CAPITULO 36:

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DICCIONARIO ANTIOQUEÑO (Léelo antes de empezar)

* Tropel: Tumulto - escandalo - desorden / Trabas: obstáculos  / Trasto: Basura - no saber nada

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5. Mencione tres departamentos de Colombia con sus capitales.

Pao mordió la tapa del bolígrafo, haciendo memoria de lo que Luis le enseñara hace unas semanas, y que el día anterior repasara con Emilia y Jerónimo. Su profesor, sentado unos pasos más allá, organizaba unos documentos que Abel le delegara desde dos días atrás mientras él iba a una reunión con monseñor en la diócesis de Santa Rosa de Osos.

—Es tu primer examen, querida. Si no lo consigues no te agobies, has aprendido demasiado.

Pero ella no se agobiaba. Ni con las diez preguntas del examen, o porque él vigilara que no hiciera trampa. Ni siquiera con pensar que si escribía algo mal se reirían de ella. Todo eso era lo de menos. Su frustración tenía traje azul, un palo para castigar, y el apodo de la demonia. Porque al otro día, sábado, le correspondía catequesis con ella y sabía que no sería nada fácil y entretenida. Que se equivocase en historia, matemáticas o literatura no era nada. Los padres la corregían con paciencia. Otro cantar era Sor Auxilio – su intuición no había fallado – que no perdía oportunidades para hacerla tambalear en la cuerda floja, valiéndose de su falso poder de profesora. A todos los niños por igual los castigaba, pero las cosas con ella ya eran personales. Y si no que lo demostraran un pequeño moretón que tenía en la espalda, cuando al no contestarle como: Sor Auxilio del Niño Jesús, le había propinado dos palazos; y un raspón en su mano izquierda que ahora estaba vendada, por hablar cuando ella había pedido silencio. Y Pao no se había defendido con tal de no verse humillada. Cero humillada frente a la demonia y hasta frente a la madre que no le había creído cuando le contó del primer castigo a un pequeño. Mejor mantenerla cercana y no en contra.

Los sábados eran ahora su martirio silencioso. Los que anhelaba cesaran. Con desesperación aguardaba al ocho de diciembre, día de recepción de sus sacramentos. Pero a pesar de estar ya a mediados de septiembre, se sentía completamente lejano ese día. Y su valentía disminuida a cuenta gotas. ¿Resistiría sin hablar y quebrarse hasta esa fecha? ¿Sin fastidiar a los padres y dejando de verse como una heroína delante de sus pequeños? Paulina ya no lo sabía.

La Virgen la amparara.

—¿Cuántas te faltan? Te noto cansada.

Volvió a ver al padre que parado su trabajo la contemplaba con preocupación.

—No se preocupe, padre. Solo una. La quinta pregunta del examen. Y esto no me tiene agobiada, solo pienso antes de escribir.

Él sonrió.

—Te falta la más fácil, hija. Piensa solo donde vives y también dame otros dos departamentos y ya está.

Entonces ella recordó, luego de relegar a la bruja del colegio al fondo de su cabeza; y muy despacio pero con letra más bonita, escribió lo pedido en el ejercicio.

Antioquia - Medellín / Cundinamarca - Bogotá / Amazonas - Leticia.

Y con eso acabó la evaluación de historia en cuarenta y cinco minutos.

—¡Listo, padre Luis!

Se levantó del escritorio del padre Abel, con las preguntas impecablemente resueltas. Si él la autorizaba a retirarse, podría ir a preparar un poco de chocolate caliente. Afuera de la casa arreciaba el agua y el frío; y ella necesitaba algo calientito y dulce para entrar en calor. Les daría el refrigerio a sus pequeños que en el otro cuarto también estudiaban juntos, y algo al vicario del pueblo.

ENTRE LA CRUZ Y EL CORAZÓN (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora