Capítulo-90: "Estás jugando con fuego"

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YOVANA MONTECARLO

Trato de retener las lágrimas, no pienso llorar frente a el. Le pido a mi padre que nos deje solos y besa mi frente. Antes de salir mira a Daniel y se marcha. El trata de acercarse pero no se lo permito.

-Tienes cinco minutos.

-Te juro que todo tiene una explicación. No pensaba irme con ella. Todo era un montaje.

-Cuatro minutos.

-Tienes que creerme. Lo hice por ti, no tenía otra opción. Tu vida y la del bebé eran lo primero.

-Tres minutos.

-Tienes que creerme. Te amo y te lo he demostrado. Jamás te dejaría sola, tu y los niños sois mi familia, sois lo más importante para mi.

-Dos minutos.

-Tenía que salvarte como sea, no iba a dejarte morir. Sin ti mi vida no tendría sentido. Tienes que creerme, te estoy diciendo la verdad.

-Te queda un minuto.

-No quería perderte. Ella era la única que podía donarte la sangre que necesitabas, no había otra opción.

-Se acabó el tiempo. Sal de aquí no quiero verte.

-Pequeña. –Niego.

-Pequeña nada, sal de aquí. Te dije cinco minutos y ya van seis.

El asiente y con las manos en los bolsillos me mira. Tiene los ojos aguados, en cualquier momento explotará y si lo veo llorar todo se irá a la basura. Muerde su labio y con los ojos cerrados suspira. Agarra el pomo de la puerta y la abre, pero la cierra de inmediato.

-¿Acaso estás sordo? Te he dicho que te vayas. No quiero verte.

-Deberías saber que cuando quiero algo no paro hasta conseguirlo.

-Siento decirte que esta vez no será así, no pienso dar mi brazo a torcer. Vete o llamo a seguridad.

-Azlo. –Ríe y se apoya en la pared.

-¿Qué? –Me bajo de la cama.

-Puedes llamar a los de seguridad, a tu padre, al presidente y a quien te de la gana pero de aquí no me muevo, muñeca. –Muerde su labio.

Será estúpido, lo esta haciendo a propósito. Es un maldito chulo, prepotente, creído y odioso. Tiene que salir ya o no aguantaré más y me tiraré a sus brazos. Pese al dolor que me recorre el cuerpo sigo en pie y lo señalo.

-Sal, ahora mismo.

-¿Acaso no te han dicho que señalar es de mala educación? –Ríe.

-Estúpido, chulo, prepotente, simio  creído, lo tienes todo.

-Controla esa boquita o te voy a tener que enseñar a respetar.

-¡Te odio! –Agarra mi muñeca.

-Ahora me odias pero hace unas semanas te volvías loca con mis besos y mis caricias. –Agarra mi cintura y pega su cadera con la mía.

-Sueltame o te juro que grito.

-¿Tal y como haces cada vez que te hago mía? ¿Gritarás de la misma manera que lo haces cuando te hago el amor? –Mumurmura sobre mis labios.

-Callate. –Roza su nariz con la mía.

-¿Acaso estoy mintiendo? No puedes negarlo, tu cara, tus gestos y tu cuerpo me estan diciendo lo contrario, pero los que verdaderamente te delatan son tus ojos.

-¿Y qué te están diciendo mis ojos?

-Que te bese, que tome tu cuerpo y te haga el amor tan fuerte que no puedas olvidarte de mi nunca.

-Hazlo y tu entre pierna y mi rodilla van a tener un bonito encuentro.

-No me importa.

-Estás jugando con fuego, Daniel.

-Lo sé, pero me da igual quemarme si es contigo. –Roza sus labios con los míos.

Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora