¡Kakaroto lo besó!...
Y la forma en que lo besó era demandante... desesperada... y... ¡tan intensa!
Que Vegeta no pudo evitar que un gemido se le escapara; sus manos, se enredaron en el cabello de Kakaroto.... y él, lo jaló de una pierna, sentándolo frente a él, sin dejar de besarlo... acomodándose entre sus piernas.
¡Era excitante!... Kakaroto empezó a besar de forma lasciva su cuello, mientras sus manos se deslizaban por su espalda...
¡Se estremeció sin poder evitarlo!... ante el placer... ¡y ante el peligro!
Porque... si Kakaroto quisiera...
- Si me soltaras ahora... podrías deshacerte de mí Kakaroto...- susurró, al notar que sólo los fuertes brazos de Kakaroto impedían que cayera al vacío.
Gokú tembló levemente mientras lo estrechaba con fuerza... ¡como si temiera que eso pudiese suceder!
- Entonces... ¡no te soltaré jamás!... - le murmuró al oído estrechándolo entre sus brazos.
Vegeta sonrió levemente, sin que Kakaroto pudiese verlo... y se permitió confesarse a sí mismo que sí...
¡En los brazos de Kakaroto, se sentía seguro!
Le gustaba sentirse amado por ese impresionante sayayin, que sin darse cuenta... ¡había roto todos los esquemas en los que había creído siempre!
Las clases... ¡ya no significaban nada!
Siempre le había intrigado la manera en la que sus emociones, (¡esas que él siempre había considerado debilidades!) potenciaban su poder.
La forma innata en la que buscaba superarse... ¡a pesar de haber olvidado su origen!
Solo en este planeta... y aún así... ¡era el guerrero más impresionante que había conocido!
Kakaroto lo estrechó y dejó escapar un profundo suspiro, como si... ¿supiera lo que pensaba?
«No.. ¡es absurdo!... sólo... ha sido una casualidad...» se dijo a sí mismo Vegeta para tranquilizarse.
«¡Eso crees...» pensó Gokú, mientras lo besaba de nuevo.
¡Se besaron con intensidad!... sus cuerpos se estremecían de deseo, se manosearon con impúdica lascivia... y aún así... ¡no era suficiente!
-¿La mesa o la cama?... - preguntó de pronto Gokú, con la voz agitada, cuando hicieron una pausa para tomar aire.
-¿El sofá de la sala?... - preguntó Vegeta con una sonrisa maliciosa en el rostro.
- ¿E... es en serio?... - balbuceó Gokú sorprendido, al no esperarse esa respuesta.
Vegeta rió... con esa risa que sólo a él le permitía ver... ¡y que a él le encantaba contemplar!
- Me gustaría... pero sería una incómoda situación si a Ráditz se le ocurriera llegar de pronto...- dijo Vegeta cuando paró de reír, sus ojos se desviaron entonces a la cama que podía verse a través del cancel de cristal que daba al balcón.
-¿La cama entonces?...- preguntó Gokú.
Vegeta asintió... y él, usó su técnica.
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¡Ráditz estaba maravillado con éste extraño, pero increíble planeta!