• Trozo de Luna • [Itachi Uchiha]

48. Mahō

Mientras el sol de la mañana iluminaba las calles desoladas de la aldea, T/N sacó algunos alimentos de su mochila, satisfaciendo su hambre que había surgido durante la noche. Con el estómago lleno, se dispuso a explorar la aldea con más detenimiento, buscando cualquier recuerdo que pudiera encontrar entre las ruinas.

Entre las casas abandonadas, T/N encontró objetos que una vez fueron parte de la vida cotidiana de las personas que habían habitado la aldea. Entre ellos, encontró una foto descolorida de Kenta cuando era solo un bebé, y otra de él junto a su madre, que ahora eran tesoros que guardaría con cuidado.

Continuando su exploración, T/N se topó con una casa que le resultaba familiar, era la antigua residencia de Rei. Al adentrarse en ella, descubrió pergaminos con recetas medicinales, meticulosamente escritas y cuidadosamente guardadas. Reconociendo el valor de estas enseñanzas, T/N decidió llevarse los pergaminos consigo, sabiendo que podrían ser útiles en el futuro. Con cada paso que daba en aquella casa familiar, T/N se sentía más conectada con su pasado y con las personas que alguna vez fueron parte de su vida en Hoshigakure.

Bajo el manto plateado de la luna llena, la aldea de Hoshigakure se sumió en una oscuridad profunda, sin un solo rayo de luz que iluminara su desolado paisaje. T/N, envuelta por la noche, se encontró maravillada por la majestuosidad del cielo estrellado y el resplandor lunar que bañaba la tierra.

En medio de la quietud nocturna, un sonido peculiar rompió el silencio: el suave trinar de un pequeño pájaro que parecía llamarla. Intrigada por este llamado, T/N siguió al ave, dejando atrás las ruinas de la aldea y adentrándose en el bosque circundante.

El pequeño pájaro finalmente se posó en una rama de un árbol, y T/N se detuvo, observándolo con curiosidad. Sin embargo, su atención pronto se desvió hacia algo más asombroso: un lago resplandeciente que brillaba bajo la luz de la luna. Las aguas cristalinas del lago emanaban una suave luz blanca, creando un espectáculo mágico que capturó por completo el corazón de T/N.

A lo largo de la orilla del lago, peces koi nadaban tranquilamente, sus colores brillantes destellando en la penumbra. Alrededor del lago, luciérnagas danzaban en el aire, añadiendo destellos de luz a la atmósfera encantada del lugar. Para T/N, aquel momento era como si estuviera atrapada en un sueño, un oasis de belleza en medio de la desolación de la aldea abandonada.

Después de que el pequeño pájaro desapareció entre las sombras del bosque, T/N se sintió inspirada por la tranquilidad y la belleza del lugar que había descubierto. Sin pensarlo dos veces, se despojó de su ropa y se sumergió en las tibias aguas del lago, sintiendo una extraña sensación de calidez y fortaleza que la envolvía.

El agua acariciaba su piel con su suavidad, y T/N se dejó llevar por la sensación de libertad que la invadía. Al sumergirse en el lago, sintió como si la energía de la luna misma la impregnara, infundiéndola con un poder misterioso y revitalizante. Cada movimiento que hacía en el agua parecía estar imbuido de una gracia sobrenatural, como si fuera una criatura de otro mundo.

Los peces koi nadaban a su alrededor, curiosos y juguetones, y T/N no pudo evitar reír ante la sensación de cosquilleo que les causaban en los pies. Bailó en el agua con una gracia digna de una diosa, su cabello flotando libremente a su alrededor como una aureola plateada bajo el resplandor de la luna. En ese momento, T/N se sentía conectada con el universo mismo, como si fuera parte de algo mucho más grande y poderoso que ella misma.

Mientras T/N danzaba con gracia y delicadeza en las aguas del lago, su larga cabellera flotaba a su alrededor como un manto celestial, irradiando una belleza que parecía provenir de otro mundo. Cada movimiento estaba imbuido de una elegancia y majestuosidad que cautivaba a quien tuviera la suerte de presenciarlo.