Yovana Montecarlo
Me acomodo en el asiento del auto. Cierro las manos en forma de puños y froto mis ojos. Miro el cartel, aún queda un poquito. Vuelvo a cerrar los ojos y me quedo dormida. Rato después noto como mi padre me zarandea y me despierto.
-Venga Yovana, ¿no que querías ver a tu hermana? -Asiento y el ríe. -Pues vamos.
-¿Ya estamos en casa? -Miro todo a mi alrededor y sonrío con nostalgia.
-Sí, ya estamos en casa. -Esto ultimo lo dice en un susurro.
-¡Al fin! Muero por abrazar a mi hermana. -Río y desconecto los cascos del móvil.
-Bien, llegó la hora. -Conduce por una zona distinta.
-No recuerdo este camino, ¿se mudaron de casa? -Él asiente y para frente a una enorme casa. -Hubo un incendio que arrasó con todo, ahora vivirás aquí.
Paramos frente a una enorme puerta. Papá le dice nuestros nombres al portero y nos aabre el portón. Estaciona el auto frente a la enorme casa y bajamos del auto. Abro los ojos de par en par al ver el lugar en el que voy ha vivir. Mis padres tiene dinero, no lo voy a negar, pero tampoco me gusta presumirlo. Luego no sabes si la gente está contigo por que quiere o por que les interesa.
-Papá, pero esto es enorme. -Asiente y saca mis maletas del maletero.
-Así es. Todo un castillo, para mis princesas. -Lo abrazo y llama al timbre.
-¡Nana! -Grito abrazando a la mujer que acaba de abrir la puerta. -Te extrañé.
-¡Mi dios santo! -Se lleva las manos a la cara. -No lo puedo creer, ¿eres tú?
-Claro que soy yo Nana. -Río y mi padre entra.
-Señor. -Saluda a mi padre. -Pasad.
-¿Mi madre y mi hermana? -Pregunto ansiosa y mi padre me abraza.
-Tu hermana estará al llegar, salió y aún no ha vuelta pero llamó y dijo que estaba de camino. -Asentimos y vamos al salón.
-Yovana, hija mía. -Me giro llevándome las manos a la boca. -Mi pequeña.
-Mamá. -Corro hacia ella. -Mami.
-Mi niña, que grande estás. -Río y besa mi cabeza. -Estás preciosa.
-¿Dónde está? -Gritan desde la entrada y todos reímos. -Ay dios que llego tarde, huy que me mato. -Entra en el salón.
Abro los ojos de par en par. No puedo creer que después varios años la tenga frente a mi. Ella se lleva las manos a la boca igual que yo y ambas corremos la una hacia la otra. Ambas lloramos abrazadas en mitad del salón.
Después de varios minutos nos separamos. Miramos a nuestros padres, es extraño verlos juntos, pero nos hacen sentir bien. Como si volviésemos a ser una familia, ellos nos abrazan. Una abrazo de cuatro, un abrazo de familia.
-Señora. -Viene una empleada. -La cena ya está lista, pueden pasar al comedor cuando gusten.
-Sí. -Zaira ríe y da pequeños saltos de alegría. -Quiero decir, que sí, tengo hambre.
-Eso no hace falta que lo jures hermanita. -Reímos y la abrazo de nuevo.
-Vayan sirviendo la cena. -La empleada asiente y se marcha del salón.
-¿Bueno, entonces a cenar se ha dicho no? -Río por el comentario de mi padre.
La cena pasa rápida, debido a que hablamos de todo un poco. Zaira y yo aplaudimos cuando traen el postre, una tarta de chocolate, nuestra favorita. Nana nos sonríe y continuamos hablando.
-Papá, ¿te quedarás unos días con nosotras? -Pregunta mi hermana.
-No se si pueda cariño, antes tengo que hacer unas llamadas pero después te digo. -Ella asiente y comienza ha comer.
-Si quieres puedes quedarte aquí, en la casa. -Zaira y yo nos miramos, luego a ella. -Es grande y hay muchas habitaciones.
-Gracias por el ofrecimiento, pero no quiero incomodar. Pasaré la noche en un hotel. -Ella asiente y llaman a papá. -Perdón, debo cogerlo. Ahora vuelvo. -Se levanta y sale del comedor.
-Bueno cariño y cuéntanos. ¿Todo bien por Barcelona? -Asiente y dejo la cuchara.
-Sí, Barcelona es un ciudad muy hermosa. Pero os he extrañado mucho. -Abrazo a mi hermana y me levanto para hacer lo mismo con mi madre.
Vamos al salón. Mamá esta sentada en el sofá, nosotras ambos lados. Papá entra y sonríe al vernos así. Mi madre se levanta y lo abraza. Miro a mi hermana, esa mirada de cómplices. Ambas deseamos que vuelvan ha estar juntos.
-Esto promete. -Susurramos ambas al unísono y sonreímos.
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Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©
Teen FictionYovana es una adolescente de dieciséis años, alegre y muy risueña. Sus padres se divorciaron hace unos años y ella se fue con su padre a Barcelona, mientras que su hermana gemela; Zaira, se quedó en Sevilla con su madre. Antes de marcharse a Barcel...