Capítulo-14: "Lo siento"

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DANIEL OVIEDO

Llegamos al parque, ese donde pasamos las tardes desde que tenemos memoria, y vamos directos hacia la cancha. Vemos anuestros amigos sentados en la pista, con el balón en el centro. Saludamos a todos y tras hacer equipos nos ponemos en posición para jugar un pequeño partido. Caudno golpeo el balón, sale por encima de la verja que rodea la cancha y se pierde tras los árboles, que dan a la terraza de una cafetería. Escuchamos unos gritos y trago saliva, confienso aue estoy cagado. Tengo el presentimiento de que acabará muy mal.

-Hermano, creo estas en problemas. -Alzo una ceja y todos asienten.

-Cobardes. -Reprocho y salvo de la cancha.

-Imbécil. -Susurra Sergio por lo bajo, aunque yo logro escucharlo.

-Suerte, igual le diste a una chica linda y te pasa su número. -Niego por el comentario de Calum y salgo de la cancha.

La cancha esta en una zona del parque, y justo al lado está la terraza de una cafetería. Camino hacia el lugar donde fue a parar el balón y veo a un grupo de chicas, una de ellas lleva una blusa blanca. Diós, no puede ser. Cuando me acerco a ellas la castaña se levanta, hecha una completa furia y un nudo se forma en mi garganta.

-Lo siento. -Me disculpo y ella bufa cruzada de brazos.

-¿Fuiste tu? -Grita y me tapo los oídos.

-¡No chilles! Diós, me dejarás sin oídos. -Río y ella alza la mano para golpearme pero la agarro del brazo.

-¡Sueltame, estúpido! -Niego y ella suelta un bufido.

-Daniel, suéltala. No te lo diré dos veces. -Interviene su hermana con el rostro serio.

-¿Y si no lo hago qué? -La enfrento y suelto el brazo de su gemela.

Zaira me mira mal, muy mal. ¿Cómo hemos llegado ha este punto? En sus ojos ya no hay brillo, no hay ilusión. Ya no queda nada bueno, al menos nada que tenga que ver conmigo. Sus amigas permanecen calladas y entran a la cafetería llevándose a Zaira, a la fuerza, ya que no quiere irse. Yovana camina hacia el lado contrario, tratando de marcharse, pero la agarro del brazo haciendo que choque con mi pecho.

-¡Suéltame! -Niego y trata de zafarse de mi agarre.

-¡No! La verdad es que tengo otros planes en mente. -Sonrío de manera pervertida y ella se pone roja.

-¡Qué me sueltes! -Niego y doy un paso hacia delante.

-¿Sabes? Así enojada te ves muy fea. -Río y ella resopla.

-¡Te detesto! -Agarro su cadera pegándola a la mía.

-Mentirosa, ambos sabemos que me deseas tanto como yo a ti y no lo niegues. -Susurro en su oído.

Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora