POV de Dimitri
Ella era una Lycan.
Era una licántropa negra.
Yo estaba en shock. Me di cuenta de que Oscar nos hizo una pregunta, pero no podía oírlo. Sólo veía sus labios moverse. Sólo podía oír mi sangre bombeando por mis venas y mi corazón martilleando contra mi pecho.
Si era verdad, ella era la legítima heredera al trono. Si era verdad, era la loba más poderosa que existía.
Si era verdad, entonces estaba en mayor peligro que nunca.
—¿Alfa Dimitri?— La voz de Oscar finalmente me alcanzó.
Me estremecí y lo miré. Intenté que mi cuerpo se calmara un poco para poder oír lo que decía.
—¿Quién más sabe de su habilidad?—. preguntó Oscar.
Me aclaré la garganta y negué con la cabeza.
—Nosotros cuatro y el médico de la manada—, murmuré.
Miré a Will y a Ellie. Ambos miraban a Óscar con cara de asombro.
—Que siga siendo así—, dijo Oscar con severidad. —Nadie más tiene por qué saberlo y nadie más puede saberlo ahora. Si estoy en lo cierto entonces ella es...-
Oscar dejó de hablar y miró a Maddie.
—Ella es la heredera al trono—, dije, haciendo que me devolviera la mirada.
Asintió lentamente.
Finalmente miré a mi compañera. Estaba pálida y ni siquiera sabía si respiraba. Miraba a Oscar con los ojos muy abiertos.
—Princesa—, la llamé mientras le acariciaba la mejilla y giraba su cabeza hacia mí. —Respira, mi amor. Todo va a salir bien—.
No sabía si me había oído.
Apreté los labios contra los suyos y la atraje aún más hacia mí.
—Respira, Maddie—, murmuré mientras le frotaba la espalda. -
Vamos, mi amor—.
Tragó saliva y sacudió un poco la cabeza. Me di cuenta de lo confundida y asustada que estaba.
Miré a Oscar, Will y Ellie.
—¿Podrían darnos un momento, por favor?—. les pregunté.
Sabía que Maddie necesitaba espacio. Me daba cuenta de que estaba abrumada. Tenía que ayudarla. Necesitaba calmarla un poco.
—Claro—, murmuró Will mientras se levantaba. -Esperaremos fuera—
Asentí y vi cómo los tres salían de mi despacho. Will miró a Maddie una vez más antes de cerrar la puerta.
La miré en cuanto se fueron. Sus ojos estaban fijos en mí, pero me di cuenta de que estaba completamente ensimismada. Tenía los ojos fijos en mí, pero no me miraba. Estaba en otra parte.
—Princesa—, la llamé suavemente mientras me inclinaba y besaba sus mejillas. —Necesito que te concentres en mis labios sobre tu piel, ¿de acuerdo? Necesito que vuelvas a mí—.
Empecé a dejarle suaves besos por toda la mejilla y la mandíbula. Mantuve mis ojos en los suyos todo el tiempo.
Finalmente llegué a sus labios y la besé tan suave y delicadamente como pude.
Se agarró a la parte de atrás de mi camisa y enterró la cabeza en mi cuello.
—Oh, princesa—, murmuré mientras le besaba la sien. —No pasa nada. Ya estoy aquí. No pasará nada malo, te lo prometo. No dejaré que nada ni nadie te haga daño-.
Le froté suavemente la espalda y respiré hondo, dejando que su aroma me tranquilizara.
—No soy una amenaza—, murmuró. —Te lo prometo. No...-
Se le quebró la voz y dejó de hablar.
Enarqué las cejas. ¿Una amenaza? ¿De qué demonios estaba hablando?
Hice que levantara la cabeza y me mirara.
—¿Una amenaza?— le pregunté. —¿Qué quieres decir, Maddie?—.
Sus ojos se abrieron de par en par y negó con la cabeza.
—No soy una amenaza—, dijo, con voz temblorosa. —No haré nada, Dimitri. Te lo prometo. No me importa. Nunca tengo que cambiar. Nadie tiene por que saberlo-.
Sonaba más y más aterrada con cada palabra que decía. Podía sentirla temblar.
Estaba jodidamente confuso. ¿De qué demonios estaba hablando?
—¿Una amenaza para quién, Maddie?— pregunté, acariciándole la mejilla.
Enarcó un poco las cejas.
—Para ti-, murmuró, haciendo que se me parara el corazón. —No te quitaré el trono, te lo prometo. No soy una amenaza. No lo necesito. No lo quiero. Te quiero a ti. Sólo te quiero a ti. Por favor, por favor, no te enfades conmigo. No lo sabía. Realmente no lo sabía-.
Estaba sollozando y temblando cuando terminó de hablar.
Yo estaba en estado de shock.
¿De qué coño estaba hablando?
Enterró la cara entre las manos. Yo estaba demasiado conmocionado para moverme.
¿De verdad pensaba que yo la veía como una amenaza? i¿De verdad pensaba que estaba enfadado con ella?! i¿De verdad creía que algo entre nosotros iba a cambiar?!
Lo único que cambiaría sería el número de guardias que tendría ahora. El principal sería yo. Iba a pegarla a mi lado y nunca perderla de vista.
Me importaba un carajo el trono. Ella podría tenerlo todo. Lo único que me importaba era tenerla a ella.
Me obligué a moverme. Tenía que decirle todo eso. No podía guardármelo. Tenía que saberlo.
-Princesa—, le dije mientras le apartaba las manos de la cara. - No estoy enfadado. No me importa si eres la heredera. No me importa si tienes más derecho al trono que yo-.
Ella tragó saliva y yo enjugué las lágrimas de su hermoso rostro.
—Todo lo que necesito eres tú—, dije suavemente mientras me inclinaba y besaba la punta de su nariz. -No te veo como una amenaza, Maddie. No me importa nada de eso. Todo lo que quiero eres tú. Todo lo que necesito es mantenerte a salvo-
La abracé y le besé la sien. Ella me rodeó con sus brazos con fuerza.
—Te quiero,Madeleine— añadí mientras enredaba lios dedos en su pelo y la estrechaba contra mi. -Nada cambiará eso, Nada es más importante para mí que tú-
Sollozó y apretó aún más sus brazos a mi alrededor.
—Tenía tanto miedo—, gritó. —Pensé que...
Se le quebró la voz y se le escapó otro sollozo.
—Lo sé, princesa—, murmuré mientras volvía a besarle la sien. - Pero no hay nada que temer. Nunca elegiría ese trono antes que a ti. Nunca elegiría nada ni a nadie por encima de ti.
Apoyé la cabeza en la suya y respiré hondo.
—Eres mi corazón y mi alma, Maddie—, añadí en voz baja. —
Lo eres todo y no necesito nada más en este mundo—.
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Mi hermanastro es mi mate
Werewolf-Yo, Madeline Clark, rechazo...-, empecé a hablar, pero Alfa Dimitri me detuvo tapándome la boca con la mano. Me acercó más a él y gruñó. - ¿Qué demonios estás haciendo? -, gritó. -No voy a dejar que hagas esto, Maddie. Te he esperado durante meses...