POV de Dimitri
No pude contener un gruñido fuerte y lleno de lujuria que se me escapó. Maddie chilló sorprendida cuando la levanté y me acerqué a la cama.
—¿Estás segura?— pregunté mientras la tumbaba suavemente en la cama.
No sabía qué coño iba a hacer si me decía que había cambiado de opinión. Ya estaba salivando y mis caninos estaban listos para perforar su suave piel. Mi polla estaba dolorosamente dura y realmente necesitaba meterla dentro de ella.
—Estoy segura—, dijo Maddie mientras alzaba la mano y me acariciaba la mejilla.
Miré su cuerpo y gruñí. El corazón me latía a mil por hora mientras metía la mano entre nosotros y empezaba a desenvolver lentamente la toalla.
Fue como abrir un regalo. El mejor puto regalo que jamás había recibido. Se me cortó la respiración cuando por fin pude ver uno de sus pezones ya duros. No era la primera vez que veía sus pechos. Los vi cuando nos duchábamos juntos, pero quise ser respetuoso y nunca se los toqué. Saber que por fin iba a poder tocarlos, lamerlos y chuparlos me estaba volviendo loco de lujuria.
—Oh, joder, Maddie—, grité mientras me apresuraba a quitarme el resto de la toalla.
Realmente quería tomármelo con calma, pero mi determinación de hacerlo se fue cuesta abajo cuando vi lo perfecta que se veía tumbada debajo de mí.
Jadeaba con fuerza y noté su nerviosismo.
Me obligué a dejar de hacer lo que estaba haciendo. Era tan jodidamente duro, pero ella era mi prioridad, no mi deseo de meterme dentro de ella.
—Tú tienes el control, Maddie—, le dije suavemente mientras me inclinaba y depositaba un suave beso en sus labios. —Dime que pare y lo haré—.Sería jodidamente difícil, pero pararía.
Ella negó con la cabeza y me rodeó el cuello con los brazos, manteniéndome cerca de ella.
—No quiero que pares—, dijo. —Quiero esto. Quiero ser tuya.
Sonreí y le acaricié la mejilla.
—Ya eres mía, Maddie—, dije y miré su cuello.
Se me escapó un gruñido al imaginar mi marca allí. Sería un espectáculo precioso y me moría de ganas de verlo.
Me incliné hacia ella y le di un suave beso en el cuello. Le quité el resto de la toalla y ahora estaba completamente desnuda debajo de mí.
—Oh, Dimitri—, murmuró en voz baja mientras subía la mano y enredaba los dedos en mi pelo.
Todo mi cuerpo vibraba. Sus caricias seguían enviando sacudidas de lujuria a mi polla. Quería gruñir y gemir cada vez que se movía, pero tenía que seguir besándola. Tenía que seguir saboreándola.
Bajó la otra mano y empezó a levantarme la camiseta. Me levanté, me arrodillé entre sus piernas y me subí la camisa por la cabeza. La oí gemir en voz baja y un escalofrío me recorrió el cuerpo.No le quité los ojos de encima mientras empezaba a desabrocharme los pantalones de vestir. Ella tragó saliva y me miró las manos. Fui despacio a propósito. Quería que su lujuria la dominara. Quería que quisiera que fuera más rápido.
Mi deseo se hizo realidad cuando se sentó y empezó a ayudarme a quitarme los pantalones. No me quitaba los ojos de encima y estaba seguro de que me desmayaría.
Tuve que contener un gruñido cuando mis calzoncillos rozaron la punta de mi polla. Ya estaba muy excitado.
Maddie miró mi polla dura y se le escapó otro pequeño gemido.
Extendió la mano y quiso cogerla, pero se lo impedí. Me miró con confusión escrita en su hermoso rostro.
—Explotaré si me tocas, Maddie—, dije, con voz grave y áspera. - Además, esta noche se trata de ti, no de mí. Tendrás tiempo de sobra para tocarme y chupármela—.
Sólo de imaginármelo estaba a punto de correrme.
Los ojos de Maddie se abrieron de par en par cuando la empujé hacia la cama. Miré su hermoso cuerpo y gemí. Era mío. Era mío para adorarlo y darle placer.
Me tumbé encima de ella, no quería perder más tiempo. Tenía que empezar a besarla inmediatamente.Empecé por los labios y la mandíbula. Me rodeó el cuello con los brazos y me acercó a ella. Sentí sus pezones presionando mi piel y casi me vuelvo loco.
Joder. Era jodidamente perfecta.
—Necesito saborear cada parte de ti—, le dije mientras empezaba a besarle el cuello.
Ella gimió y movió la cabeza para que yo tuviera mejor acceso.
Sonreí mientras empezaba a chupar su punto de marca. Se estremeció y se apretó aún más contra mí.
Yo respiraba con dificultad y me costaba ir despacio. Pero lo haría por ella. Me haría pedazos si la lastimaba o hacía algo mal. Se trataba de ella, no de mí.
Besé su clavícula y empecé a bajar lentamente. Me detuve al llegar a su pecho. Jadeaba con fuerza y sus mejillas estaban completamente rojas.
No le quité los ojos de encima mientras le acariciaba el pecho con suavidad. Se estremeció y tragó saliva. Le toqué el pezón con el pulgar y sus ojos se abrieron de par en par. Sentía los latidos del corazón en la garganta.
Bajé lentamente la cabeza y le besé el pecho. No aparté la mirada de ella. Quería ver si se sentía incómoda. Quería saber si necesitaba que parara. Por suerte, sólo vi lujuria en sus ojos. Seguí besándole el pecho hasta llegar al pezón. Lo lamí despacio, haciéndola jadear y arquear un poco la espalda. Sonreí mientras cerraba la boca alrededor de su pezón y chupaba.
—Gritó y enredó los dedos en mi pelo, intentando mantenerme en mi sitio.
Pero no necesitaba hacerlo. Nada me haría moverme. Estaba en el paraíso y no iba a irme pronto.
Le cogí el otro pecho y empecé a acariciarle suavemente el otro pezón. Apenas habíamos empezado y ella ya gemía.
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Mi hermanastro es mi mate
Werewolf-Yo, Madeline Clark, rechazo...-, empecé a hablar, pero Alfa Dimitri me detuvo tapándome la boca con la mano. Me acercó más a él y gruñó. - ¿Qué demonios estás haciendo? -, gritó. -No voy a dejar que hagas esto, Maddie. Te he esperado durante meses...