Capítulo-65: "Tengo miedo"

80 6 0
                                    

DANIEL OVIEDO

Beso su cabeza y la abrazo con fuerza. Ella llora sentada sobre mis piernas y alza la cabeza. La miro y un nudo se forma en mi estómago al ver sus ojos llenos de lágrimas.

-Te prometo que no te dejaré sola en ningún momento.

-Tengo mucho miedo. Solo de pensar que los voy a tener delante me pone mal. –Agarro su barbilla.

-Mientras estés conmigo nadie te hará daño, te lo juro. –Beso su frente.

-Te quiero.

-Pero yo mucho más.

Besa su mejilla y le hago cosquillas.
Ella ríe y la tumbo en el césped. Sigue riendo y salta sobre mi. Trata de hacerme cosquillas pero me tumbo y la siento sobre mi.

-¿Te gustó la ropa que compramos para el bebé?

-Me encantó todo. Aunque por el momento seguiremos comprando ropa unisex. –Ríe.

-No veo la hora de que nazca.

-Quedan 8 meses. –Agarro sus manos.
-¿Te vas a volver loca con el chocolate?

-Durante el embargo tendré antojos, como toda mujer. El chocolate de por sí ya me encanta, asique con el embrazo mucho más.

-Entonces me aseguraré de que no te falte nada. –Besa mi nariz.

-Te amo. –Besa mi mejilla.

Agarro su cintura y me siento. Ella sigue sobre mi y enrolla sus brazos en mi cuello. Pego mi frente a la suya y ríe. Le doy vários picos y ella ríe de nuevo. Apesar de todo lo que hemos vivido se sigue poniendo colorada cuando la beso o le digo algo bonito. Muerdo su labio y tiro de el suavemente. Lo suelto y ella hace lo mismo con el mío. Sonríe y besa mis labios. Aprieto su trasero y nuestras caderas se juntan.

-Dani, estamos en mitad del parque.

-Esta vacío y con tantos árboles no se ve nada. Mira que me debes lo de la fogata. –Recuerdo

-Yo no tuve la culpa. –Se excusa.

-Pero si eres la culpable de que sea quien soy ahora.

-¿Y quién eres?

-Soy un idiota que desea verte todas las mañanas nada más abrir los ojos. Un loco que está enamorado de ti y que no le importaría hacer cualquier estupidez con tal de hacerte reír.

Sus mejillas se tornan de un color rosado y ríe tímida. Esconde su cara en mi cuello y la abrazo. Besa mi cuello y cuando aprieto su trasero me da un mordisquito.

-Es casi la hora de cenar.

-Será mejor que regresemos. No queremos que tus padres se preocupen.

-Saben que estoy contigo. Además Samuel y los de seguridad están cerca.

-De todos modos volvamos, ya es de noche. –Asiente.

Salimos del parque y Samuel nos espera junto al auto. Al llegar a su casa entramos y un rato después me despido de sus padres y de ella. Subo a la moto y conduzco hasta la casa de Calum. Llamo al timbre y un rubio sin camiseta y con el mando de la play me abre la puerta. Voy al salón y allí estan todos, incluido mi gemelo.

-¿Tu no estabas con Zaira?

-Si pero las chicas fueron a buscarla, tenían que hablar de no se que cosa.

-Entonces nosotros lo raptamos y aquí estámos. –Me siento y miro al rubio.

-¿Lleváis toda la tarde jugando?

-Que va, hace un rato que nos pusimos. -Contesta Cameron mirando la pantalla.

-Estábamos hablando de ir el finde semana a cenar y luego a una discoteca ¿te apuntas? -Cuenta Jordan.

-¿Solo nosotros? –Se miran entre si.

-¿Si no? O también podemos decirles a las chicas. -Sonríe Tyler.

-¡Si! Digo por mi esta bién. –Ríe.

Llegada la media noche Jesús y yo salimos de la casa y subimos cada uno a su moto. Cameron se quedará a dormir asique llevo a Tyler a su casa y mi hermano a Jordan. Llegamos a la misma vez y entramos. Voy directo a la cocina y agarro un helado del congelador.

-Ahora si desembucha. ¿Cómo va el asunto con Zaira? –Lo miro y suspira.

-Si te soy sincero no lo sé.

-¿Cómo que no lo sabes?

-Un día estámos bien y al otro mal. Hoy me dice que me ama y mañana que me odia. Somos como el perro y el gato, todo el día haciendo rabiar al otro. Lo que me da rabia es que siempre soy yo el que va detrás de ella y estoy empezando a cansarme.

-¿Por qué no hablas con ella y le explicas como te sientes? Sois novios y en una pareja una de la cosas fundamentales ed la comunicación.

-Porque tengo miedo.

-¿Miedo de que?

-Tal vez para ella esto solo sea un pasatiempo. Yo no digo que no me quiera, pero tal vez no lo hace con la misma intensidad con la que yo lo hago. –Me siento.

-¿Que diablos estas diciendo?

-Que estoy enamorado de ella.

Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora