POV de Dimitri
Mi deseo se hizo realidad sólo unos minutos después.
Tocaron a mi puerta y supe de inmediato que era Maddie. Estaba un poco confundido porque estaba seguro de que se iría por lo menos veinte minutos más.
—Pase—, dije y me levanté.
¿Por qué llamaba a la puerta?
Abrió la puerta y me invadió una oleada de alivio. Sonreí alegremente, pero mi sonrisa desapareció en cuanto vi su cara.
—¿Qué ha pasado, princesa? le pregunté mientras rodeaba mi escritorio.
Corrió hacia mí y suspiró aliviada en cuanto la agarré.
El corazón me iba a mil por hora. ¿Alguien le había hecho algo? ¿Se había hecho daño? ¿Seth dijo algo que la molestó? ¿Hizo algo?
¿Intentó algo?
—¿Mads?— Will la llamó preocupado. —¿Qué ha pasado?—
Le pasé los dedos por el pelo y le besé la parte superior de la cabeza,
—Estoy bien—, murmuró en voz baja. —Las voces eran demasiado-.
El corazón se me estrujó dolorosamente. Tenía que encontrar una solución lo antes posible.
-Oh, princesa—, murmuré mientras la levantaba y volvía a mi silla.
Me senté y la coloqué en mi regazo. Le froté la espalda y se relajó aún más. Hundí la nariz en su pelo y respiré hondo. Su olor me tranquilizó y pude despejar un poco la mente.
La echaba mucho de menos y tenerla entre mis brazos era increíble. Me moría de ganas de tumbarme a su lado esta noche.
No podía esperar a apretar todo mi cuerpo contra el suyo.
—¿Puedes oír los pensamientos de Dimitri?— Preguntó Will, haciendo que se tensara un poco.
Lo miré y mis ojos se abrieron de par en par. Nunca se, me había ocurrido.Maddie me miró y enarcó las cejas. Pensé en la primera vez que la vi. Si pudiera leerme la mente, querría que supiera lo que sentí en el momento en que mis ojos se posaron en su hermoso rostro.
—No—, murmuró en voz baja y miró a Will. -¿Qué significa eso?—
Yo también estaba confuso. Podía oír los pensamientos de todos menos los míos.
—No lo sé—, Will se encogió de hombros. —Espero que el sanador tenga las respuestas.
—¿El sanador?— preguntó Maddie con confusión en la voz.
Me incliné hacia ella y le di un beso en la mandíbula. No podía contenerme. Necesitaba sentir su suave piel contra mis labios.
—Ellie sugirió que habláramos con un sanador en lugar de con un médico—, explicó Will. —Dijo que los sanadores podrían saber más sobre estos tipos de magia—.
Maddie enarcó las cejas.
—¿Quién es Ellie?—, preguntó, haciendo sonreír a Will.
—Es mi hermana—, dijo Will. —Pronto la conocerás—.
—Será tu guardiana, princesa—, dije, colocándole un mechón de pelo detrás de la oreja. -Actualmente está en un programa de entrenamiento de élite dirigido por Mike. Volverá en un par de días-
Maddie me miró y sus ojos se abrieron un poco.
—¿Mike dirige un programa de entrenamiento?—, preguntó.
—Lo hace—, confirmé. —Tu padre es un guerrero increíble e ideó un curso para guerreros de élite. Ellie es una de ellos—.
Maddie volvió a fruncir las cejas.
—¿Por qué necesito una guardia personal?— pregunto, haciendo que tanto Will como yo suspiráramos al mismo tiempo.
—Eres una Luna y una Reina—, le expliqué. —Necesito garantizar tu seguridad en todo momento—.
Sonreí y le acaricié la mejilla.
—Te encantará Ellie—, le dije. —Os parecéis mucho. Es amable y cariñosa. Es una de mis mejores amigas y confío plenamente en ella—.
Una emoción desconocida brilló en los ojos de Maddie. Intenté captarla concentrándome en nuestro vínculo, pero desapareció antes de que pudiera darme cuenta.
—Está tan emocionada por conocerte—, dijo Will, haciendo que Maddie lo mirara. -Ya le gustas mucho, Mads-.
Pude ver la confusión en la cara de Maddie.
—Will se lo cuenta todo—, dije, intentando explicar lo que Will quera decir. —Ellie ya sabe mucho de tí y ya le gustas—
Maddie me devolvió la mirada y me hizo un pequeño gesto con la cabeza. Me acaricié la mejilla y utilicé nuestro vínculo para intentar averiguar qué sentía. Sin embargo, no obtuve nada. Will se levantó y lo miré.
—Voy a prepararlo todo para la llegada del médico-"dijo Will— Volveré más tarde.
Asentí y vi cómo salía de nuestro despacho.
En cuanto se cerró la puerta tras él, presioné las mejillas de Maddie y la besé suavemente. Puso sus manos sobre las mías y gimió en voz baja.
—Diosa, te he echado de menos-murmuré contra sus labios. —No me gusta separame de ti—-
Maddie sonrió un poco. Me besó de muevo y gemí.
—A mí tampoco me gusta, dijo en voz baja.
Le acaricié la mejilla y levanté la cabeza para mirarla mejor. Algo no encajaba.
—¿Qué pasó en la cafetería?— pregunté.
Algo tenía que haber pasado allí. Algo la alteró y no fueron las voces. Al menos no del todo. Suspiró y se mordió el labio inferior.
-¿Seth dijo algo? Pregunté mientras mi corazón se aceleraba.
-¿intentó algo?—
Maddie sacudió la cabeza inmediatamente.
—No— dijo. —Estaba un poco triste. No hizo nada, pero...—.Dejó de hablar y respiró hondo.
-¿Pero?— pregunté, intentando que no me temblara la voz.
Necesitaba contener la rabia que latía dentro de mi cuerpo. ¿Qué coño le había hecho?
—Sus pensamientos eran..., dijo, pero dejó de hablar y respiró hondo.
La abracé com fuerza. ¿Qué iba a decir?—Lo peor es que ni siquiera sé si esos eran sus pensamientos o si me lo estoy inventando todo—, murmuró en voz baja. —¿Y si estoy loca? ¿Y si estoy enferma? ¿Y si...?
La interrumpí presionando mis labios sobre los suyos.
—No estás loca, princesa—, dije en voz baja. —No estás enferma.
Puedes oír los pensamientos de los demás y ya averiguaremos lo que significa.
Respiró hondo y apoyó la cabeza en mi hombro. Le besé la sien y la rodeé con los brazos.
—¿En qué estaba pensando, Maddie?— le pregunté. —Necesito que me lo cuentes todo.
Necesitaba saber si estaba en peligro. Necesitaba saber si sus pensamientos eran violentos. Necesitaba protegerla.
Ella era todo mi mundo y necesitaba asegurarme de que estaba a salvo. Apenas viví esos treinta y tantos minutos que estuvo fuera.
Si algo le ocurría o si alguien me la arrebataba, moriría. No sobreviviría a eso. La necesitaba para respirar. La necesitaba para vivir. La necesitaba para que mi corazón siguiera latiendo.
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Mi hermanastro es mi mate
Про оборотней-Yo, Madeline Clark, rechazo...-, empecé a hablar, pero Alfa Dimitri me detuvo tapándome la boca con la mano. Me acercó más a él y gruñó. - ¿Qué demonios estás haciendo? -, gritó. -No voy a dejar que hagas esto, Maddie. Te he esperado durante meses...