Cap 78 Furia cegadora

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POV de Dimitri

No estaba enfadado.
No. Ira no era una palabra que usaría para describir cómo me sentía. Ni siquiera estaba seguro de que esa palabra existiera.
Probablemente nunca nadie se había sentido como yo me sentí en el momento en que Skol me dijo que ya había herido a mi compañera, así que no había necesidad de inventar una palabra.
La sensación era completamente nueva y ni siquiera intenté ponerle nombre. De todos modos, era imposible.
Mi propia madre había herido a mi pareja. Mi propia madre hirió la parte más preciada de mi corazón y de mi alma. Mi propia madre quería deshacerse de mi pareja. Mi puta madre me hizo más daño que nadie.
¿Cómo debía sentirme?
Quería estrangularla y ver cómo la vida abandonaba su patético cuerpo.

—Nunca le hice daño!-, gritó mi madre. —¡Lo que te haya dicho es mentira!-
La ira me cegó por un segundo. La agarré del cuello y apreté, haciendo que se le salieran los ojos. Le gruñí y me puse en su cara.
—Dime lo que le hiciste—, escupí como una orden. —Dime todo lo que le dijiste e hiciste a mi compañera ahora mismo, joder-Le solté el cuello para que pudiera hablar.
—Ella no hizo nada, Dimitri-, gritó Maddie, con la voz temblorosa.
—No pasa nada—.
'Está mintiendo', me dijo Skol, con la voz temblorosa por la ira.
-Skye me contó lo que hizo esa zorra-.
Sabía que Maddie mentía, pero no entendía por qué. Debería habérmelo dicho a mí. Yo la habría protegido. Era mi corazón y no habría dejado que nadie le hiciera daño, ni siquiera mi propia madre.
¿Por qué no me lo dijo?
—No te resistas a la orden, madre—,gruñí. —Sólo lo hará más doloroso—
Mi madre gimoteó e intentó zafarse de mi agarre. Avancé unos pasos y la inmovilicé contra la pared.
-Dime, repetí mi orden, haciendo que su cuerpo se sacudiera.
Era doloroso y lo sabía. Me daba igual. Había hecho daño a mi compañera y pagaría por ello.
La puerta se abrió de golpe y oí un fuerte grito ahogado. Sabía que era Mike. Sintió el dolor de mi madre y corrió hacia ella.
-Dimitril- Mike gritó. -¿Qué coño estás haciendo?¡Déjala ir!
Agárralo, Will. Conecté mentalmente a mi Beta. No quiero hacerle daño.
Escuché a Will acercarse a Mike.
-¡¿Qué carajo?!- Mike gritó, -¡Suéltame!-
Tanto Will como yo le ignoramos. Volví a centrarme en mi madre, que gemía de dolor.
—Dímelo—, volvi a gruñirle en la cara.
-¡Le pegué!-, gritó. -¡La insulté! Intenté que se fuera-
Se me rompió el corazón. Una pequeña parte de mí aún esperaba que ella no lo hubiera hecho. Una pequeña parte de mí aún esperaba que mi madre se preocupara por mí.

—No la quería aquí porque se parece demasiado a su madre-continuó hablando mi madre. —Temía que le recordara a Mike a su compañera predestinada y que empezara a cuestionarse nuestra relación—.
Aparté la mano de su cuello y di un paso atrás. Jadeaba con fuerza y me di cuenta de que seguía intentando luchar contra la orden.
Pequeñas gotas de sudor se formaron en su frente.
—Llevo intentando que se vaya desde el momento en que llegó aquí—, continuó mi madre. -Comencé con insultos. Empecé a pegarle cuando te negaste a aparearte con Savannah—.
No creí que mi corazón pudiera romperse aún más. Mi madre sabía que el bebé no era mío todo el tiempo.
—Ayude a Savannah a idear ese plan—, dijo mi madre. Me enfadé cuando no funcionó. Me di cuenta de lo mucho que te gustaba Madeline incluso entonces y quería asegurarme de que no pudieras acabar con ella pasara lo que pasara.-
La habitación estuvo completamente en silencio todo el tiempo. Yo no podía hablar. No podía creer que mi propia madre hiciera algo así.
-Savannah también la insultaría y le pegaría—, dijo mi madre, haciendo que la rabia dentro de mí subiera a un nivel completamente nuevo. —La amenazábamos con matarla si se lo contaba a alguien—.
—¿Lo dices en serio, joder?— Gritó Mike. —¿Lo dices en serio, Janet?-.
Mi madre miró a Mike y sollozó.
—Lo siento, gritó. —Te dije que no la quería aquí. Nunca debiste traerla  aquí. Deberías haberla dejado en su manada—.Mike gruñó en voz alta.
—¡Esa es mi hija!— Mike gritó. —¡No podía dejar a mi hija sin un padre!.
—¡Lo hiciste una vez!— le gritó mi madre. —¡Podrías haberlo hecho otra vez!-
-jOh, zorra!— Mike gritó de nuevo.
Podía oírle intentando zafarse de los brazos de Will.
—¿Qué más?— Pregunté, haciendo que mi madre volviera a mirarme. —¿Qué más le hiciste a mi compañera?—.
Mi madre tragó saliva y negó con la cabeza.
—Nada más-, dijo, con la voz temblorosa. —Lo hice por ti, Dimitri.
Quería lo mejor para ti. Ella no es lo bastante buena. Ella no es digna de...-
Volví a agarrarla del cuello, impidiéndole hablar.
—Te estás cavando una tumba muy profunda, madre—, dije, apretándole de nuevo el cuello.
Me ardía la piel y sólo quería lavarme las manos. Quería borrar la sensación de mi piel tocando la suya.
—¿La eliges a ella antes que a mi?—, preguntó mi madre con incredulidad. —¡Soy tu madre!—
¡¿Estaba loca?!
-¡Por supuesto que la elijo a ella antes que a ti!— exclamé. —Ella es mi corazón y mi alma. Ella es todo mi mundo. Tú no eres mi madre. No eres nada—.
Sus ojos se abrieron de par en par e intentó volver a hablar, pero yo no se lo iba a permitir.
-Irás a las celdas hasta que decida qué hacer contigo—, le dije.
—Nunca volverás a ser libre. Tu vida se ha acabado—.
Sollozó con fuerza y empezó a sacudir la cabeza.
—Saca la basura, Will—, dije con disgusto. —Métela en la celda junto a Savannah. Luego decidiremos qué hacer con ellas-. Eché una última mirada a la pobre excusa de madre antes de darme la vuelta. Inmediatamente miré a mi princesa y se me rompió el corazón.
Estaba apoyada en su escritorio, con la cabeza agachada. La ví temblar y me di cuenta de que estaba llorando.
No dije ni una palabra. Me acerqué a ella, la cogí en brazos y empecé a salir del despacho. Tenerla en mis brazos me impedía matar a mi madre. Tenerla en mis brazos me impedía gritar de dolor.

Mi hermanastro es mi mate Donde viven las historias. Descúbrelo ahora