Se besaban...
¡Se besaron intensamente!... sin importarles nada, sin acordarse del sayayin recién resucitado que los observaba desde su ventana...
El cual, por cierto, no pudo evitar soltar una risilla al verlos... "tan unidos"
Ráditz... ¡en verdad se alegró por su príncipe!...
¡Porque ahora era feliz!... porque sonreía como nunca lo había visto hacerlo, ¡porque había superado esa enfermiza obsesión que se había vuelto para él vengarse del lagarto!
Pero, al mismo tiempo... ¡sintió una profunda tristeza!
Porque sabía que su príncipe tendría muchas dudas, y seguramente esperaba respuestas... y... la verdad era... ¡que él no las tenía!
Lo único que tenía... eran malas noticias...
Pues él sólo sabía lo que todos en Vegita-sei decían...
Cuando un príncipe nacía, una vida se perdía.
Y como si eso no fuera lo suficientemente funesto...
¡Él lo había visto!...pues había conocido a la madre de Vegeta.
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Un ruido los interrumpió, haciendo que se separaran...
- Debe ser la comida...- murmuró Vegeta.
Gokú se limitó a suspirar mientras volvía a su estado base, prestó atención y escuchó el motor de una pequeña nave, seguramente descendiendo frente a la casa.
Vió a Vegeta levantarse y caminar dispuesto a rodear la vivienda.
-Puedo transportarnos a la sala...- sugirió mientras se ponía los dedos en la frente.
-¡No... yo... - dudó un momento en proseguir -me siento algo mareado después...- explicó Vegeta finalmente, algo apenado.
Gokú bajó su mano y forzó una sonrisa.
- Te sigo entonces...
Vegeta se dió la vuelta y siguió su camino...
Y mientras Gokú lo seguía... ¡no pudo evitar pensar en lo mucho que le asustaba perderlo!
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Después de recibir la comida y llevarla a la cocina, se hizo el silencio entre los dos sayayines, pues ambos sabían que lo que proseguía era llamar a Ráditz...
- Me portaré bien...- comentó Gokú con actitud resignada.
- Eso espero Kakaroto...- murmuró Vegeta, dibujando una leve sonrisa en su rostro - ahora vuelvo...- dijo para después salir de la cocina en busca de Ráditz.
«Eso espero... porque en este estado... ¡no podré con Kakaroto si se le echa encima a Ráditz!» pensó Vegeta algo preocupado mientras subía por las escaleras.
Gokú suspiró intentando calmarse, después de todo...¡seguramente el ki de Ráditz era el mismo que cuando murió!