Su príncipe se había marchado, dejándole a solas en esa habitación...por un momento se quedó parado en medio de ella sin moverse....
La recorrió con los ojos detenidamente, la cama era amplia y estaba vestida regiamente, con un espeso cobertor azul marino, el suelo estaba cubierto por lo que parecía ser un enorme tapete hecho a la medida exacta de la habitación, pero no era como los que alguna vez vió en el palacio de Vegita-sei, que tenían intrincados diseños y eran traídos de exóticos planetas... éste era de un color gris completamente liso.
Los muebles eran de reluciente madera obscura, con un acabado liso y suave, muy diferentes al estilo rústico que solían tener en su planeta natal.
Pero lo que más intrigado tenía a Ráditz, era el gran monitor negro colocado sobre el mueble de madera....
-Un televisor...- había dicho Vegeta- luego te enseñaré a usarlo...-
Lo observó con detenimiento sin atreverse a tocarlo, encontró un accesorio con muchos botones, algunos de ellos con valores numéricos...
«¡Parece un aparato complicado!...» pensó.
La puerta del baño llamó entonces su atención, con pasos vacilantes se dirigió hacia esa habitación contigua.
Los acabados no eran muy diferentes a los usados en la gran nave de Freezer, le eran familiares los mosaicos en color blanco, las llaves cromadas y el estilo moderno.
Lo que no era común... era el hecho de que fuera su baño personal... ¡jamás había tenido un lugar de aseo propio!
En el palacio, el área de regaderas, debía compartirla con otros servidores reales, entre ellos... el traidor de Nappa... por supuesto, eran aseadas continuamente y lucían impecables.... pero aún así...
Después, en la nave de Freezer, aunque la dinámica era la misma, la experiencia era mil veces más incómoda que en su planeta natal, pues los sayayines debían compartir las duchas con un gran número de lacayos de Freezer, y no era un secreto que muchos odiaban al escuadrón sayayin, pero lo que más lo irritaba... ¡era ver a su príncipe sometido a tal humillación!
Suspiró al recordar tan de golpe...
¡Eran tantos recuerdos... tanta humillación!
¡Todo por culpa de Nappa!...
¿Cómo era posible que su joven príncipe pareciera ser el más fuerte de los tres sayayines sobrevivientes?... el que más fríamente actuó ante la situación, ¡el que aguantó humillación tras humillación y golpiza tras golpiza con la cabeza en alto!
Pero, ¡algo pasó!... algo grave, ¡algo que hizo a su príncipe tomar la decisión de jugarse el pellejo y salir huyendo de la nave de Freezer!...
Algo, que aunque se guardó para sí mismo, ¡era imposible que su guardia real que lo conocía desde que nació, no notara!...