-¿Cómo lo llamaremos?...- pensó Gokú en voz alta.
Vegeta lo miró azorado... sin saber que contestar...
¡Kakaroto lo había tomado por sorpresa!... y, muy en el fondo reconoció... que era una grata sorpresa.
- Tu... ¿has pensado en algo?...- preguntó en un susurro, evadiendo la pregunta.
-¿Yo?...- Gokú pareció meditarlo un momento - pues ya que lo mencionas... había pensado en una combinación de nuestros nombres... ¿qué te parece Vegetto... o Gogetta... o tal vez Vekú... o... ¡ya sé!... ¡Kuvetta!
-¿Kuvetta?... ¿es en serio Kakaroto?...- preguntó Vegeta con el ceño fruncido, mientras pensaba que... ¡a él para nada le gustaría llamarse Kuvetta!
Gokú sonrió... - Y tú... ¿habías pensado en algo?...- preguntó sorprendiendo de nuevo al príncipe.
-¿Yo...- Vegeta se quedó pensativo un momento - bueno... la tradición dictaría que se llamará Vegeta... pero, si pudiera elegir... creo que le pondría... Nabotto.
-¿Por qué no le pondrías Vegeta?...- quiso saber Gokú intrigado.
Vegeta pareció perderse por un momento en sus pensamientos... ¿o... en sus recuerdos?
- Creo que debería tener derecho a escribir su propia historia... sin ser la sombra de nadie...- fué la enigmática respuesta que Vegeta dejó escapar en voz baja.
Gokú sonrió...
- ¡Me gusta Nabotto!... ¿y si es niña?...- cuestionó.
- ¡Será un crío!... - afirmó Vegeta con total convicción.
-¿Cómo lo sabes?...
- Yo... sólo lo sé...- contestó Vegeta, considerando innecesario explicarle a Kakaroto que la sangre real sayayin parecía guardar cierta caprichosa carga en su ADN; pues, inalterablemente, el sucesor al trono siempre había sido un varón.
- Bueno... ya está... si es niño le pondremos Nabotto... Gokú soltó un suspiro y cruzó los brazos sobre las piernas de Vegeta, dejando descansar su cabeza ahí.
Vegeta frunció el ceño extrañado, aunque... mentiría si dijera que le desagradaba la sensación.
Inconscientemente, casi sin darse cuenta, comenzó a juguetear con los indomables y suaves mechones negros del cabello de Kakaroto.
- Aunque... ¿sabes?... - dijo de pronto Gokú rompiendo el silencio - sigo pensando que Kuvetta era una buena opción...- bromeó.
Un leve jalón de pelo fué lo que recibió por respuesta...
- ¡Auch!... ¡está bien... olvídalo!
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