/N tomó la cabeza de Kenta y la colocó suavemente en su regazo. Su chakra, agotado y casi inexistente, comenzó a fluir desde sus manos en un intento desesperado por curarlo. El brillo blanco de su ninjutsu médico estelar era tenue, reflejando su propia condición.

—No... no desperdicies tu chakra —dijo Kenta con esfuerzo, tosiendo sangre mientras sus ojos se entrecerraban. Su voz era débil, apenas audible—. Sabes que... estás cerca de tu límite. No quiero... que te hagas daño por mí.

Las lágrimas caían libremente por el rostro de T/N mientras intentaba detener la hemorragia, sus manos temblorosas trabajando frenéticamente. Sabía que estaba perdiendo la conciencia poco a poco, pero no podía permitirse parar. Los shinobis cercanos miraban la escena en shock, incapaces de intervenir mientras T/N luchaba desesperadamente por salvarlo.

—Kenta... ¿por qué? —murmuró entre sollozos—. Te envié a Konoha... ¿por qué estás aquí?

Kenta, con las pocas fuerzas que le quedaban, sonrió débilmente mientras levantaba una mano temblorosa para intentar secar las lágrimas que caían por las mejillas de T/N.

—Porque... —dijo con voz ronca—. Este siempre fue mi propósito. Morir por ti... siempre fue mi destino.

T/N negó con la cabeza, sus lágrimas cayendo sobre el rostro de Kenta. Sabía que estaba diciendo la verdad, pero no podía aceptarlo. No así. No ahora.

—No, no digas eso... —suplicaba, su voz rota por el dolor—. Podrías haber vivido... podrías haber tenido una vida... ¡No tenías que seguir esa maldita profecía!

Kenta dejó escapar una risa amarga, la sangre manchando sus labios mientras su respiración se volvía cada vez más irregular.

—No lo entendía antes... —dijo, su voz cada vez más débil—. Pero ahora sí... este era mi propósito... morir para protegerte... para que pudieras vivir una vida feliz.

La desesperación en los ojos de T/N era palpable. Quería salvarlo, quería gritar, pero sentía que sus fuerzas se agotaban más rápido de lo que podía pensar.

—No te preocupes... por Daiki —dijo Kenta con un último esfuerzo—. Está a salvo... en el lugar que solías llamar hogar... en Hoshigakure.

T/N comprendió inmediatamente. Aunque su mente estaba nublada por el dolor, la información fue clara. Daiki estaba a salvo. Pero eso no hacía que el dolor de perder a Kenta fuera menos intenso.

—¡No sigas hablando! ¡No sigas! —gritó, sus lágrimas empapando su rostro mientras sentía el chakra en su cuerpo desvanecerse. Su nivel estaba en un punto crítico, y cada segundo que pasaba, su mente se nublaba más.

Kenta rió suavemente antes de toser una última vez, la sangre fluyendo libremente de su boca.

—Dile a Emi... que lo siento... no pude cumplir mi promesa de regresar —murmuró, sus palabras apenas audibles.

T/N lloraba desconsoladamente mientras veía cómo la vida se desvanecía de los ojos de Kenta. En su último suspiro, Kenta dijo unas últimas palabras.

—El sacrificio de las estrellas protege a la luna...

Y con eso, Kenta dejó de respirar.

El campo de batalla continuaba a su alrededor, pero para T/N, el tiempo se detuvo. El cuerpo inerte de Kenta estaba en sus brazos, y su corazón se rompía en mil pedazos mientras el dolor la consumía.

Neji, Hinata y Naruto, que habían presenciado todo, se acercaron lentamente, sus rostros llenos de dolor y tristeza. Pero antes de que pudieran decir o hacer algo, Itachi se acercó a T/N, quien ya estaba a punto de colapsar.

Sin decir una palabra, Itachi la levantó en sus brazos con cuidado, cargándola como si fuera una princesa. La batalla seguía rugiendo a su alrededor, pero Itachi no dejaba que nada le afectara. Sus ojos estaban fijos en T/N, su preocupación palpable.

Mientras Itachi se alejaba del campo de batalla con T/N en brazos, los shinobis observaban en silencio, conscientes de la tragedia que acababa de desarrollarse ante ellos.

• Trozo de Luna • [Itachi Uchiha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora