POV de Dimitri
Estaba sentado en la cama de nuestra habitación, abrazando a Maddie tan cerca de mí como me era posible. Estaba sentada en mi regazo y todo su cuerpo me rodeaba. Pero eso no me bastaba.
Necesitaba que estuviera más cerca.
Me sentía jodidamente culpable. ¿Cómo coño no me di cuenta de que algo le estaba pasando a mi compañera? ¡Estaba siendo maltratada delante de mis narices y no me di cuenta! Me sentía el peor compañero del puto mundo y quería arrancarme el corazón.
Volvimos a nuestra habitación hace casi diez minutos, pero ninguno de nosotros habló. Yo no podía hablar porque tenía un nudo enorme en la garganta. Apenas podía respirar.
Seguí besando cada parte de su cuerpo que podía alcanzar. Seguí acariciándola. Seguí apretándola más contra mí. Necesitaba asegurarme de que estaba en mis brazos. Necesitaba asegurarme de que estaba bien.
Pero tenía que hablar. Tenía que preguntarle por qué no me lo había dicho. Necesitaba saber por qué. Necesitaba saberlo todo.
Besé su cabeza una vez más y la abracé con fuerza.
—¿Por qué, Maddie?— Le pregunté en voz baja, con dolor en la voz. —¿Por qué no me lo dijiste, princesa? ¿Por qué no se lo dijiste a Mike? ¿Por qué no pediste ayuda?—.
Se puso un poco rígida y respiró hondo.—Necesito la verdad, Maddie—; le dije. —Necesito saber la verdad—
Intentó sentarse en mi regazo y se lo permití. Pero no moví los brazos, los mantuve sobre ella, asegurándonos a los dos que estaba a salvo.
Volvió a respirar hondo y me miró. Tenía las mejillas hinchadas y enrojecidas. Levanté la mano y le enjugué las lágrimas. Me dolía el corazón verla así, pero sabía que era la última vez, que no permitiría que nada así volviera a ocurrir. Nunca volvería a sufrir.
—Estaba segura de que Mike lo sabía—, murmuró Maddie, haciéndome fruncir las cejas. —Estaba segura de que lo aprobaba. Ella me pegaba incluso cuando él estaba en casa y yo estaba segura de que él lo sabía-.
Lo dudaba seriamente. Mike nunca la dejaría hacer algo así si lo supiera. Mike cometía errores, pero nunca dejaría que nadie lastimara a Maddie.
—No creo que lo supiera, princesa—, dije suavemente. —Él no la dejaría hacer eso.
Ella asintió y volvió a mirar su regazo.
—Me di cuenta después de un tiempo-, dijo. —Me pegaba cuando él estaba en casa porque toda la casa está insonorizada y sabía que yo no diría nada—.
Suspiró y sacudió la cabeza.
—Estaba segura de que dejaría esta manada en cuanto cumpliera 18 años—, dijo, haciendo que se me apretara el corazón. —Creía que a nadie le importaría. Ni siquiera formaba parte de esta manada. No era...—
Dejó de hablar y me miró.
—No creía que fuera importante porque pensaba que no volvería a verla después de mi cumpleaños—, dijo.
Apreté la mandíbula y asenti.
—¿Y después de que descubrieras que era tu pareja?—. le pregunté. -¿Por qué no me lo dijiste entonces?—.
Se le llenaron los ojos de lágrimas y tragó saliva.
—No quería que perdieras a tu madre—, dijo. —No quería que pasara esto. No quería que tuvieras que elegir. No quería interponerme entre vosotros—.
Mis ojos se abrieron de par en par. ¡¿Estaba loca?! ¡La elegiría a ella antes que a nadie! La elegiría una y otra vez. Ella era mi corazón y mi alma. Nadie se le acercaba.Acaricié sus mejillas y la miré severamente.
—Escúchame, Maddie—, le dije. —Eres lo más importante de mi mundo. Siempre serás lo primero para mí. Tienes todo mi corazón y te quiero más que a nada. Te elegiré a ti antes que a nadie. Te elegiré a ti antes que a mí mismo. Te...—
Me interrumpió inclinándose y presionando sus labios sobre los míos. Gruñí y le devolví el beso.
—Yo también te quiero—, murmuró contra mis labios. —Te quiero mucho.
Enredé los dedos en mi pelo y apoyé la frente en la suya. Quería seguir besándola, pero necesitaba hablar con ella. Necesitaba que me lo contara todo y sabía que si seguía besándola, no podría parar pronto.
Mi necesidad de marcarla no hizo más que crecer tras descubrir lo que había hecho mi madre. Necesitaba atarla a mí de todas las formas posibles. Necesitaba que todo el mundo supiera quién era ella para mí. Necesitaba protegerla y mi marca en ella era el primer paso.
—Necesito saberlo todo, princesa-, dije, jadeando con fuerza. - Necesito saber todo lo que hizo—.
Maddie negó con la cabeza y me rodeó el cuello con los brazos.
—Ahora lo sabes todo, mi amor—, dijo suavemente. —Ella te lo contó todo—.
Oírla llamarme su amor hizo que todo mi cuerpo se estremeciera.
Quise besarla de nuevo, pero ella frunció las cejas y se mordió el labio inferior.
—¿Qué pasa, princesa?— pregunté suavemente mientras le sacaba el labio de debajo de los dientes.
Quería morderlo.
—Un día estuve a punto de abandonar la manada—, murmuró y mi corazón dejó de latir. —Seth me atrapó y evitó que me fuera.
No sentía mi cuerpo. ¿Casi se va? Casi la pierdo.
—¿Cuándo?— Pregunté, con un gruñido escapándoseme.
—Cuando nos encontraste en esa cabaña—, murmuró en voz baja.
—Tenía el labio partido y te dije que me había caído-.
El corazón me latía tan fuerte que parecía que se me iba a salir del pecho. Me acordé de aquel día. Estaba tan asustado porque se había hecho daño que no presté atención a nada más.
—¿Mi madre hizo eso?— pregunté, con la voz tensa.
Maddie asintió y mi visión se ennegreció. La abracé con fuerza y gruñí.
—Nunca me dejarás—, le dije. —Eres mía, Madeline.
No tenía ni idea de qué coño habría hecho si hubiera conseguido marcharse aquella noche. Sólo tenía que agradecerle a Seth por detenerla.
¿Sabía él que mi madre le había hecho daño?
Maddie me acarició las mejillas y me dedicó una pequeña sonrisa.
—Soy tuya—, dijo. —Nunca me iré. Te lo prometo, Dimitri. No puedo irme. Te quiero demasiado para hacerlo. Creo que te amaba incluso antes de cumplir 18 años. Creo que una parte de mí sabía quién eras incluso entonces. Estaba demasiado enfadada con Mike y pensé que Savannah....
La interrumpí besándola con fuerza. No quería oír nada más. Lo único que necesitaba oír era que me quería. Era suficiente. Era lo único que quería.
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Mi hermanastro es mi mate
Werewolf-Yo, Madeline Clark, rechazo...-, empecé a hablar, pero Alfa Dimitri me detuvo tapándome la boca con la mano. Me acercó más a él y gruñó. - ¿Qué demonios estás haciendo? -, gritó. -No voy a dejar que hagas esto, Maddie. Te he esperado durante meses...