Cap 82 Márcame

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POV de Dimitri

—Creo que deberíamos terminar con esto—, dije mientras miraba el reloj. —Tengo que volver con Maddie—.
Will y yo nos habíamos pasado las dos últimas horas hablando de la reunión alfa que iba a tener lugar en mi manada en apenas tres días. Sentía que había descuidado el evento por completo, pero tenía una buena excusa para ello. No todos los días me enteraba de que mi pareja había sido maltratada por mi propia madre.
—Claro—, dijo Will, dedicándome una pequeña sonrisa. —Se nota que ya la echas de menos—.
No la echaba de menos. Estaba ardiendo sin ella y tenía que volver. Este era el mayor tiempo que habíamos estado separados en los últimos días y sentía como si mis pulmones se estuvieran apagando. La necesitaba para respirar.
—Sí—, dije mientras cerraba la carpeta que tenía delante. -
Podemos continuar mañana—.
—Me quedaré y terminaré—, dijo Will. —Ve a estar con tu compañera—.
Sentía que me ardían las yemas de los dedos. Ya sabía que lo único que ayudaría era la piel de Maddie. Necesitaba tocarla. Necesitaba besarla. Necesitaba llenar mis pulmones con su dulce aroma.
-Hasta mañana—, dije mientras me levantaba y corría hacia la puerta.
Oi a Will reírse entre dientes y una pequeña sonrisa se dibujó en mi cara. Me moría de ganas de que conociera a su pareja y pudiera experimentar lo maravillosa que era la sensación de tenerla por fin.
Apenas me fijé en nadie ni en nada mientras me apresuraba a volver a mi habitación. Me crucé con algunos de mis guerreros, así que forcé una pequeña sonrisa en mi rostro mientras me hacían una reverencia.
Me moría de ganas de volver a mi habitación.
El corazón se me aceleró al acercarme a la puerta. Estaba tan excitado que me moría de ganas de abrazarla. Apenas respiraba cuando por fin agarré el pomo de la puerta.
—Princesa—, solté un suspiro aliviado al entrar en la habitación.
Mi corazón dejó de latir. Ella no estaba allí.
Se me atascó la respiración en la garganta. Quería gritar, pero no podía. Podía sentir los latidos de mi corazón en mis ojos. Podía oír la sangre corriendo por mis venas.
Mil escenarios diferentes pasaron por mi mente.
Alguien se la llevó. Mi madre y Savannah escaparon y se la llevaron. Alguien entró en nuestra habitación y se la llevó. Ella se fue. No pudo soportar lo que mi madre le había hecho y se fue.
—¡Madeline!— Exclamé, mi voz tranquila y áspera.
Intenté gritar. Intenté gritar. Pero no pude. El miedo me ahogaba. Nunca había tenido tanto miedo en toda mi vida.
Si le pasaba algo...
Un ruido detrás de mí me hizo girarme tan jodidamente rápido que casi pierdo el equilibrio.
Era ella.
Era mi princesa.
Grité de alivio mientras acortaba la distancia que nos separaba y la estrechaba entre mis brazos. Todo mi cuerpo se calmó y por fin pude pensar con claridad. Estaba bien. Estaba en el baño.
-¿Dimitri?—, me llamó preocupada mientras me rodeaba con sus prazos.
Pero yo seguía sin poder hablar. Todavía tenía un nudo enorme en la garganta.
Dame un segundo, princesa. dije a través del enlace mental mientras hundía la nariz en su cuello.
Ella no respondió, pero me pasó los dedos por el pelo y me besó la sien. Me relajé aún más y por fin pude respirar hondo. Estaba bien.
La abracé con más fuerza y la acerqué aún más a mí.
-Lo siento, princesa—, murmuré en su cuello. —No te vi en la habitación cuando entré y pensé que te había pasado algo. Pensé que alguien te había llevado. Pensé que te habías ido—.
Sólo decir esas palabras dolía como el infierno. No tenía ni idea de lo que haría si ella realmente no estaba aquí. Probablemente me volvería loco.
—Nunca me iré, Dimitri—, dijo suavemente mientras volvía a besarme la sien. —Soy tuya y nunca te dejaré—.

Sonreí un poco. Oírla decir eso me curó todos los dolores del cuerpo. Le di un suave beso en el cuello y le pasé la mano por la espalda. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que sólo llevaba una toalla y que su piel aún estaba un poco húmeda.
Se me escapó un gruñido cuando mis dedos llegaron a su nuca.
Volví a besarle el cuello y ella gimió en voz baja.
—Me estás matando, princesa—, le dije en voz baja. —Deberías haberme esperado. Tenía muchas ganas de volver a ducharme contigo—.
Maddie se rió un poco y levanté la cabeza para mirar su hermoso rostro. No pude resistirme a besarla, así que lo hice. Capturé sus labios con los míos, apretando suavemente su nuca y manteniéndola en su lugar.
—Te he echado de menos—, dijo en voz baja cuando bajé los labios hasta su mandíbula.
Sonreí y levanté la cabeza para mirarla.
—Yo también te he echado de menos, princesa—, le dije. —Te he echado mucho de menos, joder—.
Ella me devolvió la sonrisa y me acarició la mejilla.

—¿Puedo preguntarte algo?—, preguntó y yo asentí de inmediato.
—Siempre, Maddie—, le dije. —Siempre puedes venir a mí y preguntarme cualquier cosa—.
Sonrió y me atrajo hacia sí para darme un beso. Gruñí y le devolví el beso, disfrutando de la sensación de sus labios apretados contra los míos. Realmente quería que el beso durara más, pero también quería saber qué quería preguntarme.
—Pregúntame, princesa—, le dije mientras me retiraba y le colocaba un mechón de pelo detrás de la oreja.
Así estaba perfecta. Estaba mojada, llevaba una toalla, el pelo recogido en un moño desordenado y las mejillas sonrojadas. Era un sueño. Era mi puto sueño.
—¿Me marcarías?— preguntó y mi corazón dejó de latir.
No pude hacer nada más que mirarla.
¿La había oído bien?
Skol se revolvió y gruñó de excitación.
¿De verdad me acababa de preguntar eso?
Maddie sonrió un poco y tiró de mí para darme otro beso. Apenas pude devolverle el beso.
-¿Quieres marcarme, Dimitri?—, volvió a preguntar y casi me desmayo de la excitación.

Mi hermanastro es mi mate Donde viven las historias. Descúbrelo ahora