• Trozo de Luna • [Itachi Uchiha]

108. Tsukaimononinaranai

T/N se encontraba sentada en la orilla de un arroyo, con las piernas cruzadas y las manos apoyadas sobre sus rodillas, canalizando su chakra en un intento de mantenerse serena. Sin embargo, la frustración la invadía. No era la primera vez que sentía la incomodidad de estar apartada de la batalla, pero esta vez era diferente. El hecho de estar ahí, tan lejos del frente, la hacía sentirse inútil.

"¿Por qué estoy aquí?", pensaba mientras intentaba mantener el ritmo de su respiración bajo control. Cuando Tsunade la había permitido participar en la guerra, T/N había imaginado algo muy distinto. Creyó que estaría en las líneas del frente, enfrentándose a los enemigos de la Alianza Shinobi, defendiendo a sus compañeros con todo su poder. Pero, en lugar de eso, estaba allí, apartada de la acción, con una babosa en su hombro, esperando una señal que nunca parecía llegar.

El contacto viscoso de la babosa en su hombro la hacía sentirse aún más incómoda. "¿Por qué tenía que ser una babosa?", pensó, conteniendo el impulso de apartarla de un manotazo. Trataba de mantener la calma y respetar la decisión de Tsunade, pero la situación estaba lejos de ser lo que ella esperaba. Su cuerpo estaba listo para la batalla, pero su mente estaba atrapada en una inquietud que no lograba calmar.

T/N cerró los ojos con fuerza, intentando bloquear el ruido del agua fluyendo y la sensación viscosa en su hombro. En ese momento, dirigió su concentración hacia el chakra de Kaguya, la deidad con la que había logrado una conexión especial. Normalmente, cuando T/N meditaba y enfocaba su energía, podía sentir una respuesta sutil, una especie de presencia reconfortante que la guiaba y le otorgaba fuerzas. Pero hoy, esa presencia era inexistente.

"¿Por qué no responde?", se preguntaba mientras un nudo de inquietud se formaba en su pecho. Había intentado varias veces comunicarse con Kaguya, sin éxito. Era la primera vez que algo así sucedía, y eso solo la hacía sentir más vulnerable. La conexión entre ambas era algo que siempre había considerado como un pilar en su fuerza, una seguridad inquebrantable. Ahora, el vacío que sentía en lugar de esa presencia solo aumentaba su frustración.

Respiró hondo, intentando no dejar que el miedo se apoderara de ella. "Debe haber una razón", pensó, tratando de calmarse. Quizás Kaguya simplemente estaba... ocupada. Pero en el fondo, sabía que algo no estaba bien. Había algo en el aire, algo que no lograba identificar, y eso la inquietaba profundamente.

Siguió meditando, intentando restablecer la conexión, pero su mente se desviaba una y otra vez hacia el campo de batalla. Sentía que algo grande estaba ocurriendo, y que ella estaba perdiendo tiempo. La guerra continuaba, las batallas se libraban en todas partes, y mientras sus compañeros luchaban y se sacrificaban, ella se encontraba ahí, alejada, sin poder ayudar.

Finalmente, abrió los ojos, mirando el arroyo frente a ella. Su reflejo en el agua la devolvía a la realidad. Estaba allí, en cuerpo y alma, pero con una parte de ella ausente, vacía. Suspiró, profundamente frustrada. Lo único que podía hacer ahora era esperar.

Los ojos de T/N se iluminaron al instante cuando la babosa rompió el silencio, informándole que se estaba desarrollando una batalla en el sur del País del Rayo. Su cuerpo reaccionó de inmediato, el chakra fluyendo con más fuerza por sus venas, lista para actuar. Finalmente, la oportunidad que tanto había esperado estaba allí. Podría luchar, proteger a su gente, hacer algo más que esperar.

Sin embargo, ese brillo en sus ojos se apagó tan rápido como había aparecido. La voz suave pero firme de la babosa le trajo una noticia que no esperaba oír.

—Tsunade-sama ha mandado un comunicado —dijo la babosa—. T/N, tienes la orden expresa de no participar en esta batalla.

El enojo la golpeó como una oleada, sofocando cualquier intento de mantener la calma. Sentía cómo su corazón comenzaba a acelerarse, y sus manos, que momentos antes estaban serenas sobre sus rodillas, se apretaron en puños. Era frustrante, injusto. Otra vez, le impedían hacer lo que mejor sabía hacer: pelear, proteger, ser útil. No podía quedarse más tiempo al margen mientras el mundo seguía ardiendo a su alrededor.