Cap 100 Trono

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POV de Desconocido

La habitación me ponía enfermo. Siempre me daba asco. No importaba cuántas veces hubiera estado allí, nunca me había acostumbrado al olor.
Era una habitación pequeña y sin luz. La única luz que había provenía de las velas esparcidas al azar sobre la mesa frente a mí.
Las paredes estaban cubiertas de moho y el olor a humedad era sofocante. Siempre me revolvía el estómago. Un goteo ocasional de agua procedente de una fuente desconocida me ponía nervioso. Quería encontrarlo y hacer que parara. Era molesto.
Estábamos sentados alrededor de la mesa. Había seis sillas, pero sólo estábamos cinco. Eso no les gustaba nada.
—Nos falta un miembro—, dijo mirando alrededor de la mesa. -¿Qué ha pasado?—
Suspiré y resistí el impulso de poner los ojos en blanco.

—Estoy trabajando en ello—, dije, apretando la mandíbula. —No será fácil.
Se rió y negó con la cabeza. Los demás seguían mirándome con expresiones de enfado en sus feas caras.
—Nada es fácil cuando te haces cargo de un trono—, dijo. —Ya lo sabes. Deberías habértelo esperado-.
Sentí que me invadía una oleada de ira. ¿Cómo coño iba a esperármelo? Se había vuelto completamente loca. i¿La cagó y me estaban culpando por ello?! ¿Lo decían en serio?
—¿Cómo coño lo iba a ver venir?— Pregunté, apretando los puños.
Lo hizo ella sola. Yo no tuve nada que ver. Si lo hubiera sabido, la habría detenido—.
Resopló y sacudió la cabeza. Los demás seguían completamente callados. Su silencio me estaba poniendo de los putos nervios. Se escondían detrás de él. Como siempre.
—Debía de haber señales—, dijo. —Deberías haberlo sabido-.
Respiré hondo por la nariz para intentar calmarme un poco.
—Aún así no reaccionaría—, dije. —No tenía ni idea de que era su compañera. Lo cambió todo—.
—Eres muy malo en tu trabajo, ¿eh?—, preguntó, riendo
oscuramente. —¿Cómo no lo viste venir? Mis fuentes me dicen que llevaba meses suspirando por ella. Dicen que era jodidamente obvio.
Resistí el impulso de volver a poner los ojos en blanco.
—No le estaba siguiendo—, murmuré. —Estaba lo más cerca posible- Volvió a reírse. -Obviamente no estaba lo suficientemente cerca
-Gruñí. No podía parar.
—Vale, ya basta—, dije enfadado. —Pasó, joder, y no hay nada que podamos hacer al respecto. Podemos repasar todo lo que hice o dejé de hacer, pero no cambiará una mierda. Tenemos que averiguar qué hacer ahora, no lo que deberíamos haber hecho antes—.
Levantó las cejas. —¿Tienes alguna sugerencia?—
Respiré hondo y solté el aire lentamente.
—Todos estaremos en la Reunión de Alfas—, dije. —Estoy seguro de que podremos hacer muchas cosas mientras estemos allí—.
Miró al resto de los miembros y suspiró.
—Esperaba evitarlo—, dijo. —Estamos arriesgando mucho—.
Resoplé y negué con la cabeza. Volvió a mirarme y entrecerró los ojos.
—Hemos estado arriesgando mucho desde que empezamos a reunirnos aquí—, dije. —Nos ejecutarán si nos pillan aquí o allá. No hay mucha diferencia-.
Apretó la mandíbula y sonrió. Aunque era forzada.
—En eso no te equivocas, amigo mío—, dijo y se me retorció el estómago.
No éramos amigos. Sólo éramos dos hombres que querían alcanzar el mismo objetivo. Éramos sólo dos hombres que querían quitarle el trono.
—Su pareja es la clave—, dije. —Él daría su trono por ella. Estoy seguro de ello.
Asintió. —¿Qué debemos saber de ella?—
—Nada—, dije. —Es una loba normal con una cara bonita. No vale mucho para nosotros, pero lo vale todo para él-.
Sonrió satisfecho. —Cara bonita, ¿eh?—
Me reí y asentí.
—Una cara muy bonita—, dije. -Estoy seguro de que disfrutarás pasando tiempo con ella.
Miré alrededor de la habitación y sonreí.
—Todos disfrutaremos pasando tiempo con ella—, dije, haciendo que los demás sonrieran un poco.
Me moría de ganas de tenerla debajo de mí. Había estado soñando con ello desde que puse mis ojos en ella por primera vez. Pensaba en todas las formas diferentes en que me la follaría. Pensé en todas las formas en que gritaría mi nombre. Diablos, ni siquiera tenía que gritar mi nombre. Con oírla gritar mientras le enterraba la polla sería suficiente.
—Estoy deseándolo—, dijo. —¿Será fácil cogerla?—.
Le devolví la mirada y suspiré.
—No—, dije, negando con la cabeza. —Es muy protector. No será fácil llevársela—.
Respiró hondo y apretó los puños. Eso no le gustaba nada.
—Nada es fácil cuando te haces con un trono—, le recordé, tratando de no sonreír burlonamente.
Gruñó y entrecerró los ojos.
—No uses mis palabras contra mí, rata—, dijo. —Recuerda quién será el que se siente en ese trono. Yo que tú tendría cuidado con lo que digo—.
Me mordí el interior de la mejilla para contener la risa. Iba a ser un rey terrible, pero eso era exactamente lo que yo quería. Quería un rey que pudiera controlar y él era tan estúpido y arrogante como para dejar que lo usara de marioneta.
—Te pido disculpas—, dije, inclinando un poco la cabeza.
Puso los ojos en blanco y se recostó en la silla.
—Así que tomar a su pareja es nuestro principal objetivo—, dijo. - La necesitamos para convencerle de que nos entregue su trono.
Asenti. —Estoy seguro de que no hará falta convencerlo mucho. Nos lo dará en un santiamén-.
Sonrió. Parecía satisfecho.
—Es maravilloso oír eso—, dijo. —Estoy impaciente por recuperar lo que me pertenece—.

Mi hermanastro es mi mate Donde viven las historias. Descúbrelo ahora