• Trozo de Luna • [Itachi Uchiha]

124. Fun'iki

Después de su visita al Distrito Hyūga, decidieron dirigirse a la Torre del Hokage. Era el momento de ponerse al día con el Sexto Hokage, y recibir cualquier actualización importante desde su partida. Al llegar a la oficina, fueron recibidos con la habitual sonrisa despreocupada de Kakashi, quien los saludó con una mezcla de sorpresa y agrado.

—¡Vaya, es bueno verlos por aquí de nuevo! —dijo Kakashi, recostándose en su silla—. La aldea no ha sido lo mismo sin ustedes.

Después de una plática amena sobre sus viajes y cómo se habían asentado durante los últimos años, Kakashi sonrió bajo su máscara y lanzó una noticia inesperada.

—Oh, casi lo olvido—comentó con un tono casual—. El Distrito Uchiha ha sido reconstruido. Fue una de las últimas órdenes de Tsunade antes de que dejara su puesto. Pensó que era lo justo para ustedes... además, ordenó que construyeran una casa específicamente para ti, T/N, y tu familia.

T/N e Itachi se miraron mutuamente, sorprendidos y conmovidos por la noticia. Una mezcla de alegría y nostalgia llenó el aire, sabiendo que el distrito, que alguna vez fue testigo de tragedia, ahora tenía una nueva oportunidad de florecer. Con una sonrisa sincera, agradecieron a Kakashi, quien simplemente asintió, contento de haber sido el portador de buenas noticias.

Poco después, salieron de la oficina del Hokage y comenzaron a caminar hacia el renacido Distrito Uchiha. A medida que se acercaban, las memorias de los días pasados comenzaron a mezclarse con la realidad actual. El distrito, que alguna vez estuvo en ruinas, se veía impecable, limpio, y lleno de vida. Las casas reconstruidas con esmero, el edificio de la policía Uchiha restaurado a su antigua gloria. Todo estaba exactamente como solía ser antes de la masacre, pero con un toque renovado que hacía que el lugar pareciera brillar con nueva esperanza.

A lo lejos, distinguieron una gran casa tradicional que parecía ser la más impresionante de todas. T/N no pudo evitar pensar en lo exagerada que era Tsunade, pero también sentía una inmensa gratitud por su generosidad. Al acercarse, deslizaron suavemente las puertas corredizas y quedaron asombrados al ver el interior. La casa estaba decorada de una manera elegante pero tradicional, con muebles cuidadosamente seleccionados que le daban un aire de serenidad y lujo.

—Definitivamente, esa vieja se pasó esta vez—murmuró T/N con una sonrisa, mientras recorrían la casa.

Lo que más la sorprendió no fue solo la belleza de la casa, sino los pequeños toques personales que encontraron al explorar. Al caminar por el pasillo, T/N se detuvo al ver algunas fotos colgadas en las paredes. Había imágenes de Itachi cuando era niño, probablemente rescatadas de la antigua casa de sus padres. Verlo tan pequeño y sonriente la llenó de una profunda ternura.

Sin embargo, lo que realmente la conmovió fue encontrar una pequeña foto de Kenta, su querido amigo. Era una imagen tomada cuando ingresó a la academia, y otra de él junto a sus amigos, riendo en una época mucho más simple y feliz. T/N no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas mientras una sonrisa nostálgica se dibujaba en su rostro.

—Lo extraño tanto —susurró, secándose una lágrima mientras Itachi la abrazaba con suavidad, brindándole consuelo sin palabras.

Sabía cuánto significaba Kenta para ella, y en ese momento, compartieron un silencio lleno de comprensión y amor.

Siguieron explorando la casa, descubriendo más y más detalles que mostraban cuánto habían pensado en ellos al construirla. Había muchas habitaciones, cada una con su propio estilo, pero todas manteniendo ese aire tradicional japonés. La cocina era grande y moderna, pero sin perder el toque rústico que tanto le gustaba a T/N. El comedor también era espacioso, ideal para grandes reuniones, aunque para ellos en ese momento solo representaba comodidad.