MADELINE
—Estoy tan emocionado-, dijo Seth, haciéndome levantar la vista
hacia él.
Tenía una enorme sonrisa en la cara y eso me hizo feliz. Me gustaba verlo feliz.
—Estás más emocionado que yo—, me reí entre dientes mientras volvia a mirar la encimera y seguía limpiándola.
—Claro que lo estoy—, dijo Seth acercándose a mí. —Por fin sabré con certeza si eres mi pareja.
Sentí que me invadía el nerviosismo. Pensaba irme mañana. No quería encontrar a mi pareja.
Seth me pasó los dedos por el pelo y le miré. Sonrió y me acarició la mejilla.
— ¿Estás nerviosa?—, me preguntó y yo asenti.
—Un poco—, dije. —Pero estoy emocionada por conocer a mi lobo.Seth sonrió y se apoyó en el mostrador.
—A mí también me emociona conocerla—, dijo mientras cruzaba los brazos sobre el pecho. —Será increíble, como tú.
Sentí que el calor me subía a las mejillas. Sacudí la cabeza y volví a mirar el mostrador.
- ¿Cómo vas a celebrar tu cumpleaños?— preguntó Seth. -
Jasper cree que deberíamos organizarte una fiesta.
Tragué saliva y mantuve la vista en el mostrador. No estaría aquí para esa celebración. Me iría mañana por la noche.
Le miré y estaba a punto de decirle que no quería celebrarlo cuando la puerta de la cafetería se abrió y entró alfa Dimitri. Tenía una enorme sonrisa en la cara. Se me doblaron las rodillas y tuve que apoyarme en el mostrador para no caerme al suelo.
Era tan jodidamente guapo.
¿Qué demonios me pasaba?
-Hola, Maddie—, dijo alegremente Dimitri Alfa. — ¿Estás lista para irte a casa?
Arrugué un poco las cejas. No pensaba irme a casa. Pensaba quedarme aquí con Seth hasta que llegara la hora de mi turno.
Seth dijo que me apoyaría y me ayudaría a superarlo. Le dije que no era necesario, pero insistió. Sentí que lo estaba utilizando, sobre todo porque me iba a ir mañana. No tenía ni idea de cómo decirle que no podía quedarme en esta manada. Seth significaba el mundo para mí, pero simplemente no podía quedarme aquí.
—Planeaba quedarme en el restaurante—, le dije. —Seth y yo hicimos planes.
Ni siquiera estaba segura si el Alfa Dimitri sabía que mañana era mi cumpleaños. Ni siquiera estaba segura si Mike lo recordaba. No importaba de todos modos. No planeaba celebrarlo con nadie.
—De ninguna manera, Maddie—, dijo severamente Alfa Dimitri. — Mañana es tu cumpleaños. Vas a venir a casa para que podamos cenar y prepararte para tu primer turno.
Mis ojos se abrieron de par en par. ¿Él lo sabía? ¿Mike se acordaba?
—Prometí que estaría allí cuando ella cambiara de turno, alfa-, dijo Seth. — ¿Quizá pueda cenar contigo y tu familia mañana?
La sonrisa del alfa Dimitri desapareció. Entrecerró los ojos y miró a
Seth.
—Estaremos allí para ella cuando cambie de turno, Seth—, dijo severamente el Alfa Dimitri. -El primer turno es un acontecimiento familiar. Maddie puede pasar el día contigo mañana.—De acuerdo—, aceptó Seth de inmediato, haciendo que lo mirara con los ojos muy abiertos.
¿Qué? ¿Por qué aceptó tan rápido? ¿Se lo ordenó el Alfa Dimitri?
¿Por qué? ¿Qué demonios estaba pasando?
Alfa Dimitri sonrió y volvió a mirarme.
—Vamos, Maddie—, dijo emocionado.
Seth me miró y apretó la mandíbula. Arrugué las cejas mirándole.
-Vamos, Mads—, dijo Seth mientras me alcanzaba por detrás y me desabrochaba el delantal.
Seth me quitó el delantal y lo dejó sobre la encimera. Me quedé helada. No podía entender lo que acababa de pasar.
—Vete, Maddie—, dijo Seth suavemente. -Saldremos mañana.
Asentí con la cabeza y me abrazó. Me besó en la coronilla y respiró hondo.
El alfa Dimitri gruñó en voz baja.
Seth me soltó y obligué a mis piernas congeladas a moverse. Me acerqué al alfa Dimitri y me cogió la mano. Me sonrió y miró. a Seth.
—Buenas noches, Seth—, dijo Alfa Dimitri. —Nos veremos mañana.Alfa Dimitri empezó a tirar de mí detrás de él. Mantuve mis ojos en Seth todo el tiempo. Se veía tan triste y yo sólo queria volver y abrazarlo.
— ¿Mike se acordó de mi cumpleaños?— Le pregunté a Alfa Dimitri en cuanto salimos de la cafetería.
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Mi hermanastro es mi mate
Werewolf-Yo, Madeline Clark, rechazo...-, empecé a hablar, pero Alfa Dimitri me detuvo tapándome la boca con la mano. Me acercó más a él y gruñó. - ¿Qué demonios estás haciendo? -, gritó. -No voy a dejar que hagas esto, Maddie. Te he esperado durante meses...