102. Shōkan

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El día había llegado, un día que marcaría un antes y un después en la historia del clan Hyūga. Las figuras más importantes de Konoha se reunían en el corazón del Distrito Hyūga, donde se llevaría a cabo la eliminación del sello de la rama secundaria y se designaría al nuevo líder del clan. El ambiente era solemne, y las tensiones acumuladas a lo largo de los años parecían flotar en el aire, a la espera de ser disipadas.

T/N llegó con paso firme al lado de Tsunade, ambas irradiando una seguridad que dejaba sin aliento a quienes las observaban. Parecían más que aliadas; había una conexión entre ellas que recordaba a una madre y su hija, algo profundo y respetuoso. Mientras avanzaban, sus auras poderosas acallaban cualquier murmullo entre la multitud. Tsunade y T/N intercambiaron una mirada, y luego se separaron, dirigiéndose en direcciones opuestas. Tsunade tomó asiento en la primera fila del lado derecho, mientras que T/N se ubicó en la primera fila del lado izquierdo, con un asiento vacío a su lado.

Ese asiento estaba reservado para alguien especial, y tras unos momentos, Tenten llegó y, sin decir una palabra, se sentó a su lado. El abrazo que compartieron fue rápido, pero lleno de significado. Era un gesto de apoyo y conexión que no necesitaba palabras. Ambas miraron al frente, con la solemnidad del momento pesando sobre ellas.

El lugar continuó llenándose, las figuras más influyentes de la aldea llegaban una tras otra, ocupando sus asientos, expectantes por lo que estaba a punto de suceder. Los miembros de la rama secundaria, desde niños hasta ancianos, se alinearon con sus ropas de gala. El ambiente era solemne, como si todos contuvieran el aliento en espera de lo inevitable.

Finalmente, Hiashi Hyūga, con voz firme y clara, rompió el silencio.

—T/N-sama, por favor, avance.

Todas las miradas se enfocaron en ella. El peso de sus pasos resonaba en el suelo mientras caminaba hacia el centro del escenario, su porte y elegancia imposibles de ignorar. Cada movimiento suyo era calculado, lleno de una dignidad que hacía imposible que alguien la mirara con indiferencia. Se paró frente a todos los presentes, su postura imperturbable, sus ojos recorriendo el rostro de cada persona, como si les transmitiera la gravedad del momento con solo su mirada.

Hiashi dio unas palabras breves, marcando el inicio de la ceremonia. Era el momento que todos habían estado esperando, el instante en el que la rama secundaria sería liberada de su atadura histórica, y T/N era la encargada de hacerlo posible.

Con una serenidad que contrastaba con la tensión del momento, T/N comenzó a moldear su chakra. Las ondas de energía eran tan poderosas que todos pudieron sentirlas, como una presión invisible que se apoderaba del ambiente. Una esfera de chakra comenzó a formarse entre sus manos, brillante y resplandeciente, llenando el espacio con una luz cegadora. El viento comenzó a soplar con fuerza alrededor de ella, elevando las hojas del suelo y haciendo ondear las ropas de los presentes. La esfera creció en tamaño hasta ser inmensa, su poder palpable para todos.

Con un gesto decidido, T/N lanzó la esfera al cielo, donde estalló en una explosión de luz deslumbrante. Los presentes alzaron la vista, maravillados al ver cómo la energía se transformaba en un símbolo majestuoso: el Ying y el Yang, flotando en el firmamento como si conectara el cielo y la tierra. El símbolo permaneció unos segundos en el aire, imponiendo su presencia divina, antes de que T/N bajara sus brazos rápidamente, canalizando toda esa energía hacia el suelo.

La luz descendió como un torrente, bañando a todos los miembros de la rama secundaria. El impacto fue tal que muchos cerraron los ojos, incapaces de soportar el brillo cegador. Cuando finalmente se atrevieron a abrirlos, un silencio reverente se apoderó del lugar.

Lo que vieron fue asombroso.

Los miembros de la rama secundaria comenzaron a emitir una luz suave desde sus cuerpos. Aquella luz se disipó lentamente, revelando sus frentes. Atónitos, comenzaron a quitarse las bandanas y cintas que cubrían la parte superior de sus cabezas, y uno por uno, se dieron cuenta de lo que había sucedido: el sello, esa marca que había controlado sus destinos por generaciones, había desaparecido. Sus frentes estaban limpias, libres por primera vez en sus vidas.

• Trozo de Luna • [Itachi Uchiha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora