«Tú debes ser Ráditz... y verás crecer a mi hijo...mi nombre es Cirel....»
Ráditz hizo una pausa, pues sentía la boca seca... Vegeta lo observaba con un gesto que no pudo descifrar, su hermano Kakaroto, por el contrario, era más transparente que el agua... ¡su cara era de completo asombro!
- ¿Puedo tomar un vaso con agua?...- preguntó Ráditz.
Vegeta se limitó a lanzarle una mirada a su hermano Kakaroto y éste se levantó de su silla como resorte y se dirigió a la alacena, de donde sacó un vaso de cristal adornado con finas líneas doradas... y después de llenarlo se lo entregó.
Ráditz le dió un par de sorbos y se dispuso a continuar, mientras Kakaroto volvía a su asiento y Vegeta lo contemplaba inmutable desde el suyo -
- ¡Fué la primera vez que la ví su majestad!... no comprendí del todo sus palabras en ese momento, ella suspiró y entonces me preguntó...
«¿Qué edad tienes?»
«Ocho ciclos planetarios...» le contesté.
Se quedó un breve momento en silencio, contemplándome detenidamente... ¡me sentí algo intimidado... ella tenía una intensa mirada!...
-«¡Cómo la de usted majestad!...» pensó Ráditz antes de continuar -
Me sonrió de nuevo, como aprobándome...
«No debes estar aquí... vuelve a tu habitación...» me dijo.
Asentí torpemente y tomé el camino de regreso, miré atrás antes de doblar la esquina... ella, aún me contemplaba... hizo un ligero asentimiento, después se dió la vuelta y se marchó.
Ella tenía razón... apenas unos instantes después de llegar a mi habitación, alguien abrió la puerta...
«¡Tu debes ser Ráditz si no me equivoco!...»
« ¡Si señor!...» le contesté al enorme sayayin de aspecto rudo que entró.
«¡Bien!... Mi nombre es Nappa... y mientras el futuro príncipe de Vegita-sei no sea capaz de darte órdenes, yo seré tu superior, a menos claro, que seas llamado por el rey Vegeta, en cuyo caso, cumplir su mandato se volverá tu prioridad... ¿tienes alguna duda?...»