POV de Dimitri
¡Besé a mi compañera! La besé y fue la puta perfección. Quería más. No podía esperar a hacerlo una y otra y otra vez. Ahora era adicto a ella y nunca tendría suficiente de sus labios. Estaba tan feliz y no podía dejar de sonreír. —Creo que nunca te había visto tan feliz—, dijo Will mientras me ayudaba a abrocharme los gemelos. —No has dejado de sonreír desde que saliste de tu despacho—. Mi sonrisa se ensanchó aún más. —Nos besamos y fue perfecto—, dije y Will se rió entre dientes. — Suponía que había pasado algo así—, dijo mientras sonreía alegremente. —Me alegro mucho por ti. Es una gran chica y ya puedo decir que será una Luna increíble—. El calor se extendió por mis extremidades. Will tenía toda la razón. Era increíble en todos los sentidos. Oí abrirse la puerta de mi vestidor. Maddie se asomó por la puerta y vi que sus ojos recorrían mi cuerpo de arriba abajo.
La sangre se le subió a las mejillas y tuve que contener una risita.
Me sentía muy halagado. Era evidente que mi compañera pensaba que estaba bueno. —¿Está todo bien con el vestido, princesa?— le pregunté. Le había preparado un vestido para el discurso de hoy.
Era un sencillo pero precioso vestido negro que combinaba perfectamente con mi traje. —Sí—, dijo en voz baja. —Sólo. necesito un poco de ayuda para subir la cremallera—. Me acerqué a ella inmediatamente. Se me quedó la respiración, entrecortada cuando abrió la puerta y me dejó entrar. Era jodidamente hermosa.
El vestido se ceñía perfectamente a su cuerpo. Podía ver todas y cada una de las curvas de su cuerpo y me estaba volviendo loco.
Cerré la puerta y tragué saliva. Me quedé helado y apenas podía moverme. Sólo podía mirarla. Su culo era jodidamente perfecto con el vestido que había elegido. Se recogió el pelo en una coleta y pude ver perfectamente su espalda desnuda. Sentí cómo se me endurecía la polla y tuve que contener un gemido. Era tan jodidamente perfecta. Se dio la vuelta y enarcó las cejas. —¿Va todo bien?—, preguntó en voz baja. Tuve que obligarme a tragar saliva porque no me sorprendería si empezara a babear. —Todo está más que bien, princesa—, dije mientras me acercaba a ella lentamente. —Eres perfecta y no puedo dejar de admirarte—.
Finalmente llegué hasta ella y pasé mi mano por su brazo desnudo.
Ella estaba de pie frente al espejo y yo tenía una vista perfecta de su hermoso rostro. Se sonrojó y respiró hondo.
Le moví suavemente la coleta. Gemí en voz baja y mi polla se puso dolorosamente dura. Puse la mano en su espalda y recorrí suavemente su columna vertebral con los dedos. Se estremeció y se apoyó en mí. Bajé la cabeza y la besé suavemente en el cuello.
Ella gimió en silencio mientras yo recorría sus labios hasta la mandíbula. Mi mano llegó a la parte inferior de su espalda y quise continuar, pero no quería que se sintiera incómoda. Encontré la cremallera y empecé a subirla lentamente. No aparté los labios de su mandíbula ni de su cuello. Ella levantó el brazo y enredó los dedos en mi pelo, apretándome aún más contra ella. Le rodeé la cintura con el otro brazo, abrazándola con fuerza. Terminé de subirle la cremallera, pero no dejé de besarle el cuello. No quería
parar. Llegué al lugar donde pronto estaría mi marca y ella jadeó.
La sujeté con más fuerza y lamí su marca. —Dimitri—, gritó y eso me provocó una sacudida de lujuria en la polla. Joder. No sabía que ponerle ropa a una mujer podía ser tan excitante. Bueno, ella era la única mujer que podía ponerme tan jodidamente cachondo mientras le ponía la ropa en vez de arrancársela de su delicioso cuerpo. Nadie se le acercaba. -Joder, princesa—, murmuré contra su cuello. —Me estás volviendo loco—. Jadeaba con fuerza y sus dedos estaban completamente enredados en mi pelo. —No soy yo quien te besa así—, murmuró, haciéndome reír. Levanté la cabeza y miré su hermoso rostro. —No soy yo el que está tan jodidamente bueno—, dije, haciendo que se sonrojara de nuevo. —No estoy seguro de querer enseñarte a la manada. Quizá deberíamos taparte un poco—. Sonrió y negó con la cabeza. —Por otro lado, quiero que todos se pongan celosos—, añadí mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en mi rostro. —Quiero que vean lo jodidamente perfecta que eres y que sepan que me perteneces—.
Ella tragó saliva y miró mis labios. No tuvo que hacerlo dos veces.
Me incliné y capturé sus deliciosos labios con los míos. Ella se abrió para mí y yo introduje la lengua en su cálida boca. Se me pusieron los ojos en blanco. Sabía jodidamente increíble. Sabía a coco y a sandia. Sabía a verano y yo la adoraba. Nunca me cansaría de ella. No quería tener suficiente de ella. Quería ser adicto a ella. La giré y profundicé nuestro beso. Estaba completamente relajada entre mis brazos y eso me hizo sonreír.
Confiaba en mí. Me deseaba. Me necesitaba. Mis manos recorrían su cuerpo perfecto. Sus manos me rodeaban con fuerza.
Estábamos tan cerca como podíamos estar. —Es hora—, oí la voz de Will. —Dejad de flirtear el uno con el otro—. Gemí y de mala gana dejé de besarla. Respiraba con dificultad y tenía los labios hinchados y húmedos. La visión de ella disparó otra sacudida de lujuria en mi polla y quise gemir de nuevo. —i¿ Dimitri?!— Will me llamó. —Ya voy—, dije mientras me inclinaba hacia ella y le daba un suave beso en los labios. La solté y le arreglé un poco el vestido. —¿Están bien mi peinado y mi maquillaje?—, preguntó. - No estaba segura de qué hacer—. Sonreí y le acaricié la mejilla. - Está perfecto, princesa—, dije suavemente. Me sonrió y el corazón me dio un vuelco. Todavía no podía creer que ella fuera mía y yo suyo. Me moría de ganas de hacerlo oficial de todas las maneras posibles.
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Mi hermanastro es mi mate
Werewolf-Yo, Madeline Clark, rechazo...-, empecé a hablar, pero Alfa Dimitri me detuvo tapándome la boca con la mano. Me acercó más a él y gruñó. - ¿Qué demonios estás haciendo? -, gritó. -No voy a dejar que hagas esto, Maddie. Te he esperado durante meses...