POV de Madeline
—Te quiero—, susurró Dimitri mientras tomaba mi mano izquierda entre las suyas.
Mantuve la mirada fija en la daga. La colocó sobre mi palma y me hizo un pequeño corte. Mi sangre empezó a fluir y Dimitri dio un pequeño respingo. Enarqué las cejas y lo miré. Su mandíbula se crispó.
Vi cómo se hacía un corte en la palma de la mano izquierda. Ni siquiera hizo una mueca de dolor. Parecía que mi corte le dolía más que el suyo. Tomó mi mano izquierda entre las suyas y me estremecí en el momento en que su sangre empezó a fluir por mi cuerpo.
Tragó saliva y me agarró el brazo con más fuerza.
-¿Tú, Madeline Clark, aceptas mi invitación a mi manada?—
Dimitri hizo la primera de las muchas preguntas que tenía para mí.
—Sí—, dije, con la voz un poco temblorosa.No podía apartar la mirada de él. Estaba hipnotizada por sus ojos y por el hecho de que tenía una parte de él dentro de mí. Podía sentir su sangre calentando mis entrañas y era una sensación que no queria que acabara nunca.
—¿Prometes, Madeline Clark, actuar siempre en el mejor interés de nuestra manada?—, preguntó, tragando saliva.
Lo prometo—, dije y miré sus labios.
Recordé cómo se sentían contra mi cuello y sentí un cosquilleo en el bajo vientre. Su mandíbula se crispó y juraría que oí un gruñido muy bajo que se le escapaba.
—Madeline Clark, ¿prometes no actuar nunca contra tu alfa y tu manada?—, preguntó con la voz ligeramente temblorosa.
—Lo prometo—, volví a decir y le miré a los ojos.
La lujuria que vi en ellos casi me hizo gemir. Me deseaba tanto como yo a él. Me costaba admitirlo, pero lo hacía. Le deseaba tanto.
Dimitri siguió haciéndome preguntas. Yo respondía a todas. Nunca apartamos la mirada el uno del otro y me olvidé por completo de que había toda una manada mirándonos. Sólo lo veía a él. Todo lo que sentía era a él. Todo lo que quería era a él.
-¿Tú, Madeline Clark, me aceptas como tu Alfa y Rey?— Dimitri hizo su última pregunta.
Respiré hondo y tragué saliva. Estaba a punto de hacer lo que juré que nunca haría.
—Acepto—, dije mientras sentía su presencia dentro de mí.
Ahora él era mi Alfa y yo estaba ligada a él.
Vi que Beta Will se acercaba a nosotros con la copa. Dimitri cogió la copa de Beta Will y soltó mi mano. Colocó su mano izquierda sobre la copa y dejó caer una gota de sangre en ella. El agua del interior chisporroteó cuando su sangre la tocó.
Me entregó la copa y yo se la cogí.
—Bienvenida a la manada, Madeline Clark—, dijo mientras yo bebía un sorbo de la taza.
En cuanto mis labios tocaron el líquido, sentí una fuerte atracción hacia todos los presentes. Podía sentir sus emociones. Podía oír sus voces dentro de mi cabeza. Todos me vinculaban mentalmente
al mismo tiempo.
Me sorprendió todo el ruido que había en mi cabeza, pero me concentré en la voz que traía paz a mi mente y a mi alma.
Bienvenida, mi amor. Dimitri me enlazó mentalmente. Estoy impaciente por llevarte a nuestra habitación y demostrarte que me perteneces.
Tragué el líquido y le devolví la taza.
Deja de pensar que no. —me dijo. Eres mía y eso nunca cambiará.
Dimitri dejó la taza sobre la mesa, detrás de él. Tomó mi mano izquierda entre las suyas y miró el corte. El dolor brilló en sus ojos y quise decirle que estaba bien. Era un corte pequeño.
Pero no tuve ocasión de hacerlo. Dimitri me levantó la mano y lamió suavemente la herida. Se cerró de inmediato y jadeé en silencio.
—Soy un licántropo, princesa—, dijo en voz baja. —Una de las mejores cosas que tengo es que puedo curar a mi compañero—.
No tenía ni idea de que pudiera hacer eso. Me quedé mirándolo con los ojos muy abiertos. Me guiñó un ojo y se volvió hacia la multitud. Sonrió alegremente y la multitud volvió a vitorear.
—Madeline Clark ya es miembro de nuestra manada—, anunció
Dimitri emocionado. -Podréis felicitarla durante la pequeña recepción que hemos preparado. Gracias por venir—.
La multitud empezó a aplaudir y a vitorear. Dimitri los saludó y empezó a alejarse, tirando de mí tras él.
Miré a la multitud y sonreí. Seguían vinculándome mentalmente, pero no podía concentrarme en ninguno de ellos. Era muy difícil.
Tardaría un rato hasta que lo consiguiera. Sin embargo, con Dimitri fue fácil. Probablemente porque era mi compañero.
Dimitri me llevó de vuelta a la habitación donde estaba esperando con Beta Will. Ahora estaba vacía. Cerró la puerta y me abrazó. Me besó con fuerza y gruñó.
—Sentir tu sangre dentro de mí ha sido lo más caliente que he experimentado nunca—, murmuró contra mis labios y mi corazón se aceleró. —Estoy deseando marcarte. No puedo esperar a experimentarlo.
Asentí y le devolví el beso. Gruñó y enredó los dedos en mi pelo.
Avanzó unos pasos y me inmovilizó contra la puerta. Bajó los labios hasta mi cuello y gemí. Me besó y chupó, haciendo que me temblaran las piernas y se me doblaran las rodillas. Llegó a mi punto marcado y lo mordió suavemente. Vi estrellas.
—Deja de pensar que no estás hecha para mí—, gruñó. -Eres mía, Madeline. La Diosa no se equivocó. Estás hecha para mí y yo fui hecho para ti-.
Tragué saliva y enredé los dedos en su pelo. Necesitaba sentirlo lo más cerca posible.
Levantó la cabeza y enarcó una ceja.
—Dime que me entiendes—, dijo. —Dime que Skye no tendrá que volver a decirle algo así a Skol-.
Respiraba con dificultad. El dolor en su voz casi me hizo llorar.
—Lo entiendo—, dije en voz baja. —Estoy hecha para ti. Soy tuya.
Sus ojos se oscurecieron y gruñó.
—Repítelo—, dijo mientras se inclinaba hacia mí y me agarraba con más fuerza.
Ahora temblaba de arriba abajo. Todo a mi alrededor era él. Estaba en el aire que respiraba. Estaba en mi piel. Sólo podía oír su voz.
Estaba en todas partes.
—Soy tuya—, repetí y él gimió en voz baja.
Volvió a besarme y vi estrellas. Yo era suya. Era completamente suya.
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Mi hermanastro es mi mate
Werewolf-Yo, Madeline Clark, rechazo...-, empecé a hablar, pero Alfa Dimitri me detuvo tapándome la boca con la mano. Me acercó más a él y gruñó. - ¿Qué demonios estás haciendo? -, gritó. -No voy a dejar que hagas esto, Maddie. Te he esperado durante meses...