67. Taiketsu

62 3 0
                                    

T/N se dirigió a la oficina de la Hokage por órdenes directas de Tsunade. Al entrar, se encontró con Tsunade revisando una pila de documentos, claramente concentrada.

—Anciana, me llamaste —dijo T/N con cansancio.

Tsunade levantó la vista y asintió, entregándole un pergamino sellado.

—T/N, necesito que lleves este informe a la Aldea Oculta de la Lluvia y lo entregues personalmente a su líder, el jefe de la guardia —dijo Tsunade con seriedad.

T/N desenrolló el pergamino y lo leyó rápidamente. No parecía una misión particularmente difícil; de hecho, parecía bastante sencilla, casi rutinaria.

—¿Una entrega de informe? —dijo T/N, levantando una ceja—. Hokage-sama, esta es una tarea que podría hacer un chūnin. No entiendo por qué me la estás asignando a mí.

Tsunade frunció el ceño y cruzó los brazos.

—T/N, no estamos en posición de subestimar la importancia de esta misión. La Aldea de la Lluvia ha sido un aliado clave y debemos mantener las relaciones diplomáticas. Quiero a alguien en quien pueda confiar completamente para este encargo, ¿entendido?

T/N suspiró, sabiendo que no tenía otra opción.

—Entiendo. Partiré de inmediato —dijo con un tono resignado.

Después de salir de la oficina, T/N se dirigió a su casa para alistarse. Empacó lo esencial: suministros médicos, armas y provisiones. Antes de partir, se despidió de Kenta.

—Kenta-kun, tengo que salir en una misión. Cuida de todo mientras no estoy, ¿bien? —le dijo, dándole un abrazo.

—Ten cuidado, nee-chan. Nos vemos pronto —respondió Kenta con una sonrisa.

Tras asegurarse de que todo estaba en orden, T/N salió de la aldea, emprendiendo el camino hacia la Aldea Oculta de la Lluvia. Mientras caminaba, no podía evitar sentir una mezcla de frustración y curiosidad por la verdadera naturaleza de la misión. Aunque parecía sencilla, algo en la forma en que Tsunade había insistido le hacía pensar que podía haber más de lo que parecía.

Pasó menos de una semana y ya T/N iba rumbo a Konoha. Mientras descansaba en la rama de un árbol y bebía agua de su cantimplora, se le nubló la vista y unos recuerdos fugaces llegaron a ella. Solo un nombre llegó a su mente: "Orochimaru". Sabía que esos recuerdos significaban una sola cosa: él estaba cerca. T/N se puso de pie rápidamente y canalizó su chakra para poder ubicarlo. Al cabo de unos segundos, lo encontró frente a frente.

Orochimaru estaba allí, con su piel pálida contrastando fuertemente con el entorno del bosque. Su cabello negro le llegaba hasta la cintura y sus ojos, de color ámbar con cortes en las pupilas, parecían perforarla con su mirada. Las marcas púrpuras alrededor de sus ojos le daban un aire aún más siniestro.

Detrás de él se encontraba Kabuto, su mano derecha y asistente, con su habitual expresión inescrutable. Kabuto tenía ojos negros y cabello grisáceo recogido en una cola de caballo, y llevaba sus característicos anteojos circulares.

T/N y Orochimaru se miraron fijamente, la tensión en el aire era palpable.

—Mi luna... —dijo Orochimaru, su voz goteando con una mezcla de burla y familiaridad.

T/N lo miró con desprecio mientras él se acercaba e intentaba tocar su rostro, pero ella lo apartó.

—No me toques, serpiente —dijo T/N con veneno en la voz—. Y tú, Kabuto, sigues siendo el perro faldero de siempre.

Kabuto la miró de forma inexpresiva, pero la irritación era palpable en el ambiente. Orochimaru habló con una sonrisa burlona.

—Ha pasado tanto tiempo, querida. Te he extrañado —dijo Orochimaru, su voz llena de sarcasmo.

• Trozo de Luna • [Itachi Uchiha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora