Después de la experiencia en el yacusi, Vegeta no tardó mucho en caer dormido.
La luz de la luna entraba a través de las cortinas y cómo siempre, Gokú observaba a Vegeta con detenimiento.
Le gustaba cómo su cabello se desparramaba en la almohada, disfrutaba escuchar su suave respiración, se dió su tiempo para admirar los músculos de sus brazos, y su perfil...
Con su cabeza recargada en su mano, observaba al príncipe que se había vuelto de repente la persona más importante para él...pero no podía evitar preguntarse...
¿Por qué Vegeta no le confiaba nada de su vida?...
¿Era orgullo?... ¿era vergüenza?... ¿era dolor?
Suspiró frustrado, le dió un beso a Vegeta deseando que sus sueños fueran tranquilos... y se durmió.
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Gokú despertó al día siguiente, el lugar a su lado se encontraba vacío, olió el aroma a café que inundaba toda la casa...
«¡Esta vez no haré estupideces..» pensó mientras tenía la sensación de que la mañana se estaba pareciendo demasiado a la del día anterior.
Al bajar las escaleras le sorprendió oír que Vegeta hablaba con alguien... ¡así que prestó atención!
-¿Lo vez papá?... ¡La mejor calificación de toda la clase! - exclamó Trunks contento en el videófono, mostrándole a Vegeta su exámen.
-No esperaba menos de un hijo mío... - comentó Vegeta de manera casual, aunque sonrió orgulloso.
- Oye papá... ¿por qué preparas dos tazas de café? - preguntó Trunks al ver lo que hacía Vegeta.
- Porque Kakaroto y yo estuvimos entrenando y se quedó a dormir... - contestó Vegeta sin inmutarse.
Gokú no pudo evitar sonreír divertido al escuchar eso...
«¡Oh si.... entrenando...» se dijo Gokú... «¡me encanta entrenar así!»
- Oye Papá, yo... ehh... bueno quería preguntarte... ¿puedo visitarte los sábados?... ¡será genial!... ¡entrenaremos y pasaremos juntos todo el día!... ¿no crees que es genial papá?
- Si, es buena idea... - contestó Vegeta.
Una sonrisa enorme iluminó el rostro de Trunks.
-¡Genial!... me comunico después...¡debo ir a la escuela! - dijo el pequeño sayayin cortando la comunicación.
Gokú se quedó estático en su lugar, hasta que escuchó la voz de Vegeta...
-¡Kakaroto!... ya puedes dejar de esconderte, sé que estás ahí...
