113. Hajimeru

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Tras aquel mágico momento en el que compartieron su beso, ambos se separaron, y Sasuke ya no se encontraba allí. Él la miraba con una mezcla de ternura y calidez, como si aquel beso hubiera dejado de lado, aunque fuera por un breve momento, todo el caos que les rodeaba. Ella le devolvía la mirada, embelesada, olvidando por un instante las múltiples batallas y la guerra que se extendía más allá de donde estaban. Sin embargo, aquel instante de paz fue bruscamente roto.

Una sensación pegajosa y asquerosa comenzó a ascender por la espalda de T/N, y su cuerpo reaccionó al instante con un estremecimiento. No tuvo que mirar para saber qué era. Su rostro se contrajo en una mueca de asco profundo mientras sentía a la babosa de Katsuyu deslizarse sobre ella.

—Maldita sea, Tsunade-sama... —pensó T/N, irritada. Siempre había odiado la sensación de esa repugnante invocación.

La babosa, con su habitual tono calmado, saludó casualmente a ambos, como si nada sucediera a su alrededor, incluso inclinándose levemente hacia Itachi, quien simplemente asintió con seriedad.

—Itachi-san, T/N-san —comenzó Katsuyu, con una calma inquietante para la gravedad de la situación—. El estado de la guerra ha cambiado drásticamente. Hace unas horas, en el País del Rayo...

Katsuyu comenzó a relatar lo ocurrido. La noticia del ejército de la Cuarta División casi completamente aniquilado bajo los meteoritos de Madara Uchiha impactó como un golpe frío en T/N. Los Kages, los ninjas más poderosos del mundo, habían caído uno a uno, y Tsunade había sido partida en dos.

—¿Tsunade...? —murmuró T/N, incapaz de ocultar la preocupación en su voz. Su relación con Tsunade era complicada, pero no podía ignorar lo que acababa de escuchar. ¿Realmente había muerto?

Por un instante, el pánico se apoderó de ella. Si Tsunade realmente había muerto, ¿qué hacía allí la babosa? El pensamiento de que tal vez no todo estaba perdido cruzó su mente, pero antes de poder procesar la idea, Katsuyu continuó, esta vez relatando lo sucedido en el País Helado.

—Tobi y los Jinchūrikis resucitados han sido derrotados. Pero el Diez Colas ha despertado. La alianza está al borde del colapso total —informó la babosa con una frialdad desconcertante para la gravedad de la situación.

El corazón de T/N latía rápidamente. El Diez Colas, la bestia legendaria, estaba ahora libre. Y la guerra parecía inclinarse hacia la destrucción total. Katsuyu terminó su informe con un mensaje claro: la batalla final estaba en marcha, y todo se decidiría esa noche.

—Es hora de que vayan. Deben unirse a la batalla, el destino de todos está en juego.

T/N e Itachi se miraron mutuamente, sintiendo el peso de la responsabilidad caer sobre ellos. El silencio entre ellos no duró mucho. Itachi dio un paso adelante y, sin previo aviso, la tomó del rostro y la besó. El gesto fue tan inesperado que, por un instante, T/N no supo cómo reaccionar. Cuando sus labios se separaron, Itachi la miró a los ojos con una mezcla de seriedad y afecto.

—¿Estás lista? —le preguntó suavemente.

T/N asintió con una sonrisa. Sabía lo que venía.

—Siempre lista. ¿Qué dices, volvemos a los viejos tiempos?

Itachi sonrió, comprendiendo al instante a qué se refería. Asintió mientras la nostalgia de sus aventuras pasadas, cuando eran más jóvenes, inundaba su mente.

Sin previo aviso, T/N lo levantó con facilidad y lo colocó sobre su hombro, como si fuera un costal de papas. Era exactamente lo que solía hacer cuando eran niños, y la sensación de familiaridad arrancó una leve risa de Itachi, algo que muy pocos podían hacer.

• Trozo de Luna • [Itachi Uchiha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora