93. Giri no kyōdai

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T/N se recuperó del parto en menos de dos semanas, un tiempo sorprendentemente breve gracias a su entrenamiento y al poder latente de Kaguya que aún fluía dentro de ella. Durante ese tiempo, cuidaba con una devoción inquebrantable a su pequeño Daiki. Con cada día que pasaba, ella notaba cómo su hijo iba cambiando, desarrollándose rápidamente. Uno de los cambios más notables fue en su cabello: aunque había nacido con el pelo completamente negro, ahora la raíz de su cabello empezaba a tornarse blanca, mientras que el resto seguía conservando el tono oscuro que le recordaba tanto a Itachi.

Las marionetas de Toneri, fieles y siempre diligentes, ayudaron a T/N a cuidar al bebé mientras ella se recuperaba. Con movimientos precisos y silenciosos, llevaban agua, preparaban la comida, y aseguraban que todo estuviera en perfecto orden, permitiendo que T/N se enfocara en el descanso y en su hijo.

A pesar de su rápida recuperación, T/N revisaba regularmente el estado de su cuerpo con técnicas de ninjutsu médico, no solo para asegurarse de que todo marchara bien, sino también para verificar el bienestar de Daiki. Usando su chakra con cuidado, ella analizaba cada parte del sistema de chakra del bebé, detectando cualquier anomalía que pudiera indicar la manifestación de algún poder inusual. Aunque el cabello de Daiki había cambiado, parecía que estaba sano, aunque sentía una energía latente en su interior, similar a la suya, pero más intensa, como si algo estuviera esperando para despertar.

Cada vez que completaba estas revisiones, T/N sentía un alivio, pero también una curiosidad creciente por el futuro de su hijo, consciente de que, al igual que ella, él poseía un destino único y lleno de poder.

Cada vez que completaba estas revisiones, T/N sentía un alivio, pero también una curiosidad creciente por el futuro de su hijo, consciente de que, al igual que ella, él poseía un destino único y lleno de poder

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El día finalmente llegó. Era el día en que T/N volvería a la Tierra, a Konoha. Después de meses de preparación, el momento de despedirse de Toneri había llegado. Él se había ofrecido a usar su poder para teletransportarla, evitando que ella se esforzara, ya que aún estaba en proceso de recuperación total. T/N, con su habitual calma, asintió y tomó a Daiki en sus brazos, sosteniéndolo con delicadeza mientras él dormía acurrucado contra su pecho.

Frente a Toneri, quien le dedicaba una leve sonrisa, T/N sintió una mezcla de gratitud y tristeza por tener que despedirse. Durante esos meses, él no solo había sido su protector, sino también su guía y apoyo en momentos cruciales.

—Espero verte pronto —dijo Toneri, con una calidez en su voz que raramente mostraba.

T/N asintió una vez más. Cerró los ojos, permitiéndose unos segundos de paz antes de su partida. Cuando volvió a abrirlos, se encontraba en un lugar completamente distinto.

Alrededor de ella, un denso bosque la rodeaba. Las hojas susurraban con el viento, y la luz del sol se filtraba a través de los altos árboles. T/N se tomó unos momentos para ubicarse, mirando a su alrededor con desconfianza y sorpresa. El aire olía a tierra húmeda, y el sonido de animales en la distancia confirmaba que estaba muy lejos de cualquier aldea.

"Maldición, Toneri", pensó para sí misma, conteniendo una sonrisa de exasperación. Él rara vez cometía errores, así que debía haber una razón para que la hubiera dejado en ese lugar, a varias horas de distancia de Konoha.

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