DIMITRI
Tuve que contenerme para no golpear mi oficina.
No podía creerme que aquella zorra estuviera embarazada. Debió de convencer a algún pobre desgraciado para que se acostara con ella y pensó que yo no me daría cuenta de que la hora no coincidía.
Debió pensar que no me importaría.
Pero me importó. Claro que sí. Tenía una hermosa compañera a la que amaba con cada parte de mi cuerpo y de mi alma. Me importaba si alguien intentaba alejarme de ella. Me importaba si alguien intentaba destruir mi futuro con ella.
Necesitaba a Maddie. La necesitaba muchísimo.
Apoyé las manos en el alféizar, me incliné hacia delante y respiré hondo.
—Tenemos que pensarlo bien, Dimitri—, dijo Will con enfado. - Tenemos que tomar la mejor decisión posible para ti y para nuestra manada.Imaginé el hermoso rostro de Maddie frente a mí. Me imaginé en su cama, estrechándola contra mí. Recordé su aroma y dejé que calmara mi alma. No era ni siquiera parecido al real, pero me ayudó un poco. Me ayudó a respirar hondo y a concentrarme en Will.
Él tenía razón. Tenía que tomar una decisión.
Me di la vuelta y me acerqué a mi escritorio. Me senté y me pasé los dedos por el pelo. Will ya estaba sentado en su sitio habitual.
Tenía cara de enfado.
—Deberías haber sido más selectivo a la hora de meter la polla-, murmuró enfadado.
Lo fulminé con la mirada. —Lo sé. Ya me lo habías dicho.
Puso los ojos en blanco y apretó la mandíbula. Sabía cuánto odiaba a Savannah. Debería haberle hecho caso, pero nunca pensé que ella fuera capaz de hacer algo así. Ella y yo fuimos amigos durante mucho tiempo antes de acostarnos. Pensaba que era una buena persona, pero yo era un tonto ingenuo.
—Lo siento—, murmuró Will mientras miraba su regazo. —Es como si mi ira se hubiera duplicado desde que conocí a Maddie. Ella es mi Luna y necesito protegerla. Me cuesta controlar mi ira ahora que hay una zorra que intenta ocupar el lugar que le corresponde a
Maddie.
Le entendí. Era un Beta y proteger a su Luna era un instinto para él. Era su deber y su privilegio protegerla.
—Lo sé—, murmuré. —Ni siquiera estoy segura de cómo he conseguido mantener a Skol dentro todo este tiempo. Quiere hacer pedazos a Savannah.
Will asintió y apretó la mandíbula. Me miró y vi determinación en sus ojos.
—No dejaremos que Savannah se lleve lo que pertenece a Maddie
-, dijo. —Maddie es tu compañera y mi Luna y que me aspen si dejo que Savannah ocupe su lugar.
Sonreí. Estaba muy orgullosa de mi amiga. Por supuesto que no dejaríamos que esa zorra ocupara el lugar de Maddie. Estaba tan jodidamente contenta de que Will fuera tan protector con Maddie como yo. Sabía que podía contar con él para mantenerla a salvo.
—Tenemos que considerar las posibles consecuencias—, dije, yendo directamente al grano. —Si Savannah le dice a alguien que está embarazada de mi cachorro, mis lobos esperarán que la marque y la convierta en mi Luna.
Will asintió. —Esa es mi principal preocupación.
Tragué saliva e intenté respirar hondo.
—Tengo que esperar cuatro semanas para poder hacer la prueba de paternidad—, dije. —Ya le ordené que no se lo contara a nadie, pero eso fue después de que se lo contara a mi madre y a sus padres. No sé si se lo ha dicho a alguien más.
—Tenemos que hablar con ella y hacer que nos diga quién lo sabe-, dijo Will.
Asentí con la cabeza. Tengo que ordenarles a todos que no difundan la mentira. Mi madre y los padres de Savannah ya estaban bajo mi orden. Ni siquiera pensé que sería necesario poner a mi madre bajo la orden de alfa, pero estaba tan jodidamente equivocada. Le ordené que no se lo contara a nadie después de decírselo a Maddie. Ojalá lo hubiera hecho antes.
Deseé que Maddie no lo supiera. Ojalá hubiera tenido la oportunidad de decírselo y explicárselo.
—Probablemente deberías ordenarles que tampoco hablen de ello entre ellas—, añadió Will. —Tengo la sensación de que Savannah se regodeará de ello alrededor de Maddie.
Vi el maldito rojo. Will tenía razón.
Les ordené que no se lo contaran a nadie que no lo supiera ya, pero mi orden no les impedía hablar de ello con la gente que ya lo sabía.
—Tienes razón—, murmuré. —Debería haberlo pensado antes.
¿Por qué coño no lo hice?—Tienes muchas cosas en la cabeza, Dimitri-, suspiró Will. —No puedes pensar en todo. Para eso me tienes a mí.
Le hice un pequeño gesto con la cabeza y respiré hondo.
Tenía razón. Tenía la mente en blanco y negro. Intentaba encontrar la manera de deshacerme de Savannah lo antes posible. Intentaba mantenerme al día con mi trabajo en la manada. Pero sobre todo, estaba tratando de encontrar una manera de sobrevivir esos largos días sin Maddie en mis brazos. No podía esperar a que llegara el día en que pudiera ir a verla cuando me diera la puta gana. Me moría de ganas de poder besarla y tocarla siempre que quisiera y lo necesitara.
Miré el reloj de la pared. Esperar hasta esta noche sería una tortura.
- ¿Sigues durmiendo en la habitación de Maddie todas las noches? —preguntó Will, haciendo que le devolviera la mirada.
—Sí—, asentí. —No puedo dormir sin ella.
Will negó con la cabeza, pero una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.
—¿Y si se despierta y te ve allí?—, preguntó.
—No creo que eso ocurra—, dije. —Duerme mejor cuando estoy yo. Will se rió y volvió a negar con la cabeza.
—Espero que tengas razón, tío—, dijo. —Si se despierta y te ve allí, se volverá loca.
Le miré con el ceño fruncido.
—No lo hará—, murmuré. —Pensaría en una excusa para estar allí.
No iba a dejar de dormir en su habitación. No sería capaz de dormirme sin ella. No había forma de que dejara de hacerlo. Ella era la única que podía mantenerme tranquilo mientras tenía que lidiar con Savannah. Era la única que impedía que me transformara y destruyera todo lo que me rodeaba.
La necesitaba y me moría de ganas de volver a tenerla entre mis brazos.
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Mi hermanastro es mi mate
Werewolf-Yo, Madeline Clark, rechazo...-, empecé a hablar, pero Alfa Dimitri me detuvo tapándome la boca con la mano. Me acercó más a él y gruñó. - ¿Qué demonios estás haciendo? -, gritó. -No voy a dejar que hagas esto, Maddie. Te he esperado durante meses...