YOVANA MONTECARLO
Trato de retener las lágrimas, no pienso llorar frente a el. Le pido a mi padre que nos deje solos y besa mi frente. Antes de salir mira a Daniel y se marcha. El trata de acercarse pero no se lo permito.
-Tienes cinco minutos.
-Te juro que todo tiene una explicación. No pensaba irme con ella. Todo era un montaje.
-Cuatro minutos.
-Tienes que creerme. Lo hice por ti, no tenía otra opción. Tu vida y la del bebé eran lo primero.
-Tres minutos.
-Tienes que creerme. Te amo y te lo he demostrado. Jamás te dejaría sola, tu y los niños sois mi familia, sois lo más importante para mi.
-Dos minutos.
-Tenía que salvarte como sea, no iba a dejarte morir. Sin ti mi vida no tendría sentido. Tienes que creerme, te estoy diciendo la verdad.
-Te queda un minuto.
-No quería perderte. Ella era la única que podía donarte la sangre que necesitabas, no había otra opción.
-Se acabó el tiempo. Sal de aquí no quiero verte.
-Pequeña. –Niego.
-Pequeña nada, sal de aquí. Te dije cinco minutos y ya van seis.
El asiente y con las manos en los bolsillos me mira. Tiene los ojos aguados, en cualquier momento explotará y si lo veo llorar todo se irá a la basura. Muerde su labio y con los ojos cerrados suspira. Agarra el pomo de la puerta y la abre, pero la cierra de inmediato.
-¿Acaso estás sordo? Te he dicho que te vayas. No quiero verte.
-Deberías saber que cuando quiero algo no paro hasta conseguirlo.
-Siento decirte que esta vez no será así, no pienso dar mi brazo a torcer. Vete o llamo a seguridad.
-Azlo. –Ríe y se apoya en la pared.
-¿Qué? –Me bajo de la cama.
-Puedes llamar a los de seguridad, a tu padre, al presidente y a quien te de la gana pero de aquí no me muevo, muñeca. –Muerde su labio.
Será estúpido, lo esta haciendo a propósito. Es un maldito chulo, prepotente, creído y odioso. Tiene que salir ya o no aguantaré más y me tiraré a sus brazos. Pese al dolor que me recorre el cuerpo sigo en pie y lo señalo.
-Sal, ahora mismo.
-¿Acaso no te han dicho que señalar es de mala educación? –Ríe.
-Estúpido, chulo, prepotente, simio creído, lo tienes todo.
-Controla esa boquita o te voy a tener que enseñar a respetar.
-¡Te odio! –Agarra mi muñeca.
-Ahora me odias pero hace unas semanas te volvías loca con mis besos y mis caricias. –Agarra mi cintura y pega su cadera con la mía.
-Sueltame o te juro que grito.
-¿Tal y como haces cada vez que te hago mía? ¿Gritarás de la misma manera que lo haces cuando te hago el amor? –Mumurmura sobre mis labios.
-Callate. –Roza su nariz con la mía.
-¿Acaso estoy mintiendo? No puedes negarlo, tu cara, tus gestos y tu cuerpo me estan diciendo lo contrario, pero los que verdaderamente te delatan son tus ojos.
-¿Y qué te están diciendo mis ojos?
-Que te bese, que tome tu cuerpo y te haga el amor tan fuerte que no puedas olvidarte de mi nunca.
-Hazlo y tu entre pierna y mi rodilla van a tener un bonito encuentro.
-No me importa.
-Estás jugando con fuego, Daniel.
-Lo sé, pero me da igual quemarme si es contigo. –Roza sus labios con los míos.
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Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©
Teen FictionYovana es una adolescente de dieciséis años, alegre y muy risueña. Sus padres se divorciaron hace unos años y ella se fue con su padre a Barcelona, mientras que su hermana gemela; Zaira, se quedó en Sevilla con su madre. Antes de marcharse a Barcel...