126. Chūmon

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Todo pareció calmarse, y T/N se quedó quieta, escuchando atentamente. El silencio llenaba el ambiente y, por un momento, pensó que todo había terminado. Sin embargo, justo cuando se disponía a bajar la guardia, el sonido inconfundible de la puerta principal abriéndose la hizo tensarse de nuevo. Los pasos rápidos recorrieron la casa, resonando en cada rincón. T/N sujetó con fuerza a Daiki y Kiyoshi, manteniéndolos bien protegidos mientras su otra mano se aferraba a la kunai, canalizando su chakra hacia el arma, lista para cualquier eventualidad.

Apuntó hacia la puerta de la habitación, su respiración entrecortada mientras escuchaba los pasos cada vez más cerca. El miedo y la adrenalina la mantenían alerta, sabiendo que tenía que proteger a sus hijos a toda costa. Finalmente, la puerta se abrió de golpe, y en ese instante T/N estuvo a un suspiro de lanzar la kunai, cuando se dio cuenta de que las figuras que entraban no eran enemigos. Eran Kiba y Shino.

—¡Kiba! ¡Shino! —exclamó T/N, aliviada, mientras bajaba el arma rápidamente.

Ambos ninjas se acercaron a ella con urgencia, las miradas serias y llenas de preocupación. Kiba, con una expresión tensa, no perdió tiempo y se dirigió directamente a T/N.

—¡Tenemos que salir de aquí, ya! —le dijo, su voz firme pero apurada.

—¿Qué está pasando? —preguntó T/N, todavía algo desorientada por la situación, aunque aliviada de ver caras amigas. Sujetaba a Daiki con fuerza mientras Kiyoshi balbuceaba en su pecho.

—Estamos recibiendo ataques de meteoritos —respondió Shino con su habitual tono calmado, aunque sus palabras contenían una gravedad inusual.

—¿Meteoritos? —repitió T/N, perpleja y sorprendida. Aquello sonaba imposible, irreal. Sin embargo, la seriedad en los ojos de Shino y Kiba lo confirmaba.

—No tenemos tiempo que perder, están cayendo por toda Konoha. ¡Debemos evacuar! —añadió Kiba rápidamente.

Sin darle más oportunidad de reaccionar, Kiba se movió ágilmente y, con suavidad pero firmeza, cargó a T/N en sus brazos como si fuera una princesa, asegurándose de que ella y el bebé estuvieran seguros. A pesar de su estado avanzado de embarazo, la movió con facilidad, demostrando su fuerza y destreza. T/N, aún en shock, se dejó llevar, confiando en ellos.

Mientras tanto, Shino tomó con delicadeza a Kiyoshi, quien se movía inquieto en brazos de su madre, y lo sujetó con ambos brazos, asegurándose de mantenerlo protegido. Luego, montó a Daiki en su espalda, ajustando al pequeño para que quedara bien asegurado.

—Todo estará bien —murmuró Shino, mientras sentía las pequeñas manos de Daiki aferrándose a él.

Con todos listos, Kiba y Shino se movieron con rapidez, guiando a T/N y los niños fuera de la casa. El ambiente afuera era de caos absoluto. El cielo, antes rojo y amenazante, ahora estaba lleno de sombras de rocas enormes cayendo desde lo alto. El suelo retumbaba con cada impacto lejano, y el aire estaba cargado de polvo y cenizas.

—No te preocupes, T/N-chan —dijo Kiba mientras corrían entre las sombras de la destrucción—. ¡Te sacaremos de aquí, y todo estará bien!

El mundo alrededor de ellos parecía estar al borde del colapso, pero con Kiba y Shino liderando el camino, T/N supo que harían lo imposible por ponerlos a salvo.

Todos salieron apresuradamente del Distrito Uchiha, y lo primero que vieron fue cómo la mitad de un enorme meteorito se destruía en el cielo, desintegrándose por completo en una nube de polvo y fragmentos

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Todos salieron apresuradamente del Distrito Uchiha, y lo primero que vieron fue cómo la mitad de un enorme meteorito se destruía en el cielo, desintegrándose por completo en una nube de polvo y fragmentos. T/N, aún con los niños en mente, pidió a Kiba que la llevara donde estaban los demás shinobis, pero él negó con firmeza.

