110. Jūyō-sei

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T/N seguía alejada de los demás shinobis, intentando encontrar algo de paz. Se decía a sí misma que tenía que mantenerse fuerte, pero era imposible cuando su mirada constantemente volvía a Itachi. Lo observaba desde la distancia, hablando con Naruto, y cada palabra que compartían la hacía sentir más aislada. El dolor en su pecho era innegable, una herida abierta que sangraba con cada segundo que pasaba cerca de él.

"¿Es que solo piensa en Sasuke?" pensaba una y otra vez, tratando de ahogar el resentimiento que comenzaba a crecer dentro de ella. Itachi siempre había vivido por su hermano, y T/N lo entendía, pero esa comprensión no hacía que el vacío que sentía fuera más fácil de soportar. ¿Qué había de ella? ¿Acaso alguna vez fue más que una sombra en la vida de Itachi? Y ahora, con todo lo que había pasado, con todo lo que había sufrido... ¿qué derecho tenía a pedir más?

La imagen de Daiki, su hijo, cruzó su mente como un rayo. Su pequeño, la única luz en su vida en esos tiempos oscuros. Era imposible no pensar en él cuando miraba a Itachi. Tantas veces había querido correr hacia él, contarle la verdad. Decirle que Daiki existía, que tenía un hijo que nunca había conocido. Pero el miedo la paralizaba. ¿Qué pasaría si le contaba? ¿Sería otra carga más para Itachi? ¿Se sentiría obligado a asumir una responsabilidad que no buscaba? No quería que él la mirara con culpa ni con pesar. Si realmente Itachi encontraba su paz centrando todo en Sasuke, ¿qué derecho tenía ella a alterar eso?

Su mente era un torbellino de emociones, tratando de mantener una fachada de fortaleza mientras por dentro todo se rompía. Quería aparentar que nada de esto la afectaba, pero cada vez se sentía más frágil.

De repente, una voz la sacó de su trance. Era Naruto, que se había acercado con una expresión visiblemente preocupada. Sin decir una palabra, Naruto la abrazó, sintiendo su tensión. T/N cerró los ojos, apretando los labios con fuerza para evitar que el sollozo que había estado conteniendo se escapara. El peso de todo lo que había guardado dentro finalmente comenzaba a liberarse, y por más que intentaba mantener el control, no podía evitar que su cuerpo temblara en los brazos de Naruto.

Naruto no sabía exactamente lo que ella estaba pasando. Nunca había estado en una situación como esa, y esperaba no estarlo nunca, pero entendía el dolor en los ojos de T/N, la desesperación de sentirse sola en medio de una multitud. Solo la abrazó con más fuerza, esperando que su presencia, aunque solo fuera por un momento, la ayudara a aliviar ese dolor.

—T/N-chan... —susurró finalmente, cuando ella comenzó a calmarse un poco—. ¿Vas a decirle a Itachi sobre... Daiki?

T/N se separó lentamente del abrazo de Naruto, limpiándose las lágrimas rápidamente para no mostrar más debilidad. Su primera reacción fue negar con la cabeza, casi desesperadamente.

—No... no puedo, Naruto. No quiero cargarlo con más... Si Itachi está en paz sabiendo que todo lo que ha hecho ha sido por Sasuke, ¿quién soy yo para decirle algo más? Él ha cargado con tanto... —Las palabras se le cortaban mientras hablaba—. Si está feliz pensando solo en Sasuke, ¿qué le importaría saber sobre mí o sobre Daiki?

Naruto frunció el ceño, no completamente convencido. Sabía que Itachi era alguien que valoraba cada vida que tocaba, pero también entendía el miedo de T/N. Nunca había estado en esa posición y no podía pretender saber lo que ella sentía, pero ver a su amiga sufrir así le dolía profundamente.

—No sé si puedo entenderlo del todo, pero... creo que Itachi merece saberlo. No tienes que cargar con esto sola —dijo Naruto, colocando una mano sobre su hombro con firmeza, tratando de transmitirle algo de fuerza—. Eres fuerte, más de lo que piensas. Sé que vas a superar esto, de una forma u otra.

T/N sonrió débilmente, sabiendo que Naruto intentaba animarla. Pero en el fondo, seguía pensando que no era tan fuerte como él creía. Asintió ligeramente para no preocuparlo más, aunque sus pensamientos seguían siendo un caos.

Naruto, viendo que había hecho lo que podía, regresó con los demás shinobis, dejándola sola en su propio silencio. T/N volvió a su estado anterior, con los ojos perdidos en Itachi, preguntándose si alguna vez tendría el coraje de decirle la verdad.

T/N sintió un leve cosquilleo en su espalda antes de escuchar la familiar voz de la babosa, que la sacó de su torbellino de pensamientos.

—Tsunade-sama ha ordenado que abandones esta zona —dijo con suavidad, sabiendo que no era fácil para T/N estar allí.

T/N no respondió de inmediato. Su mirada se fijó en Itachi una vez más, con un dolor desgarrador que luchaba por contener. No quería irse, pero sabía que era lo mejor. Asintió débilmente, dándole una última mirada antes de hacer el jutsu de teletransportación. En un parpadeo, desapareció de la vista de todos.

Cuando abrió los ojos, se encontraba en un lugar remoto, desolado, y la soledad la golpeó de inmediato. No sabía dónde estaba y, en ese momento, no le importaba. La sensación de vacío y dolor era abrumadora. Su corazón, que había soportado tanto, finalmente se rindió bajo el peso de la tristeza. T/N cayó de rodillas en el suelo, incapaz de sostenerse un segundo más.

Las lágrimas comenzaron a fluir sin control, marcando senderos por su rostro, mezclándose con la suciedad del suelo. Un grito desgarrador, lleno de rabia, frustración y dolor, salió de lo más profundo de su ser. Fue un grito que resonó en el vacío alrededor de ella, tan intenso que las aves cercanas abandonaron sus refugios asustadas, como si sintieran la intensidad de su tormento.

T/N se llevó las manos al rostro, temblando, el llanto era incontrolable. El peso de lo que llevaba cargando era demasiado. Años de secretos, de soledad, de amor no correspondido... de ver a Itachi y no poder decirle la verdad. Era como si todo lo que había estado reprimiendo durante tanto tiempo finalmente hubiera explotado.

El dolor físico también comenzó a manifestarse. Sentía un fuerte mareo, y pronto se dio cuenta de que algo cálido corría por su rostro. Se tocó la nariz con manos temblorosas y vio el rastro de sangre en sus dedos.

La presión emocional que había estado acumulando estaba afectando su cuerpo de manera tangible, y el mundo a su alrededor parecía desvanecerse, mientras su mente luchaba por procesar el torbellino de sentimientos que la consumía.

• Trozo de Luna • [Itachi Uchiha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora