POV de Madeline
Me sentí tan aliviada. Tenía tanto miedo de que Mike me odiara. Me aterrorizaba que volviera a abandonarme. Me aterrorizaba que se enfadara o que estuviera resentido conmigo.
No quería que pasara. Empezamos a arreglar nuestra relación. Me sentía preparada para dejarle volver a mi vida. No quería perderlo incluso antes de recuperarlo.
-Oh, mi bebé—, murmuró Mike mientras me besaba la parte superior de la cabeza y me frotaba la espalda. —No pasa nada.
Todo va a salir bien—.
Respiré hondo y le solté. Me dedicó una pequeña sonrisa y me limpió las mejillas.
—Mi preciosa niña—, dijo en voz baja mientras se inclinaba hacia mí y me besaba en la frente.
Se me hizo raro oírle llamarme así, pero mentiría si dijera que no me sentí bien.
Estaba muy enfadada con él, pero también le echaba de menos. Echaba de menos tener un padre. Echaba, de menos jugar con él. Echaba de menos reírme con él. Mi madre solía contarme historias sobre él y siempre decía que era un gran padre. Me contaba historias sobre cómo jugaba conmigo, me leía cuentos de hadas antes de acostarme y me preparaba mi desayuno favorito por la mañana. Me contaba historias en las que los tres pasábamos un tiempo maravilloso juntos y yo siempre lo echaba de menos.
Echaba de menos a mi padre.
No quería que volviera a mi vida porque estaba muy enfadada.
No quería que volviera porque tenía miedo de que me dejara otra vez. Ese miedo explotó dentro de mí cuando Oscar me dijo que era un licántropo. Estaba segura de que Mike se enfadaría. Estaba segura de que volvería a dejarme.
-Gracias—, murmuré, con la voz baja y áspera.
Mike sonrió y volvió a acariciarme la mejilla.
—¿Por qué, cariño?—, preguntó.
Tragué saliva e intenté respirar hondo.
—Por no enfadarte—, dije. —Por no culparme—.
Los ojos de Mike se abrieron de par en par. Me cogió las mejillas y sacudió la cabeza.
—Nunca, Maddie-, dijo. —Nunca te culparía. No hay nada que reprocharte. En todo caso, estoy increíblemente orgulloso de ti—.
Suspiró y me soltó. Miró à Dimitri y se pasó los dedos por el pelo.
—Entiendo por qué pensaste que me enfadaría-, murmuró. -
Fui un idiota y cometí el mayor error de mi vida cuando os dejé a ti y a tu madre—.
Mike tomó mis manos entre las suyas y las apretó.
—Pero yo era una persona diferente entonces, Maddie, continuó. —Tenía veinte años cuando naciste. Era joven y deliraba.
Creía en historias que ni siquiera debería haber escuchado. Ya no soy la misma persona.
Me acercó más a él y me envolvió en un fuerte abrazo.
—Estoy más que preparado para ser el padre que necesitas, Maddie—, dijo mientras me frotaba suavemente la espalda. —Te quiero mucho, mi pequeña, y nada cambiará eso jamás-.
Sentí una lágrima caer sobre mi mejilla.
Mike me soltó y me limpió las lágrimas de las mejillas.
—Podrías estar convirtiéndote en un gato y te seguiría queriendo—, dijo sonriendo un poco.
Will y Dimitri resoplaron. Se me escapó una risita silenciosa.
Oscar y Ellie sonrieron. Mike sonrió ampliamente antes de que su sonrisa desapareciera y volviera a ponerse serio.
—Lo digo en serio, Mads—, dijo mientras me pasaba los dedos por el pelo. —Estoy aquí. Nunca volveré a marcharme ni a elegir nada ni a nadie por encima de ti. Te lo prometo.
Sonreí y volví a rodearle el cuello con los brazos. Mike me besó en la sien y me devolvió el abrazo.
—Te quiero, cariño—, dijo en voz baja.
Yo también le quería, de verdad. Le quería incluso cuando estaba tan enfadada con él. Le quería incluso cuando no sabía dónde estaba. Quería decirle que yo también le quería, pero las palabras se negaban a salir de mis labios.
Mike volvió a besarme la sien y me soltó. Respiró hondo y miró a Dimitri.
—Quiero que me lo expliques todo—, dijo Mike mientras tomaba mi mano entre las suyas. —¿Cómo descubriste que puede oír los pensamientos de otras personas?—.
Dimitri suspiró y me miró.
—Se quejaba de que todo el mundo intentaba conectarla mentalmente al mismo tiempo—, dijo Dimitri, dedicándome una pequeña sonrisa. —Dijo que le dolía la cabeza y que tenía que acostumbrarse. Inmediatamente supe que algo no iba bien—.
Mike volvió a respirar hondo y soltó el aire lentamente.
—¿Puedes oír mis pensamientos ahora?—, me preguntó.
Negué con la cabeza. —No puedo oír los pensamientos de nadie cuando Dimitri está conmigo-.
Arrugué las cejas y me mordí el labio inferior.
—Bueno, excepto los de Janet y Kendrick—, murmuré.
Pude sentir cómo Dimitri se tensaba.
—¿Qué quieres decir, Maddie?— preguntó Oscar.
Lo miré y respiré hondo.
—No puedo leer la mente cuando Dimitri está conmigo-, empecé a explicar. —Las únicas excepciones son Janet y Kendrick. Podía oír sus pensamientos cuando Dimitri estaba conmigo—.
—¿En qué estaban pensando?— preguntó Oliver, frunciendo las cejas.
Tragué saliva. Dimitri gruñó.
—Pensaban en hacerme daño—, dije en voz baja.Mike me apretó la mano con más fuerza y pude notar cómo la ira se desprendía de él en oleadas.
—¿Qué significa eso? preguntó Mike furioso. -¿Por qué podía oír sus pensamientos, pero no los de los demás?—.
Ojalá supiera la respuesta a esa pregunta.
—Bueno, se me ocurre una cosa—, dijo Oscar, suspirando sonoramente.
Le miré y pude sentir cómo se me aceleraba el corazón.
—¿Qué?— preguntó Dimitri con enfado.
Oscar respiró hondo y alzó las cejas.
—Eran una verdadera amenaza—, dijo Oscar. —Sus pensamientos eran tan viles que te imponían una amenaza real.
Sus pensamientos eran más fuertes que tu protector—.
Mi corazón empezó a tamborilear contra mi caja torácica.
—¿En qué coño estaban pensando, Maddie?— preguntó Mike, con la voz cargada de ira.
Mantuve la mirada fija en Oscar. El miedo me retorcía el.
estómago.
Eran una amenaza real.
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Mi hermanastro es mi mate
Werewolf-Yo, Madeline Clark, rechazo...-, empecé a hablar, pero Alfa Dimitri me detuvo tapándome la boca con la mano. Me acercó más a él y gruñó. - ¿Qué demonios estás haciendo? -, gritó. -No voy a dejar que hagas esto, Maddie. Te he esperado durante meses...