—Tengo órdenes claras de protegerte y llevarte al refugio —dijo Kiba, mirando con preocupación.

La mirada de T/N se oscureció, y el tercer ojo de su Tenseigan apareció, destellando intensamente. Kiba tragó en seco, sintiendo la presión de su poder.

—Shino —dijo Kiba con cierta urgencia—. lleva a los niños al refugio. Yo me encargaré de llevar a T/N-san con los demás.

Shino asintió y, con los brazos firmes, tomó a Kiyoshi mientras ayudaba a Daiki a subirse a su espalda. Kiba, por su parte, cargó a T/N en brazos y se dirigió hacia las afueras de Konoha.

Al llegar, vieron una gran concentración de shinobis de la hoja, todos en posición de batalla. Kakashi giró hacia ellos, sus ojos se encontraron primero con Kiba y luego con T/N. Su expresión era seria.

—Kiba —dijo Kakashi con voz cortante—. ¿Por qué la trajiste aquí? Te di órdenes claras.

Antes de que Kiba pudiera responder, T/N habló con enojo, su mirada afilada como una espada.

—¿Cómo se te ocurre no decirme lo que está pasando, Kakashi? —espetó, furiosa—. ¿Qué demonios está ocurriendo?

Kakashi, visiblemente incómodo pero manteniendo su compostura, exhaló un suspiro.

—Han secuestrado a Hanabi Hyūga, la hija menor de Hiashi Hyūga —explicó Kakashi, con la voz tensa—. Y la luna... está a punto de destruir la Tierra.

Las palabras de Kakashi dejaron a T/N en shock. Intentaba procesar la situación cuando una silueta apareció a su lado. Era Itachi, que había regresado justo a tiempo. Su mirada, seria pero preocupada, se centró en ella mientras se acercaba rápidamente.

Sin decir palabra, Itachi quitó a T/N de los brazos de Kiba con suavidad pero firmeza, llevándola hasta donde estaba Kakashi. T/N, aún aturdida, no podía dejar de pensar en una única persona capaz de algo tan extremo.

—Toneri... —murmuró, y el nombre se sintió como una maldición en sus labios—. ¿Qué carajos está haciendo?

Decidida, T/N activó su Tenseigan frente a todos, los cuales quedaron sorprendidos al ver el poder que emanaba de ella.

—Voy a encontrar la forma de detener esto —declaró, su voz firme y decidida.

Pero Kakashi la interrumpió, manteniéndose imperturbable.

—No lo harás —dijo con seriedad, su tono autoritario.

T/N iba a gritarle, pero Kakashi habló nuevamente, esta vez con más dureza.

—No te lo estoy diciendo como amigo —le dijo, cortante—. Te lo estoy diciendo como Hokage.

El tono frío de Kakashi hizo que T/N cerrara la boca, conteniendo su rabia, aunque su energía seguía siendo palpable. Un shinobi se acercó rápidamente a Kakashi, susurrando algo que provocó un cambio en su expresión.

—El Raikage está a punto de destruir la luna —anunció Kakashi—. Y los demás Kages quieren convocar una reunión de emergencia de inmediato.

Las palabras resonaron como una sentencia. T/N sintió que su sangre se congelaba.

—¿Destruir la luna? —dijo con incredulidad—. ¡No pueden hacer eso! ¡El Raikage no tiene ningún derecho!

Kakashi la miró con tensión, pero no respondió. No sabía qué decir. T/N lo miró a los ojos, desesperada.

—Si destruyen la luna... —susurró, tragando con dificultad—. Yo moriré.

El ambiente se volvió denso. Todos se quedaron en un silencio incómodo. Itachi apretó su agarre sobre T/N, su rostro lleno de preocupación. El tiempo parecía detenerse mientras las palabras de T/N flotaban en el aire.

¿Realmente moriría así?

• Trozo de Luna • [Itachi Uchiha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora