Cap 68 Skol

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POV de Dimitri

Decir que estaba orgulloso de ella sería quedarme corto.
Estaba tan jodidamente orgulloso y tan jodidamente excitado por su forma de comportarse y de hablar. Me imaginaba inclinándola sobre la mesa y deslizándome dentro de ella. Me imaginaba diciéndole lo buena que era. La imaginé gimiendo mi nombre y llamándome Alfa, como lo hizo esta mañana.
Joder, joder.
Tenía que concentrarme. No podía hacerle esas cosas ahora.
Estábamos en casa de nuestros padres y ese no era el lugar para que yo tuviera esos pensamientos.
Vi como mi princesa respiraba hondo y miraba a mi madre.
-Janet...—, habló en voz baja, pero mi madre la interrumpió.
—Para ti es Luna Janet—, dijo mi madre, haciendo estallar la ira que llevaba dentro. —Y ni se te ocurra pensar que puedes venderme alguna patética historia de que quieres tener una relación conmigo. Nunca sucederá, Madeline. Te quiero fuera de la vida de mi hijo y de mi manada—.
Vi el maldito rojo. Gruñí con fuerza e intenté levantarme. Maddie me detuvo y negó con la cabeza.
Déjame hacer esto, por favor. Me vinculó mentalmente.
La miré y apreté la mandíbula. Ella miró a mi madre y enarcó las cejas.
—¿Por qué? —¿Qué he hecho, Luna? Si pudieras decírmelo, quiza podría solucionarlo. Si pudieras...-
—No puedes cambiar lo que eres, Madeline—, la interrumpió mi madre. —Eres una huérfana que no es lo suficientemente buena para ser Luna y Reina. Mi hijo se merece algo mejor. Mi hijo tuvo algo mejor. Tenía una familia perfecta y tú tuviste que venir a arruinarla—.
Para cuando mi madre terminó de hablar, estaba gritándole a Maddie y paseándose por la habitación.
Yo estaba furioso. ¡¿Cómo se atrevía a hablarle así a mi compañera?!
—¡Discúlpate!— Grité mientras me levantaba. —No dejaré que le hables así a mi compañera. Disculpate ahora.
Mi madre me miró y cruzó los brazos sobre el pecho.
—No me obligues a ordenártelo, madre—, dije, gruñendo. — Lo haré. Discúlpate con ella ahora mismo, joder-.
Mi madre entrecerró los ojos y apretó la mandíbula.
—Discúlpate, Janet, o me voy—, dijo Mike, haciéndome mirarle con los ojos muy abiertos. —No voy a quedarme de brazos cruzados y dejar que le hables asi a mi hija.
Estaba furioso. Vi cómo sus ojos cambiaban de color. Sus garras y caninos se alargaron.
Mi madre soltó un fuerte grito ahogado y miró a Maddie.
—¡¿Ves lo que has hecho?!—, gritó mi madre, señalando a Mike. -¡Mi compañero quiere dejarme por tu culpa!—.
Mi madre me miró y continuó hablando antes de que ninguno de nosotros pudiera protestar.
—¡¿Qué coño le ves, Dimitri?!—, gritó mi madre. -Tienes una pareja perfecta. Tienes un hijo con ella. Savannah aún te quiere y te aceptará de inmediato. Déjate de tonterías y vuelve con tu verdadera compañera-.

El gruñido que se me escapó hizo temblar las ventanas de la casa.
No podía retener a Skol. Estaba furioso.
Tomó el control en un segundo y corrió hacia mi madre. La agarró del cuello y le gruñó en la cara. Ella abrió los ojos y trató de apartarle la mano. Observé lo que hacía y le di todo el control.
Quería que asustara a mi madre.
-¡Skol!— Maddie gritó y lo agarró del brazo, intentando apartarlo de mi madre.
Mike se movió y gruñó a Skol.
—¡Suéltala, Skol, por favor!— suplicó Maddie, intentando apartarlo.
—Discúlpate—, le dije, con voz profunda y una frialdad que helaba la sangre. —Ahora.
Pude sentir cómo mi madre tragaba saliva. Skol sólo la agarró por el cuello. No la apretó. Aún podía respirar y hablar.
—Está bien, Skol, ella no tiene que hacerlo, gritó Maddie. -
Suéltala, por favor. Vámonos a casa-.
Skol entrecerró los ojos hacia mi madre y gruñó.
—Discúlpate—, ordené y mi madre gimoteó en voz baja.

—Skol...—, volvió a hablar Maddie, pero Skol la interrumpió gruñendo con fuerza.
—Discúlpate—, repetí la orden y mi madre gimoteó en voz alta.
Mike gruñó, pero Skol lo ignoró por completo. Mike era completamente inofensivo. Aunque atacara, Skol podría derribarlo de un solo movimiento.
—Lo siento—, murmuró mi madre en voz baja, todavía intentando zafarse del agarre de Skol.
Skol le gruñó en la cara y le apretó un poco más.
—Siempre elegiremos a Maddie antes que a ti—, le dije. —Maddie es nuestra compañera. Nuestra prioridad. Deja de insultarla. Deja de hablar de Savannah como si fuera nuestra compañera. Deja de herir a mi compañera—.
Los ojos de mi madre se abrieron de par en par. El odio que Skol vio en sus ojos le hizo gruñir de nuevo.
—Vamos, Skol, por favor—, gritó Maddie, tirando de su brazo de nuevo.
Skol soltó a mi madre. Miró a Mike y gruñó.
Devuélveme el control, Skol—, le dije, pero me ignoró..

No -dijo-. Quiero a Maddie.
Se giró hacia nuestra compañera y se estremeció. Era la primera vez que la veía estando en su propio cuerpo.
La atrajo hacia él y la levantó. Hizo que lo rodeara con los brazos y las piernas. Le enterró el hocico en el pelo y respiró hondo.
—Mía—, dije en voz baja mientras Skol salía corriendo de la casa.
Maddie le pasó los dedos por el pelaje y Skol gruñó extasiado.
—Mio, mío, mío—, repetí una y otra vez mientras Skol corría de vuelta hacia el establo.
—Soy tuya, Skol—, dijo Maddie en voz baja, haciendo que tanto Skol como yo nos estremeciéramos de excitación.
Skol ignoró todo y a todos los que nos cruzamos de camino al almacén. Estaba completamente concentrado en Maddie. Podía sentir cómo la olfateaba, la lamía y la tocaba. Ella seguía riéndose en voz baja y Skol se sentía como si estuviera drogado.
Skol entró corriendo en nuestro despacho y cerró la puerta de un portazo. Se dio la vuelta y apretó a Maddie contra la pared.
Ella sonrió y volvió a pasarle los dedos por el pelaje. Él ronroneó y le lamió la cara suavemente.

—Hola, Skol—, dijo suavemente. —Me alegro mucho de verte—.Skol volvió a ronronear y hundió la nariz en su cuello. La lamió suavemente y Maddie se estremeció.
Déjame volver, Skol -dije, sintiendo que la necesidad de abrazar a Maddie crecía dentro de mí.
Gruñó y pude sentir cómo aumentaba su enfado. Sabía que quería más tiempo con Maddie, pero me importaba una mierda. Quería abrazarla.
Skol dejó a Maddie en el suelo de mala gana y retrocedió unos pasos.
Yo retrocedí y la cogí en brazos inmediatamente. Me rodeó con los brazos y las piernas tan fuerte como pudo. Respiré hondo y dejé que su aroma me tranquilizara.

Mi hermanastro es mi mate Donde viven las historias. Descúbrelo ahora