Cuando Gokú llegó con la ropa de ambos, y aún desnudo, encontró a Vegeta profundamente dormido en la cama, apenas cubierto con una sábana.
Con cuidado dejó la ropa sobre la cómoda y durante unos instantes que se convirtieron en varios minutos se permitió contemplar a Vegeta.
Disfrutó poder verlo así, respirando tranquilamente, hecho un ovillo en la orilla de la cama.
Sonrió divertido cuando sin poder aguantar las ganas acarició una de sus mejillas y Vegeta susurró su nombre...
Bueno, no precisamente su nombre, sino ese nombre que sólo usaba él...
"Kakaroto"
«Si... sólo tu me llamas así... yo soy tu Kakaroto...» pensó Gokú al caer en la cuenta de que sólo a Vegeta le permitía llamarlo así.
Vegeta se revolvió un poco y se volvió a acurrucar, poniendo una mano bajo su cara y la otra muy cerca de ésta, murmurando algo que Gokú no alcanzó a comprender.
Sin poder contenerse Gokú rodeó sigilosamente la cama, y con la agilidad y discreción de un felino se coló bajo la sábana y abrazó a Vegeta, quedándose dormido poco después.
Algunas horas después...
Sintió una agradable sensación en su vientre y unos suaves labios besaban cuidadosamente su nuca y su cuello...
- Kakaroto.... - susurró.
- ¿Estás despierto? - preguntó Gokú.
- Tal vez...
Gokú sonrió al mismo tiempo que se pegaba un poco más al cuerpo de Vegeta y depositaba un beso en su mejilla.
-¿Sabes Vegeta...
-¡Te lo advierto Kakaroto!... ¡Si sales otra vez con que el "entrenamiento" estuvo genial...
-¡Shhhh!- lo interrumpió Gokú- ¿Sabes Vegeta... nunca imaginé que tu y yo... pues...
-Yo tampoco... - murmuró Vegeta, dejando que la mano de Kakaroto danzara por su vientre haciéndole sentir un agradable cosquilleo al mismo tiempo que unos tiernos besos eran depositados en su nuca.
Y Vegeta, durante unos instantes se extravió en sus pensamientos...
Porque el tampoco imaginó nunca que algo así pudiese pasar, porque aún no podía entender como pasó y porque, estaba seguro, ¡jamás se arrepentiría de que hubiese pasado!
Y en esos momentos, sintiendo las caricias de Kakaroto en su vientre y los dulces besos en su nuca se sintió...
¿Bien?... ¿deseado?... ¿seguro?... ¡¿amado?!
No supo definir lo que sentía, pero lo que si sabía era que era agradable, muy agradable.
El sueño lo empezó a vencer de nuevo, ¡estaba tan cansado!
«¡Kakaroto y sus "entrenamientos van a terminar conmigo!» pensó.
-Oye Vegeta... - preguntó en voz baja Gokú - ¿te puedo hacer una pregunta?
- No...
- ¿Qué?... ¡ay! ¡Vegeta!.... ¡de todos modos voy a hacerla!
Vegeta rodó los ojos, y se quedó callado esperando la pregunta de Gokú...
- Siempre tuve una duda... - continuó Gokú - ¿por qué mataste a tu amigo? ¿por qué mataste a Napa?
-¡Ese traidor no era mi amigo!
-¿Traidor?
Vegeta suspiró un poco incómodo, no le gustaba recordar esos tiempos...
Esos tiempos dónde era humillado por Freezer y tenía que poner su rodilla en el piso y agachar la cabeza.
-Si, traidor Kakaroto... porque el trabajo de ése torpe era serle leal a su rey, ya que no era un sayayin cualquiera, pues además de ser un soldado de elite, era el guardia personal del rey.
-¿Su guardia personal?
- Si, los miembros de la realeza contaban con un guardia personal a su servicio.
-Y...- Gokú dudó un momento, pero su curiosidad era grande- ¿por qué era un traidor?
Vegeta suspiró al recordar el pasado tan de golpe, pero la verdad es que no había hablado de eso jamás con nadie, era como si esa parte de su vida se hubiera desvanecido junto con su planeta natal, ni siquiera sabía porque demonios se la estaba confiando a Kakaroto en esos momentos, quizá porque el sayayin que ahora lo abrazaba era... ¿especial?
- Porque... a cambio de conservar su vida, le ayudó al lagarto ese a obtener algo que él quería...
-¿Qué era eso Vegeta? - preguntó curioso Gokú.
Vegeta cerró los ojos un momento, ¡odiaba esos recuerdos!
-A mí... - murmuró en voz baja.
Continuará