30. Makimono

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La jornada de T/N comenzó de manera inusual cuando fue convocada por el Hokage. Con curiosidad, se dirigió hacia la oficina del líder de la aldea, donde la luz del sol se filtraba a través de las cortinas, creando un juego de sombras en la habitación.

—T/N, esta noche deberás estar en la entrada de la aldea. Alguien importante llegará, y es necesario que estés allí para recibirlo.

T/N asintió, sintiendo una mezcla de intriga y anticipación. ¿Quién podría ser esa persona tan significativa? Pasó el día de manera casual, evitando la presencia de Naruto y disfrutando de un reconfortante ramen en Ichiraku's Ramen. A medida que avanzaba la tarde, la curiosidad de T/N iba en aumento.

Cuando la luz del día comenzó a desvanecerse, T/N se dirigió hacia la entrada de la aldea, donde se encontró con el Hokage y dos ANBU. El ambiente estaba cargado de expectación mientras esperaban en silencio, con las últimas luces del día pintando el cielo con tonos cálidos y anaranjados.

Después de unos minutos que parecieron eternos, una oscura y pequeña silueta emergió del bosque.
T/N, con los sentidos alerta, observó cómo la figura se acercaba gradualmente. La tensión en el aire era palpable hasta que la identidad del individuo se reveló: Kenta, el joven de la Aldea Oculta de la Estrella.

La expresión sombría y vacía en el rostro de Kenta preocupó a T/N. Se acercó con cautela, deteniéndolo suavemente y agachándose a su altura para buscar su mirada.

—Kenta, ¿estás bien? ¿Qué ha sucedido?

Kenta no respondió de inmediato, sus ojos perdidos en la distancia. T/N, decidida a comprender la situación, tomó su rostro entre las manos y, utilizando su jutsu de lectura de mente, se sumergió en los recuerdos del joven.

A medida que las imágenes se desplegaban en su mente, T/N experimentó la desgarradora visión de la desaparición de toda la Aldea de la Estrella. La tragedia y la pérdida resonaron en su propia alma, y cuando regresó a la realidad, sintió la carga emocional que Kenta llevaba consigo.

—Estaré aquí para ti, Kenta. No estás solo —dijo suavemente.

Abrazando al joven, T/N se comprometió a ser un apoyo en su vida. La conexión entre ambos creció en ese momento, estableciendo un lazo que iría más allá de las palabras y desafíos. Juntos, enfrentarían el futuro, encontrando la luz en la oscuridad.

En la entrada de la aldea, el Hokage dirigió su mirada con solemnidad hacia T/N, comunicándole la relevancia de la tarea que le estaba encomendando.

— T/N, a partir de ahora, Kenta se quedará contigo. Confío en que podrás brindarle el apoyo que necesita.

Asintiendo con determinación, T/N se aproximó a Kenta y le quitó con cuidado la mochila que cargaba en la espalda. Este gesto marcaba el inicio de una nueva etapa para ambos, cargada de responsabilidades y cuidados compartidos.

Guiando a Kenta con firmeza, T/N lo llevó hasta su modesto departamento. El trayecto se desenvolvió en un silencio que resonaba con significado, donde cada paso simbolizaba la construcción de un refugio seguro para el pequeño.

Una vez en casa, Kenta se sumió en el silencio, su mirada perdida en pensamientos no compartidos. T/N, preocupada por su bienestar, le ofreció algo de comer. Inicialmente, Kenta rechazó la oferta, pero la persistencia cálida de T/N logró convencerlo.

Después de una cena tranquila, T/N preparó con cuidado un futón junto al suyo, una invitación silente para que Kenta se sintiera cómodo y acogido. Antes de que el sueño reclamara al pequeño, señaló su mochila con gesto sugestivo.

T/N abrió esa mochila y vio que en su interior había siete pergaminos, cada uno con nombres diferentes. Tomó el primero y vio que tenía el nombre de la jefa Ayame. Decía lo siguiente:

• Trozo de Luna • [Itachi Uchiha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora