DANIEL OVIEDO
El Doctor me termina de revisar y sale fuera. Minutos después entra junto a un matrimonio y el chico de antes. Los cuatro me miran, pero no digo nada. El castaño se acerca a mi y me da un espejo. Miro mi reflejo en el y después miro al chico, somos idénticos.
-Soy tu hermano gemelo, Jesús.
-¿Y ellos quienes son? –Miro a la pareja.
-Son Eva y Juan Carlos, nuestros padres. -Sonríe
-Lo mejor será dejarlos solos así Jesús podrá explicarle todo. -Sugiere.
Los tres salen y le hago mil preguntas. Me cuenta sobre mis "padres" y nuestros amigos. También que estamos en un equipo de fútbol y que soy el capitán. El muy amable me las responde todas hasta que menciono a las chicas que entraron con el. De pronto se tensa y se pone en pie. Frunzo el ceño y me siento.
-Las chicas con las que entré son Zaira y Yovana Montecarlo.
-¿Montecarlo? –Asiente.
-Después te las presentaré.
-¿Qué hacían ellas aquí? ¿Y por qué una llevaba la ropa del hospital?
-Cuando me avisaron de tu accidente estaba con ellas. Yovana se desmayó y tuvieron que inyectarla, es la que llevaba el pijama.
-¿Es tu novia o tienes algo con ella?
-¿Sabes que? Mejor las llamo y así te las presento. -Asiento y el sale.
Vuelve pero solo con una de ellas, la que lleva topa de calle. Me la presenta como Zaira Montecarlo y algo dentro de mi se mueve. Jesús nos deja solos y se sienta en una silla, a mi lado.
-¿Sois novios? –Ríe y niega.
-No exactamente, es complicado.
-Siempre es complicado. Por cierto quería disculparme por lo de antes.
-No te preocupes, es normal.
-¿Nos conocemos hace mucho? –Asiente.
-De toda la vida. Nos hemos criado juntos. Vivimos en la misma zona y vamos al mismo instituto. También estamos en la misma clase y en el mismo grupo de amigos.
-Increíble, son muchas cosas en común.
-Y alguna más que falta. –Susurra.
Hablamos durante un largo rato. Es una niña muy linda y si de verdad le gusta Jesús acabará con el. Paso horas hablando con cada uno de ellos, pero mi cabeza sigue pensado en la morena de ojos claros que lloraba cuando desperté. El sol se pone y cuando una enfermera me trae el desayuno, le pregunto por ella y me dice que esta en la habitación 023.
-Buenos días. –Cierra la puerta y se acerca a la cama
-Buenos días. –Saludo.
-¿Cómo te sientes? --Pregunta a los pies de la cama.
-Mejor, aunque no pude dormir.
-Hace unas horas que tuviste el accidente. Te atendieron, hablaste con nosotros, es normal.
-Me refiero a otra cosa, tuve un sueño muy extraño. Estábamos en un club creo, lleno de gente muy elegante. Y en el jardín había mucha chicas entre ellas Zaira y su hermana, que llevaba un mono rojo.
-¿Soñaste algo mas? -Pregunta con la voz cogida.
-Quise besarla a la fuerza. ¿Eso sucedió en algún momento? Tal vez fue un recuerdo.
-No lo se. Yo no recuerdo nada de eso, no se que decirte. Yovana y tu solo sois amigos.
Rato después Jesús sale y me bajo de la cama. Salgo y camino por los pasillos hasta dar con su habitación. Entro con sigilo y me acerco hasta su cama. Su rostro es relajado y angelical, se ve muy hermosa. Ella abre los ojos y sonríe al verme allí. Trato de irme pero agarra mi brazo y la miro. Esta tratando de no llorar.
-Prometiste no dejarme sola ¿lo recuerdas? Me dijiste que lo intentaríamos. Que querías estar seguro antes de volver ha enamorarte.
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Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©
Teen FictionYovana es una adolescente de dieciséis años, alegre y muy risueña. Sus padres se divorciaron hace unos años y ella se fue con su padre a Barcelona, mientras que su hermana gemela; Zaira, se quedó en Sevilla con su madre. Antes de marcharse a Barcel...