Punto de vista de Madeline
Me temblaba todo el cuerpo. Estaba en estado de shock. Estaba asustada.
Estaba en completa incredulidad.
Me sorprendí cuando Oscar dijo que yo era un licántropo, pero escuchar a Dimitri decir que yo era el heredero...
Era demasiado. El primer pensamiento que me vino a la mente fue que Dimitri me vería como una amenaza. Él era el Rey. Este era su Reino. Este era su trono. Él merecía ser el líder. Él merecía sentarse en ese trono, no yo.
Todo lo que quería era mi pareja. No quería el trono. No quería ser el líder. No quería ser un Lycan. Quería a Dimitri.
Cuando dijo que no me veía como una amenaza, me quité un gran peso de encima. Sentí que por fin podía respirar de nuevo. No podía dejar de sollozar. Me sentía aliviada.
Pero también tenía miedo. ¿Qué significaba todo aquello? ¿Era esa la razón por la que Skye se negaba a cambiar? ¿Me estaba protegiendo de descubrir que era un licántropo?
¿Era real? Tal vez Oscar estaba equivocado. Tal vez no era verdad.
—Oscar podría estar equivocado-, murmuré en voz baja. —Quizá no sea verdad—.
Dimitri me besó la sien y me pasó los dedos por el pelo.
—Puede ser—, dijo. —Pero lo dudo, princesa. Que seas licántropo explica muchas cosas—.
Levanté la cabeza y Dimitri me dedicó una pequeña sonrisa. Me limpió las lágrimas de las mejillas y me dio un suave beso en los labios.
—¿Como qué?— pregunté en voz baja.
Dimitri enarcó una ceja.
—¿Que yo sea un licántropo explica qué?—. pregunté.
Dimitri me acomodó un mechón de pelo detrás de la oreja y suspiró.
—Que Skye se negara a cambiar para protegerte—, dijo. —Que tengas poderes—.
Asentí y respiré hondo. Dimitri me acarició la mejilla y sonrió.
—No te preocupes, Maddie, ¿vale?—, dijo suavemente. —No dejaré que te pase nada. Te protegeré de todo y de todos—.
Le rodeé el cuello con los brazos y le besé.
—Realmente quiero estar a solas contigo—, murmuré contra sus labios. —Tengo tanto miedo de perderte. Necesito sentirte dentro de mí. Necesito sentir tu piel contra la mía. Te necesito-.
Dimitri gruñó, apretándome más contra él. Levantó las caderas y noté lo duro que estaba. Me invadió una intensa sensación de necesidad.
-Joder, Maddie—, murmuró Dimitri mientras bajaba la cabeza y besaba mi marca. —Me estás volviendo loco-.
Gemí y moví la cabeza para darle mejor acceso a mi cuello. Cada palabra que decía iba en serio. Lo deseaba. Lo necesitaba. Lo necesitaba tanto. Me asusté mucho. Realmente pensé que lo perdería. Realmente pensé que ya no me querría. Necesitaba sentirle por todas partes para asegurarme de que seguía siendo mío.
Su boca y su lengua me estaban volviendo loca. No paraba de morderme, chuparme y lamerme el cuello y yo sentía que iba a estallar. No dejaba de tocarlo y de apretarme contra él, Sentía cómo se estremecía cada vez que pasaba la mano por su espalda perfecta.
—Dimitri—, grité en voz baja mientras la necesidad que sentía empezaba a ser dolorosa.
—Joder, Madeline—, gruñó en voz baja. —No puedo follarte cuando hay tres personas esperando fuera—.
No me importaban. Le necesitaba a él.
—Pero puedo hacerlo, murmuró mientras me bajaba la cremallera de los vaqueros y metía lentamente la mano en mi ropa interior.
Jadeé cuando sus dedos tocaron mi clítoris.
—Oh, joder—, gritó. —Estás tan jodidamente mojada.
Lo estaba. Lo notaba. Mi ropa interior estaba completamente empapada.
Me frotó el clítoris y se me pusieron los ojos en blanco. Dimitri me agarró la nuca con la otra mano y me besó con fuerza.
—Te vas a correr en mis dedos—, me dijo con voz profunda y llena de lujuria. —Vas a mantener tus ojos en los míos mientras te corres. No vas a gritar ni a hacer ruido—.
Clavé las uñas en su hombro cuando me metió dos dedos.
—Si haces lo que te digo, esta noche te follaré tan fuerte que no volverás a pensar en que te deje o en que elija a alguien o algo en vez de a ti—, continuó, haciéndome estremecer. —¿Queda claro?
Me limité a asentir. No podía hablar.
—Buena chica, gruñó mientras volvía a besarme.
Empezó a meter y sacar los dedos de mí. Jadeé en silencio y le agarré por detrás de la camiseta.
—Frótate contra mí—, me ordenó mientras bajaba la cabeza y empezaba a besarme el cuello de nuevo.
No tuvo que decírmelo dos veces. Empecé a mover las caderas y mi clítoris comenzó a frotarse contra la palma de su mano. Tuve que morderme el interior de la mejilla para no gritar. Cerré los ojos y empecé a mover las caderas más deprisa.
—Muy bien, mi Reina—, dijo Dimitri mientras levantaba la cabeza y me acariciaba la mejilla.
Me giró la cabeza y me besó con fuerza.
—Mirame—, dijo, y abrí los ojos inmediatamente.
El amor y el deseo que vi en sus ojos hicieron temblar todo mi cuerpo. Estaba tan cerca. Unos cuantos empujones mas y explotaría.Me mordí la lengua para no gritar cuando introdujo sus dedos más profundamente. Tocó ese punto
increíble dentro de mí y exploté alrededor de sus dedos.
—Joder, sí, Madeline—, dijo mientras me besaba con fuerza.
Seguí frotándome contra él, intentando prolongar el orgasmo. Mis movimientos se ralentizaron al cabo de unos instantes. Estaba agotada. Él sonrió satisfecho mientras miraba su mano en mi ropa interior.
—Tan jodidamente húmeda—, murmuró mientras sacaba suavemente sus dedos de mí.
Volvió a mirarme y se metió en la boca los dedos que tenía dentro.
Gimió y cerró los ojos.
—Joder—, murmuró. —Sabes tan jodidamente bien-.
Estuve a punto de correrme otra vez.
Le miraba fijamente y ni siquiera respiraba.
Abrió los ojos cuando terminó de limpiarse los dedos. Sonrió satisfecho y me atrajo hacia sí para besarme.
—No puedo esperar a estar dentro de ti esta noche, mi reina-, murmuró, haciéndome gemir en voz baja. —Has estado muy bien.
Te mereces que te follemos y te demos placer en cuanto volvamos a nuestra habitación—.
Sonreí y volví a besarle.
Te quiero. Me vinculó mentalmente. Eres mía.
Tenía razón. Yo era suya. Todavía era suya.
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Mi hermanastro es mi mate
Werewolf-Yo, Madeline Clark, rechazo...-, empecé a hablar, pero Alfa Dimitri me detuvo tapándome la boca con la mano. Me acercó más a él y gruñó. - ¿Qué demonios estás haciendo? -, gritó. -No voy a dejar que hagas esto, Maddie. Te he esperado durante meses...